Ofelia Taitelbaum pasó de ser la bruja mala de los derechos humanos en Costa Rica a el hada madrina de los desprotegidos. Ella misma se define como la bruja malvada, que hace el bien.
Ahora pretende continuar su gestión en la Defensoría; sin embargo, es consciente de lo difícil que será tener el apoyo de los diputados contrarios a la fecundación in vitro y a los derechos para las parejas homosexuales.
¿Qué cambió en estos tres años en la Defensoría? Usted pasó de ser la bruja a ser el hada madrina de los desprotegidos.
El trabajo hizo que la gente se diera cuenta de que uno tiene una misión: la defensa de los habitantes. Había gente que pensaba que porque uno venía de un partido, y tenía amistad con cierta gente (Óscar Arias, entre ellos), se iba a hacer el loco, o no iba a actuar con la transparencia y la honestidad requeridas. Fue un error de percepción, y con el tiempo, se dieron cuenta de que eso no era así.
¿Cuáles son los sectores que necesitan más protección de la Defensoría?
Los adultos mayores, que sufren maltrato todos los días. En cuanto a las pensiones, el Estado no está siendo sincero. También los indígenas, que no han tenido solución a sus problemas. Además, hay mucho racismo.
¿Cómo es su relación con Óscar Arias y Laura Chinchilla?
Soy muy amiga de don Óscar Arias, pero eso nada tiene que ver con mis funciones como defensora. Es que yo no me dejo manipular por nadie. Con doña Laura tengo una relación no muy cercana. La aprecio y le reconozco sus virtudes y defectos.
¿Qué le pasó al Gobierno para llegar a la situación actual?
Fue perdiendo el caudal político, el apoyo. Creo, sinceramente, que a ella (Laura Chinchilla) se le juzga más severamente por ser mujer.
¿Por qué quiere seguir en la Defensoría de los Habitantes?
Porque la labor que se hace aquí lo llena a uno de entusiasmo. Porque se ha caminado bien interna y externamente. Una labor de cuatro años es muy cortita.
¿Cómo logrará el apoyo de los diputados? Muchos le cobran sus posiciones sobre algunos temas.
Me costó un poquillo que los diputados entendieran mi labor.
¿Por qué los habitantes han perdido la fe en los políticos?
La clase política, por alguna razón, está siendo juzgada severamente por una cosa que es importante, como es la falta de transparencia, en general. La gente quiere que haya más transparencia. A veces, hay gente que dice una cosa, pero están pensando exactamente lo contrario, y eso es muy fregado.
Su figura puede interesarle a algún candidato presidencial, pero usted afirma que quiere continuar en la Defensoría...
Mi meta es quedarme aquí y, si no me eligen, me voy para la casa tranquila. No veo en mi futuro otra cosa que no sea quedarme aquí. Mi esposo me respalda, y las que sí reclaman, son mis hijas.