El diputado del PAC, Ottón Solís, dice estar seguro de que el gobierno de Luis Guillermo Solís hizo la "pantomima" de apoyar el proyecto de empleo público "hablando por debajo con los sindicatos" para traérselo abajo posteriormente.
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Declara estar convencido de ello porque "los diputados más cercanos al gobierno, los que no mueven un dedo si Luis Guillermo no se lo ordena o se lo autoriza, estaban bajándole el piso ferozmente" al plan que limitaría los pluses salariales en el sector público.
Y terminó de confirmarlo, agrega, cuando esos legisladores levantaron una carta con 22 firmas de diputados oponiéndose al proyecto, que le serviría a Zapote para alegar que el plan no tenía viabilidad política.
El desenlace se produjo el jueves: el gobierno desconvocó el plan de empleo público y, a la vez, renunció a sus proyectos originales de aumentos de impuestos, aunque el presidente había advertido de que la próxima administración podría heredar un déficit de más del 10% del PIB (hoy es 5,2%), lo que "significará violencia", si el Estado no recibía nuevos ingresos.
Según Ottón Solís, el gobierno y las personas cercanas al presidente en realidad nunca creyeron en la necesidad de paliar el déficit fiscal y la prueba de ello es el incremento del presupuesto en el 2015.
La clave, agregó, está en esto: "Cuando las cifras fiscales revelan que aun sin impuestos y sin empleo público, podrían salir aunque sea una décima inferior de déficit que el de Laura (Chinchilla), entonces el gobierno va a poder decir 'a pesar de que no me aprobaron impuestos ni nada, entrego un déficit fiscal inferior', entonces el gobierno pierde interés (en la reforma de impuestos)".
Sin reforma tributaria y sin reforma al empleo público, así vaticina el fundador del PAC el futuro: "Vamos a estar trabajando en Costa Rica pagando impuestos, los empresarios, los trabajadores, para pagar intereses y para pagar remuneraciones y va a quedar menos plata para la política social, para la política de infraestructura, para el desarrollo del país".
– Si la Contraloría dijo que el plan no ayudaba a paliar el déficit fiscal y el gobierno se sentó en decir que, más bien, aumentaría el gasto, ¿cuál era la importancia de esa reforma?
– Es que la Contraloría tiene un error y la opinión pública, la prensa, tomó una información que no era relevante. El error de la Contraloría es creer que esto fue concebido para que dé resultados ya. Se trata de una reforma estructural, principalmente para nuevos empleados; entonces, los impactos se sentirán en el tanto se pensione gente, se deba contratar nuevos empleados y ahí ya no disfrutarán de los pluses. Entonces, hay que hacer un estudio actuarial para ver las edades de los empleados del sector público y programar cómo se van a ir retirando y de esa manera llegar a conocer el impacto real, porque se trata de un cambio estructural, no de un cambio de caja chica.
"Y el otro error es cómo la prensa no captó, y los diputados y el gobierno se montaron en eso, algo que la contralora acepta: que el plan tiene un impacto de más de un 1,05% del PIB (más de ¢280.000 millones), pero sobre todo en los entes descentralizados, que no están en la ley de Presupuesto que genera el déficit fiscal. Pero sí significa reducir los incrementos en las remuneraciones que hace apenas, 7 años, eran el 13% del PIB y ya van pasando del 18% del PLN. Ponerle un límite a esa curva, aplanarla un poquito es importante. Eso le permitirá a las instituciones cobrar menos por las tarifas de los servicios públicos, abaratar los costos de administrar el IVM, por ejemplo, y vamos a tener una situación más beneficiosa. ¿Quién ha dicho que esto era para arreglar las finanzas públicas? Los sindicatos y lo hicieron a propósito, que algunos creíamos que con eso se arreglaban las finanzas públicas. Yo no sé quién ha dicho eso. Yo no.
– ¿Usted, como diputado de gobierno, fue informado por el gobierno de que se iba a convocar el proyecto?
Algunos presionamos por que se convocara a sesiones extraordinarias el proyecto en diciembre y, para nuestra sorpresa, no se convocó después de que el gobierno había dicho que estaba de acuerdo.
– Luego, el gobierno lo convoca y me parece que usted le da el apoyo al gobierno en cierto momento...
– Total, yo apoyo totalmente la ruta de lo que falta en normativa fiscal: remuneraciones, renta, IVA y regla fiscal. Yo estaba a la par del gobierno cuando yo creía que..., cuando el gobierno decía que estaba de acuerdo con eso, yo me sentía muy confortable.
– ¿Usted dice que creía que el gobierno apoyaba empleo público porque se lo dijeron o porque lo intuía?
– Lo dijo. Dos veces. En la fracción le pregunté yo al ministro de la Presidencia y al ministro de Hacienda una, porque yo sentía vaguedad a lo largo de los meses del año pasado. Entonces, dos veces les pregunté y dijeron que sí estaban de acuerdo. Como resultado de eso, escribí felicitando al gobierno en mi Facebook y un artículo en el periódico La Nación, que la primera frase es 'apoyo el proyecto de empleo público elaborado por Sandra Piszk y convocado por el gobierno'. Nunca el gobierno aclaró que no era así y dos veces, en fracción, las autoridades más altas del gobierno en esta materia nos dijeron que estaban de acuerdo.
– Después, el gobierno se lo anuncia a los sindicatos, los sindicatos amenazan con huelga. Luego, el gobierno torpedea el proyecto y anuncia un contrarremate para desmentir a la contralora, sobre el ahorro en las descentralizadas, y finalmente desconvoca el proyecto sin proponer otra alternativa. ¿Cuál es su lectura?
– Como le digo, desde un inicio yo tenía dudas porque los diputados más cercanos al gobierno, los que no mueven un dedo si Luis Guillermo no se los ordena o se los autoriza, estaban bajándole el piso ferozmente. Yo dije '¿qué es esto, es esto compadre hablado o qué es lo que pasa aquí?'. Entonces, entré un poquito en pánico y luego me llega el rumor de que estaban preparando una carta planeada entre Luis Guillermo (Solís), Víctor Morales Zapata y Henry Mora para que la fracción y otros diputados le pidieran al gobierno que retirara el proyecto y le permitiera al gobierno decir 'esto no tiene viabilidad y entonces vamos a retirarlo'. Y el mismo gobierno fue a la Comisión de Sociales a desacreditar el proyecto que había convocado. Y se comprobó todo, que era cierto lo de la carta.
– ¿En su lectura, considera que hubo un compadre hablado?
– Yo creo que hubo un compadre hablado. El gobierno convocó eso, pero le dio poder de veto al sindicalismo y a los amigos del sindicalismo en la Asamblea Legislativa, a los incondicionales, y creo que fue un compadre hablado. Se convocó sin estar convencidos porque, si no, esos diputados que no mueven un dedo si el gobierno no se los autoriza, fueron los que le hicieron la peor campaña al proyecto. Curiosamente, yo que me sentí aquí totalmente al lado del gobierno en agenda fiscal y en empleo público y que eran otros los que se estaban oponiendo, termino ahora estando en la posición del gobierno y lamentándolo.
– Usted dice que se le dio poder de veto a los sindicatos, pero si la voluntad del gobierno realmente nunca fue la de apoyar empleo público, en realidad el veto es del gobierno.
– Sí, pero creo que era porque los sindicatos no querían, porque Albino Vargas no quería esto. Entonces, creo que el gobierno lo mandó para que ante ciertos sectores, como La Nación, para evitar que La Nación les hiciera un editorial fuerte porque no le entraban al tema del déficit fiscal, fue que hicieron la pantomima de querer empleo público y de querer impuestos. Fue por eso que lo hicieron, pero por debajo hablando con los sindicatos y dándoles ese poder de veto.
– ¿Hubo cálculo electoral de parte del gobierno?
– De parte del gobierno y de la oposición. Hay políticos que no quieren perder en las primarias de sus partidos votos de sus parientes o de empleados públicos, pero no se atreven a decir que están en contra de empleo público porque pierden el financiamiento del capital y pierden el apoyo de La Nación también.
– ¿En el caso de Liberación como lo evalúa?
– Antonio Álvarez nunca quiso este proyecto.
– En reforma tributaria, el gobierno cede al 70% de los ingresos a los que aspiraba...
– El gobierno tuvo el 90% del tiempo desde la campaña y hasta ahora siempre estuvo en contra de impuestos. Hubo un 10% en el que quiso impuestos sinceramente, pero el gobierno y la gente más cercana a Luis Guillermo nunca han creído en que aquí hace falta una reforma tributaria y en reducir el gasto. Por eso, el enorme presupuesto del primer año y el cuento en campaña de que no más impuestos y después que dos años... Hubo un momento en el que sí estuvieron de acuerdo, fue cuando el presidente dijo que es de vida o muerte.
– Entonces, ¿para qué dijo que iba a haber violencia, que el próximo gobierno heredería un déficit del 10%?
– Después habló de impuestos pero, cuando las cifras fiscales revelan que aun sin impuestos y sin empleo público podrían salir aunque sea una décima inferior de déficit que el de Laura (Chinchilla), entonces el gobierno va a poder decir 'a pesar de que no me aprobaron impuestos ni nada, entrego un déficit fiscal inferior', entonces el gobierno pierde interés. Ahí hay un mérito del gobierno de mejorar el cobro de impuestos y de reducir el gasto en algunos rubros, pero también el crecimiento económico le ha beneficiado y eso permite más recaudación. Pero el grupo cercano a Luis Guillermo nunca ha creído que aquí faltan impuestos. Pero hay que saber que, en el periodo de este gobierno, se ha incrementado en diez puntos porcentuales la deuda interna. O sea, es un incremento del 29% en la deuda interna en cuanto a porcentaje del PIB.
"Por más que el déficit no haya explotado, cada vez pagamos más intereses, eso va creciendo exponencialmente y las remuneraciones también: antes del 2008 se mantenían en 13% del PIB y ya van por más del 18%. Remuneraciones e intereses explotan, porque ese déficit sigue siendo elevado y hay que financiarlo y hay gente cercana al gobierno que nunca ha creído que aquí hay que hacer algo, que creen que todo está bien, esa es la realidad".
– Si esto sigue así, sin reformas en impuestos ni en empleo público, en tres, cuatro años, ¿cuál va a ser el efecto para la población?
– Vamos a estar trabajando en Costa Rica pagando impuestos, los empresarios, los trabajadores, para pagar intereses y para pagar remuneraciones y va a quedar menos plata para la política social, para la política de infraestructura, para el desarrollo del país. Y con las políticas de Trump, que va a incrementar el gasto en infraestructura y en lo militar y va a reducir impuestos, el déficit se va a ir arriba en Estados Unidos; las tasas de interés se van a tirar para arriba y, por cada punto que suban las tasas de interés, con nuestra deuda actual, el déficit sube medio punto. Pero, a como va subiendo el déficit y si suben las tasas de interés no en un punto, sino en cuatro puntos, ahí tenemos un problema serio.
– Si el gobierno de Trump reduce impuestos o toma medidas para atraer empresas, ¿no sería contradictorio que Costa Rica suba impuestos en lo que tenga que ver con atracción de inversiones?
– No, aquí la inversión viene no por diferencias tributarias, sino por la calidad de los servicios, la paz social, la cercanía del mercado norteamericano, la infraestructura de telecomunicaciones y electricidad, agua, la calidad de la mano de obra, entonces yo no creo que tenga mayor impacto. Además, no van a hacer a las ganancias que se le suben los impuestos, sino al capital, no a las ganancias del ciclo de una empresa, y después el IVA y servicios subiéndolos unos puntos no afecta a la competividad del país.