El Gobierno de Panamá se suma a las labores de contención de la migración cubana a través de América Central, porque, desde ayer, retiene a cerca de 850 personas que intentaban cruzar su territorio con destino a EE. UU.
Panamá responde de esta manera a la solicitud que hizo Costa Rica, el martes pasado, durante una cita extraordinaria de cancilleres del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), realizada en El Salvador y con la participación de los representantes de Cuba, Ecuador, Colombia y México.
Solo horas antes, el Gobierno de Ecuador había anunciado que restituirá la visa como requisito de ingreso para los cubanos, a partir del 1.° de diciembre, como una medida de contención y control de los migrantes.
Ambas acciones fueron aplaudidas por el Ejecutivo de Costa Rica, que puso en evidencia el paso ilegal de migrantes cubanos a través de redes de tráfico ilegal de personas.
El presidente de la República, Luis Guillermo Solís, aseguró ayer que vendrán más medidas de otros países, tal y como se acordó en la cita de cancilleres del pasado martes, en donde se reunieron delegados de los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), más los jefes diplomáticos de Cuba, México, Colombia y Ecuador.
¿Qué fue lo que pasó? El 10 de noviembre, la Policía de Migración costarricense capturó a 12 miembros de una banda de coyotes que movía migrantes cubanos a través del país, como parte de una red que opera desde Ecuador hasta México.
Al capturar a los coyotes, los cubanos que ingresaban al país se quedaron sin contactos para continuar el traslado pactado, por lo cual se empezaron a aglomerar en las afueras de la Dirección General de Migración y Extranjería, en San José. En tanto, las autoridades detuvieron el ingreso de más cubanos en el puesto fronterizo de Paso Canoas, en la frontera con Panamá.
Luego de cuatro días de no permitir pasar a los cubanos, el Gobierno se enfrentó a una presa de 1.700 isleños que solicitaban permiso para seguir su camino a EE. UU., ante lo cual, el sábado 14 de noviembre, Migración decidió emitir “visas humanitarias” para que pudieran cruzar el país.
No obstante, al llegar a la frontera con Nicaragua, en Peñas Blancas, el Gobierno de Nicaragua acordó no permitir el paso de los cubanos, incluso, rechazó con el Ejército y gases lacrimógenos a 800 migrantes que entraron en ese país ilegalmente.
Ante esta situación fue que Costa Rica convocó la reunión extraordinaria del SICA, e invitó a los demás países involucrados en el conflicto humanitario.
En la cita, los cancilleres analizaron posibles soluciones para frenar la crisis de migrantes cubanos que se lanzan por la ruta que va desde Ecuador hasta México; sin embargo, Nicaragua se volvió a oponer al paso de migrantes, por lo que el acuerdo final fue que cada país tomaría acciones internas concretas, de manera que permitieran frenar el flujo de migrantes.
La primera de esas medidas fue la visa exigida por Ecuador y, la segunda, el freno a la marcha por parte de las autoridades del Gobierno panameño.
A la fecha, hay cerca de 4.000 cubanos varados en Costa Rica, a la espera de que Nicaragua acepte abrir sus fronteras para poder seguir con su camino, o que los países del área se pongan de acuerdo para facilitarles un paso marítimo o aéreo para que puedan reiniciar su tránsito hacia Estados Unidos.