El presidente de la República, Luis Guillermo Solís, afirmó esta tarde que el cartel narcotraficante de los Zetas, se "financia en buena medida con la plata que le roba a los migrantes" cubanos y centroamericanos.
Las declaraciones del mandatario se dieron en el programa de opinión del periodista Armando Acuña, Realidad Política, transmitido por Radio Rica 960 AM, en donde abordó el tema de la crisis migratoria que tiene varados a más de 2.800 cubanos en Costa Rica, luego de que el Gobierno de Nicaragua les impidiera el paso a la altura de la norteña frontera de Peñas Blancas.
"En cada país hay una red de coyotes. Costa Rica ha venido insistiendo en que esta es una situación intolerable, pues no es posible que a la gente se le ponga en manos del crimen organizado, porque esto es crimen organizado. Los Zetas, que es uno de los principales carteles de narcotráfico, se financia en buena medida, en cuanto a sus operaciones diarias, con la plata que roba a los migrantes", dijo el presidente.
El mandatario llamó la atención sobre la necesidad de que los demás países de la región se involucren en el desmantelamiento de las redes de coyotaje que sacan provecho de la incapacidad de los Estados para enfrentar dramas migratorios como el que protagonizan miles de cubanos que buscan salir de Cuba por vías ilegales, con la idea de llegar a los Estados Unidos.
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Dos semanas atrás, la Policía de Migración de Costa Rica desmanteló una banda de coyotes que trabajaba en coordinación con bandas internacionales para trasladar cubanos desde Ecuador hasta los Estados Unidos.
La caída de la banda terminó con la operación de tráfico ilegal de personas desde Paso Canoas, en la frontera de con Panamá, en el sur del país, hasta Peñas Blancas, en la frontera con Nicaragua, al norte, lo que ocasionó un corte en el tránsito de los migrantes que no pudieron seguir su rumbo hacia EE. UU.
Ante la cantidad de migrantes que empezaron a acumularse en los puestos fronterizos, el Gobierno costarricense resolvió emitir una visa humanitaria para que los cubanos pudieran seguir su camino.
Sin embargo, el Gobierno de Nicaragua les cerró su frontera, impidiendo el paso hasta el día de hoy, repeliéndolos con acciones del Ejército, que incluyen fuerza bruta y uso de gases lacrimógenos.
En cuestión de una semana, Costa Rica acumuló más de 2.500 migrantes, a un paso de entre 200 y 300 diarios, llegando hoy a cerca de 2.800.
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Para mañana, hay una reunión extraordinaria de cancilleres del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) en El Salvador, en la que se espera la participación de las cabezas diplomáticas de Centroamérica y República Dominicana y al que están invitados los cancilleres de Colombia, Ecuador y Cuba, para abordar el tema que toma tintes de crisis regional.
La directora de Migración, Kattya Rodríguez, explicó ayer en conferencia de prensa, que las visas entregadas se renovarán por 15 días, con la esperanza de encontrar una solución el martes, en la reunión de cancilleres centroamericanos en El Salvador.
La negativa de Nicaragua a permitir el paso de los cubanos ha llevado al Estado costarricense a darles asistencia alimentaria y de albergue a unos 2.000 de estos migrantes.
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La crisis migratoria suma su segunda semana, mientras que Solís acepta que cada día entran a Costa Rica cerca de 300 cubanos procedentes de Panamá, a donde llegan luego de cruzar Colombia y Ecuador.
La ruta de estos isleños se prolonga a través de toda Centroamérica y México hasta llegar a los EE. UU., donde buscan acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, una norma interna estadounidense que les otorga beneficios migratorios a los cubanos y que data de 1966.
Esta ley les permite a los cubanos no ser deportados si ponen un pie en suelo estadounidense, además de que, al cumplir un año y un día de estar en ese país, pueden aspirar a normalizar su estado migratorio en Estados Unidos.
El embajador de EE. UU. en Costa Rica, Fitzgerald Haney, dijo en entrevista con La Nación, que la migración de cubanos se ha disparado desde el 2012 luego de los acercamientos diplomáticos con Cuba, lo que es entendido por los cubanos como el fin de la Ley de Ajuste.
Haney recalcó que su país no piensa cambiar esa ley en un horizonte cercano, a pesar de la normalización de las relaciones diplomáticas con la Isla.
Por su parte, el gobierno de Raúl Castro ha afirmado que la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano invita a sus pobladores a emprender el viaje hacia EE. UU., contrariando acuerdos para llevar una política migratoria ordenada.
Lo cierto es que en medio de las disputas diplomáticas, el fenómeno migratorio parece no mermar, y a pesar de la caída de una red de coyotes en Costa Rica, los cubanos que logran seguir su camino, echan mano de estos transportistas ilegales, que cobran entre $7.000 y $10.000 por poner a un cubano en Miami.