Rolando Araya sabe lo que es perder una elección política. Lo hizo tres veces. Ahora, después de un divorcio de 11 años con el PLN, se acerca a las tiendas verdiblancas para apoyar a su hermano, el candidato Johnny Araya.
A sus 66 años, el ingeniero químico Rolando Araya vuelve a aparecer en Liberación Nacional (PLN), pero ahora como un consejero, un colaborador, casi un escudero de su hermano. Todavía no se integra de lleno al Partido, pero está allí, marcando territorio.
Alejado de la socialdemocracia y fiel a su ideal de socialismo cuántico, Araya aceptó hacer las pases con el PLN para apoyar a su hermano, el aspirante Johnny Araya.
Rolando Araya aseguró a La Nación que no está peleando posiciones en un eventual gobierno y afirma que tampoco se ha integrado de pleno al Partido, del que renegó públicamente en el 2008.
No aparece mucho en los eventos del PLN. Su trabajo es más discreto. Concreta reuniones y conversa con grupos alejados del Partido oficialista en un afán de integrar gente de afuera del PLN.
Su interés está más bien en apoyar a la familia, comenta su hermano, Luis Carlos, quien es candidato a volver al Congreso en el 2014 (ya estuvo allí entre 2006 y 2010).
“A mí me alegra mucho tener a Rolando colaborando. Es una persona que se preparó para ser presidente pero no le fue posible. Tiene un conocimiento y un bagaje que vale la pena aprovechar”, dice.
Su hermano, el candidato Araya, asegura que le ha pedido el apoyo a Rolando en vista de su experiencia y cercanía.
¿Pero por qué es importante Rolando Araya en el naipe de su hermano? Hay varias respuestas.
La primera podría ser la experiencia política que ha acumulado.
La segunda, su cercanía con grupos de izquierda producto de la fundación del partido Alianza Patriótica (AP) en el 2008, que no tuvo mucho eco, y que intentó sin éxito, sacar rédito electoral de los oponentes al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Siendo candidato presidencial de AP se acercó visiblemente a Mariano Figueres Olsen, político y hermano del expresidente José María Figueres y terminó por darle su apoyo al candidato del Partido Acción Ciudadana, Ottón Solís.
Otro de los puntos que le suman es su imagen de expresidente de la Internacional Socialista, un elemento que le quita el hálito de derecha al PLN.
Rolando Araya no es solo el candidato que perdió la elección del 2002, y que no pudo concretar su aspiración para los comicios de 1990 ,y que terminó por dar su adhesión a Ottón Solís en el 2010.
Su pasado lo lleva a uno más atrás, a la década de los 70, cuando llegó a la Asamblea Legislativa en el gobierno de Daniel Oduber (1974-1978). De allí pasó a ser ejecutivo municipal de San José, el equivalente a alcalde.
El actual presidente del PLN, Bernal Jiménez, lo recuerda como un diputado disciplinado, que no alzaba mucho la voz y como un político con proyección.
Saliendo de la alcaldía, Araya asumió el Ministerio de Transportes en el gobierno de su tío, Luis Alberto Monge y en 1983 se hizo del puesto de secretario general del PLN. Sin embargo, su cadena de éxitos chocó con pared cuando intentó, por primera vez, ser aspirante presidencial del PLN.
Luego vendrían los tres intentos fallidos ya mencionados de ser presidente de la República.
El hijo de la familia política más reconocida de Palmares de Alajuela pasó su vida preparándose para ser presidente de la República.
Así lo reconoce el exasesor legislativo Humberto Morales, sus hermanos y tíos, incluido el exmandatario Luis Alberto Monge.
Pero Rolando Araya ya no cabalga en el caballo de candidato. Va en el de escudero de su hermano en un Partido del que renegó.