San José
La Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) advirtió de que los negocios y el funcionamiento del Banco de Costa Rica (BCR) están en riesgo, debido a que la Junta Directiva debilitó su función de darle rumbo a las operaciones del segundo banco más grande del país.
"Contrario a las mejores prácticas bancarias, esta Superintendencia ha podido constatar que, en las últimas semanas, se observa un debilitamiento del gobierno corporativo del BCR , atribuible a la gestión de su órgano de dirección", señala un oficio de carácter confidencial enviado, el 24 de julio, a la presidenta de la Directiva, Mónica Segnini.
"De no corregirse, existirá sin duda alguna menoscabo en la gestión de negocios que impactarán la situación financiera y económica de la entidad", añade en el oficio el superintendente de la Sugef, Javier Cascante.
El riesgo no se queda ahí, apuntó Cascante, pues un eventual problema podría tener "efectos sistémicos" en el sistema financiero costarricense, debido al tamaño del BCR.
Según Cascante, entre las situaciones que "podrían poner en riesgo el funcionamiento y desempeño" del Banco está el hecho de que la Junta Directiva abandonara los asuntos relacionados con la estrategia bancaria. "Se observa, durante el segundo trimestre del 2017, una escasa valoración de temas estratégicos", apunta el oficio SGF-2011-2017.
Además, la Sugef advirtió de que existen dudas sobre la forma en que la propia Junta Directiva garantiza el cumplimiento del Código de Ética Corporativo del Conglomerado Financiero BCR, que establece los lineamientos para atender "los temas de conflictos de interés y la difusión de información". A la vez, cuestiona la existencia de "adecuados y oportunos" procesos internos de control al respecto.
La junta directiva del BCR está integrada, además de la empresaria Mónica Segnini, por los exdiputados Evita Arguedas (independiente), Francisco Molina, Gustavo Arias y Ronald Solís (los tres del PAC), así como por los abogados Alberto Raven y Paola Mora.
"De no corregirse lo anteriormente señalado, la exposición al riesgo de confianza de clientes, depositantes e inversionistas se acrecienta con las consecuentes afectaciones en la solvencia y estabilidad del Banco y otras empresas del conglomerado financiero", alertó Cascante en su carta.
En la sesión del 1.° de marzo, la Junta Directiva decidió analizar un viraje trascendental en la estrategia comercial del BCR, con una propuesta específica.
El superintendente criticó que, en esa oportunidad, los directivos pidieron que se les informara sobre el avance del plan después de una encerrona del Comité Corporativo Ejecutivo. No obstante, según el supervisor, el órgano directivo no volvió a pedir información acerca del golpe de timón que modificaría la estrategia del BCR, lo que implicaba evaluar "los retornos esperados" y el "apetito de riesgo de la organización".
"Han transcurrido más de tres meses desde que se efectuó esa sesión (de Junta Directiva), sin que ese cuerpo colegiado haya recibido o gestionado la valoración de la aludida propuesta que modificaría el marco estratégico del Banco de Costa Rica (...). No se evidencia que, durante ese periodo, hayan analizado informes de avances del cumplimiento del plan estratégico vigente, que le permita a la Junta Directiva tomar decisiones en torno a las posibles modificaciones a aprobar sobre su estrategia", reclamó el superintendente.
El superintiendente pidió a la Junta Directiva del BCR, entonces, enfocarse en adelante en aprobar y darle seguimiento a la estrategia corporativa, en la gestión de riesgos y en la solidez financiera, además de no perder de vista el ámbito de organización interna y de la estructura de su gobierno corporativo.
Alerta
La Sugef insistió en que la situación "podría tener efectos sistémicos" y que su accionar no solo es seguido a nivel local, sino también internacional, por la posición del BCR como emisor de instrumentos financieros en mercados foráneos".
Los directores han tenido han tenido enfrentamientos y discusiones tanto por el préstamo que el BCR otorgó a una compañía llamada Sinocem de Costa Rica, para importar cemento chino, como por el crédito para que la Cooperativa de Electrificación Rural de San Carlos (Coopelesca) le comprara la planta hidroeléctrica a Holcim Costa Rica en el momento en que el director del BCR, Alberto Raven Odio, era también fiscal de Holcim.
Al calor del caso de Sinocem, Paola Mora reveló en la Asamblea Legislativa que su relación con los demás directores del BCR se deterioró desde que varios de ellos trataron de suspender los giros a Sinocem a raíz de un audio en el que supuestamente hablan el representante de Sinocem, Juan Carlos Bolaños, y un alto funcionario del BCR, Guillermo Quesada. Después de eso, ella renunció a su posición de presidenta.
El director Francisco Molina también admitió públicamente que no está en buenos términos con el gerente general, Mario Barrenechea, quien fue suspendido por cinco votos contra dos mientras se investiga el préstamo para el cemento chino.
El BCR es el segundo banco más grande del país y del Estado, después del Banco Nacional (BN). Según sus estados financieros consolidados, a junio del 2017 tenía un patrimonio de ¢564.000 millones.
La entidad tuvo utilidades en el 2016 por ¢53.520 millones, un 95% más que en el 2015. El BCR le aportó el año pasado al Estado ¢32.015 millones, principalmente por el pago del impuesto sobre la renta y cargas parafiscales. Esa cifra fue un 119% superior a la que canceló al erario en el 2015, cuando giró ¢14.613 millones.
Presidenta del BCR promete a Sugef ver temas estratégicos
La presidenta del BCR, Mónica Segnini, dijo este miércoles a La Nación que no se iba a referir a los contenidos que vertió la Sugef en su oficio del 24 de julio, por el carácter confidencial del documento.
Sin embargo, afirmó que apenas asumió ese cargo a finales de julio, en sustitución de Paola Mora, se reunió con el superintendente Javier Cascante y se comprometió, en nombre de todos los directores, a que la Junta se dedique más a la discusión de asuntos sobre la estrategia corporativa de la entidad.
Sobre el señalamiento de la Sugef, de que durante el segundo trimestre del 2017 la Junta no abordó ese tipo de temas en sus reuniones, Segnini reconoció que la distracción se debió a los temas polémicos que ha tenido que enfrentar el Banco en los últimos meses, aunque no mencionó ninguno en concreto.
Sobre las discusiones por los préstamos para el cemento chino y para la compra de una planta hidroeléctrica, Segnini dijo que celebra la discusión y el debate de las decisiones, y que incluso acepta la polémica en esas discusiones, pero dijo que lo malo es que esas diferencias se vuelvan el centro de todo.
“Nunca lo urgente nos tiene que desenfocar de lo importante”, se limitó a comentar.“No se puede ver como algo indebido que haya debate. Creo que lo directores debemos pedir cuentas y pedir a la administración aclarar dudas sobre sus decisiones pero, al final, se tienen que tomar decisiones y ese es el punto”, comentó.