El subsecretario de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos de los Estados Unidos entró al salón multiuso del Poder Judicial, tras sostener reuniones con el presidente de la República y los magistrados de la Corte. Horas antes había anunciado la donación de dos lanchas para Guardacostas. En en sus bolsillos tiene el manejo de un presupuesto de $350 millones para seguridad en Centroamérica. Durante 40 minutos, William Brownfield conversó con este diario sobre estrategias de seguridad, narcotráfico y tráfico de personas.
¿Qué lo trae a Costa Rica?
Primero, el evento de la ceremonia de donación de dos patrulleras porque tendrán un impacto en sí mismo, dada su capacidad de larga distancia; el alcance de los organismos de seguridad de Costa Rica será mucho mayor y, segundo, por el simbolismo, los buques son bastante grandes y representan simbólicamente el compromiso de un país, el mío, de trabajar con y apoyar directamente al Gobierno de Costa Rica y a sus instituciones en el combate, la reducción y, eventualmente, en eliminar esos peligros y amenazas del tráfico de la droga ilícita y de otros tipos de tráfico, como los migrantes ilegales, así como las organizaciones que los trafican. Porque cada uno tiene su impacto directo en Estados Unidos también.
Esta guerra contra el narcotráfico se inició hace unos 40 años de parte de EE. UU., con el ataque al tráfico de cocaína. ¿Qué hace pensar que la estrategia de armar la región es la mejor?
Hay varias respuestas a esa pregunta. Una, que es la lógica, es que si los países y todos los gobiernos trabajan en conjunto para combatir y eliminar algo que representa una amenaza y un peligro para todas sus comunidades y su pueblo, va a producir un resultado. Es algo a lo que incidentalmente jamás hemos llegado ni siquiera en nuestro hemisferio. En segundo lugar, es que nadie, que sepa yo, ha presentado una idea mejor en este momento, y, tres, creo que la estrategia es suficientemente flexible y se ha modificado con mucha frecuencia en los últimos 40 años y ha producido, en algunos aspectos, resultados muy positivos.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, EE. UU. ya ha reducido su consumo de cocaína por un factor de más del 50%, en los últimos 7 años.
Pero sigue siendo el mayor consumidor de cocaína.
La verdad es que ni siquiera estoy absolutamente seguro de eso. Hay algunos que sugieren que un país muy grande en América del Sur ya ha llegado a ese punto. No sé; admito que EE. UU. aún es un mercado muy grande para la cocaína, pero es un mercado que ahora está en menos de la mitad de los que estaba hace siete años.
Costa Rica está en una de las zonas que ustedes llaman “calientes”, cerca del triángulo norte, ¿qué medidas sugiere para mantener al país alejado de esa realidad?
En primer lugar, el Gobierno soberano de Costa Rica decide su estartegia y sus políticas para proteger su pueblo y comunidades. En segundo lugar, diría que los gobiernos consecutivos de Costa Rica han tenido algo de éxito, cuando se compara con algunos otros países centroamericanos y el grado de violencia, la tasa de homicidio, y la cantidad de producto que pasa por su territorio. Aunque para Costa Rica la cifras son alarmantes, la verdad es que... si se vieran las cifras de otros países más al norte, se entendería que esto es un milagro en términos de progreso. En tercer lugar, c Hay que atacar el problema de manera inteligente, de la siguiente manera: las organizaciones narcotraficantes son empresas, empresas comerciales, ilegales, criminales, que usan la violencia como su modelo de negocio, que buscan la ganancia económica, la plata. Hasta cierto punto, el desafío es cómo hacerles pensar en Costa Rica como un lugar no muy propicio para hacer su negocio, y aumentarles el costo de hacer su negocio en Costa Rica.
Aún así, el país está amenazada con entrar a la lista gris de naciones cooperantes con el tema de lavado de dinero, ¿con qué ojos nos ve EE. UU. desde este ángulo, si el lavado es una de las principales herramientas para el narcotráfico en particular?
Primero, la fuerza de tarea para acciones financieras es de un organismo internacional y multilateral (Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y son ellos los que toman las decisiones de acuerdo con sus estándares de países (...). Preferiría yo que Costa Rica tome las decisiones necesarias para evitar esa decisión por parte de la GAFI. La pregunta más de fondo es qué tienen que hacer con sus instituciones financieras para hacerlas menos atractivas para las organizaciones narcotraficantes.
América Latina se ha vuelto una ruta para los traficantes que llevan personas hacia Estados Unidos, ¿hay una relación entre las rutas de los narcotraficantes y los traficantes de personas?
Sí. Sabe, es un mensaje que he tratado de transmitir por varios años: en algunos aspectos, el tráfico ilegal es el mismo. No importa el producto, ya sea droga ilícita, minería ilegal, contrabando, tala ilegal, seres humanos, vida silvestre... en otras palabras, cada sistema tiene elementos en común: necesitan corrupción; no funcionan sin corromper funcionarios de gobierno, policías, agentes de aduana. Además, necesitan sistemas de transporte muy sofisticados, llevarlos desde un punto A hasta el mercado final y finalmente, tienen sistemas de comunicaciones muy sofisticados, y tienen básicamente el mismo sistema financiero, para convertir sus divisas ilegales en propiedad legítima.
Qué tipo de colaboración podría esperarse en el corto y mediano plazo de EE. UU. A fin de cuentas, es una estrategia para defender su propia frontera.
Admito eso, que tenemos intereses nacionales compartidos. Lo admito. Para mí es buena noticia, que sugiere que no es que lo hacemos como generosidad de los Estados Unidos. No es un mecanismo económico. No es una penetración en el mercado costarricense, es que tenemos los mismos objetivos de seguridad, en este aspecto.
Justo porque es una estrategia de EE.UU., ¿qué apoyo se podría esperar en el corto plazo?
Sí. La verdad es que lo ha visto, creo yo, durante los últimos casi dos años, en términos de presupuesto aprobado por el Congreso de los EE . UU. para la región centroamericana. Un presupuesto que se ha aumentado por un factor de más del 100% de un total de cerca de $340 millones en el 2013 a cerca de $750 millones este año. Es complicado; no se trata solo de seguridad, sino de prosperidad económica y desarrollo de la región. De los $750 millones, más o menos, un tercio son para seguridad, que manejo yo como subsecretario para el reforzamiento y aplicación de la ley, y buscamos mecanismos para aumentar la colaboración regional.