Las dos mujeres que denunciaron a Justo Orozco, por presuntos abusos sexuales ocurridos el martes, habrían coincidido unos minutos en la oficina del exdiputado evangélico en Hatillo, San José, ese mismo día.
Una de ellas, una policía penitenciaria de 35 años, asegura que acudió al despacho de Orozco a las 10 a. m., en busca de ayuda para obtener un bono de vivienda.
Al término de la reunión, a las 11:55 a. m., Orozco la habría llevado en su vehículo a San Pedro y a San José. Ella asegura que fue, durante ese viaje, cuando el presidente del Partido Renovación Costarricense se habría propasado.
Según la denuncia, cuando eso ocurrió, la funcionaria pública rechazó al político y le pidió que detuviera el auto. Se bajó y se fue a una reunión en el Ministerio de Justicia, pero allí recordó que necesitaba una comprobante de la visita al bufete de Orozco, por motivos laborales.
Entonces, llamó al exlegislador y este le dijo que pasara a recoger la carta donde su secretaria. Afirmó que lo hizo y, en ese momento, vio a la otra mujer, de 29 años y vecina de Naranjo, a quien reconoció en la noche al ver las noticias.
Esta última joven, declaró a las autoridades judiciales el exdiputado la citó a las 2 p. m. en el Parque Nacional en San José y que, antes de llevarla a un motel en Pavas sin su consentimiento, la invitó a conocer su oficina y su centro educativo, en Hatillo.
Este es un extracto de la denuncia de la policía penitenciaria, de apellido Ruiz, interpuesta al día siguiente de los hechos ante la Fiscalía Adjunta de Violencia Doméstica y Delitos Sexuales:
"El día de ayer 30 de junio del 2015, llegué al bufete en colegio Instituto de Desarrollo de la Inteligencia en Hatillo 1, donde me citó el señor Justo Orozco, ya que días atrás había quedado de acuerdo con él para que me pusiera en contacto con amigos de él para adquirir un bono de vivienda. Llegué al bufete aproximadamente a las diez de la mañana. La atención que recibí por el señor Justyo fue respetuosa y cordial, hablamos sobre lo que habíamos acordado".
"Cuando finalizamos como a las 11:55 a. m., el señor Justo me dijo que esperara, que él también iba para San José y que me podía dejar por ahí, ya que yo iba para una reunión en el Ministerio de Justicia.Yo lo esperé, porque él estaba hablando con un muchacho ahí mismo en el bufete. Él me dejó esperando por fuera de la oficina de él, que queda frente al colegio. Exactamente frente al gimnasio me quedé esperando.
Él fue y trajo el carro, yo por timidez o respeto le pregunté que si me iba en la parte de atrás del carro, y él me dijo que me fuera delante con él. Entonces, me senté adelante. Llegamos a San José, pero él no detuvo el carro. Solamente me dijo 'vamos un momento a San Pedro a dejar unas fotos mías de un viaje que hice con mi esposa a Israel hace poco'. Yo le dije que estaba bien.
En efecto, fuimos a dejar las fotos a San Pedro. Entrando por la 'calle de la amargura', no sé cómo se llama el local, pero sí sé llegar a este, es esquinero, yo me bajé con él a dejar las fotos, ya que él me pidió que me bajara y yo lo hice. Él dejó como 300 fotos en ese local, después nos regresamos al carro y, al llegar al carro, Justo me dijo... (la denunciante menciona una broma de tipo sexual que este medio prefiere no reproducir). Yo simplemente me quedé seria porque no me gustó el comentario y nos montamos al carro nuevamente.
Durante el regreso a San José, él en repetidas ocasiones me preguntaba por mi situación económica y familiar, me hacía preguntas como '¿ustedes alquilan casa?, ¿cuánto pagan de alquiler?, ¿su esposo le ayuda económicamente?'. También preguntó que si teníamos muchas deudas, que él me iba a ayudar en oración, que no me dejara de mi esposo, ya que yo le comenté que yo estaba en mala situación económica.
También me preguntó que si yo andaba con alguien más, que si yo sabía que si mi esposo andaba con una hembra (refiriéndose a otra mujer), diciéndome 'porque usted sabe que el diablo es puerco y hay muchas tentaciones'. Yo le respondí que yo sabía lo que yo tenía por esposo.
Cambió el tema de conversación al ver que a mí no me gustaba lo que estaba preguntándome y le respondí cortante. Seguimos hablando del partido político. Me mencionó que el señor Felipe González ya no estaba de lleno en el partido porque a él no le servía tener ahí a gente pobre.
Cuando ya íbamos por el bulevar del barrio Chino en San José, siempre en el vehículo, empezó a decirme cosas como: 'Usted es muy linda y muy especial, por favor no se me pierda, sigamos en contacto porque usted y yo vamos a tener una amistad muy linda, muy íntima, lástima que voy para un almuerzo ahorita porque, si no, me la hubiera llevado a un lugar más privado para seguir compartiendo con usted y yo solos'. Yo solamente le respondí: 'No se preocupe, muy amable, gracias'.
Ya cuando nos encontrábamos a 200 metros de donde él me iba a dejar, me agarró mi mano izquierda y me la besó, diciéndome al mismo tiempo: 'Usted me cae muy bien desde que la vi, vamos a pasarla muy bien'. Sin soltar mi mano, la puso sobre su pantalón en el área de su pene, y con mi mano hizo que yo le rosara el pene por encima de la ropa. Inmediatamente, yo quite la mano y le dije: 'No muchas gracias, se lo agradezco, la verdad no me interesa, pare el carro aquí, aquí me bajo'. Mientras él tenía una sonrisa en su rostro como de burla, detuvo el carro y yo me bajé de prisa.
Me fui para el Ministerio de Justicia y Paz a la reunión que tenía con mi jefa. Durante esa reunión, le comenté a mi jefa lo que me había pasado con ese señor. Le conté solamente que él me había dado un beso en la mano, como medio cochino insinuando, y que me había puesto la mano encima del regazo del pantalón. No le conté que, con mi mano, había hecho rosarle el pene, pues eso me dio vergüenza contarlo. Ella me dijo solamente: 'Que quien veía a ese señor tan cristiano...'.
Cuando salgo de la reunión, pido mi comprobante y ahí me doy cuenta que olvidé pedirle el comprobante a Justo Orozco de que estuve reunida con él en su bufete.
Le marqué a su teléfono celular, preguntándole que si todavía estaba en San José, porque necesitaba el comprobante para mi trabajo el día siguiente. Él me dijo que iba de camino para el bufete que llegara y que la secretaria de él me lo entregaría.
Yo estaba muy lejos de las paradas para ir al bufete de nuevo, por lo que él se ofreció a pagarme un taxi cuando llegara. Acepté y tomé el taxi, ya que yo pensaba que solamente iba a ver a la secretaria.
En efecto, llegué al bufete. Este señor Justo estaba ahí, me pagó el taxi y yo entré a la oficina de él, ahí estaba la secretaria (desconozco su nombre), me hicieron el comprobante y salí. Cuando llegué a la oficina de él, pude ver a la muchacha que lo denunció en la noche, ya que vi las noticias y reconocí la ropa y bolso que ella andaba. También, recuerdo que, cuando me estaban haciendo el comprobante, él le dijo a la secretaria 'póngale porque ocupo atender a esta otra muchacha que viene desde Naranjo'. La secretaria me entregó el comprobante, yo fui a que él me lo firmara, me lo firmó y yo me fui".
Esta denunciante incluso aportó a la Fiscalía el comprobante de asistencia extendido por el bufete Orozco y Asociados.