A finales del 2011, Juventud Progresista (JP) ni siquiera se llamaba así y tampoco era un grupo consolidado ni influyente dentro del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Mucho menos lo era dentro del Gobierno, en ese momento en manos de Laura Chinchilla y no del hombre al que sus integrantes apoyarían luego en precampaña e iban a acompañar con entusiasmo en la contienda electoral: Luis Guillermo Solís.
Los asesores despedidos este lunes del gobierno de Solís eran, hace unos cuatro años, miembros del grupo que, en su mayoría, integraba a estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR), donde ya se ejercitaban en política. Uno de ellos, Mariano Salas, presidía la Federación de Estudiantes (FEUCR), con un partido llamado “Progre”.
Ottón Solís, el fundador del PAC, se había ido del país tras su tercera derrota como candidato presidencial y había grandes vacíos en la agrupación.
El nombre de Luis Guillermo Solís apenas era un tanteo y los miembros de lo que se iba a llamar Juventud Progresista se reunían exploratoriamente, a veces en aulas de la UCR, recuerda Jonathan Torres, entonces parte del movimiento y ahora en el bando adversario, el del “ottonismo”.
Ahí estaban Salas, Ana Gabriel Zúñiga, ahora viceministra de la Presidencia, y José Ricardo Sánchez, su jefe de despacho y actual miembro de la Asamblea Nacional, máximo órgano de autoridad del PAC.
El grupo fue creciendo hasta llegar a organizar reuniones con 200 participantes, según Fabián Solano, actual miembro de la Comisión Política del PAC y asesor en el Ministerio de Planificación hasta este lunes.
Solano fue despedido junto a otros cinco dirigentes de JP, citados en un documento de estrategia política que hablaba de “aprovechar los recursos políticos del Gobierno” en favor del PAC y de su tendencia. Así se lee en la minuta de una reunión de 12 dirigentes este 20 de junio.Aunque Solano rechazó categóricamente falta alguna y lo atribuyó a un error de quien redactó la minuta, el caso provocó una crisis dentro del PAC, críticas de opositores y tuvo consecuencias directas entre el gabinete liberado por Solís.
Se hizo así visible el clan de Juventud Progresista, que nació con aquellos encuentros abiertos gestados por estudiantes de Ciencias Políticas, como recuerda Solano. “Nos reuníamos en casas de compañeros o a veces pedíamos la sede del PAC”.
Apoyo. Después llegó el 2013 y JP se hizo con los cargos de representación de la Juventud en el PAC, con trabajo fuerte en la estructura territorial, una de las debilidades que arrastra esta agrupación rojiamarilla desde que se fundó, hace 15 años.
Fueron muchas horas las que los dirigentes juveniles gastaron en giras, reuniones y documentos. Eso les permitió entrar a las bases del Partido e ir ganando puestos internamente.
Ahora, por ejemplo, el dirigente Eduardo Solano es secretario general interino del PAC (que este sábado declinó aún elegir un secretario general titular). Él, pareja de la viceministra Ana Gabriel Zúñiga, es asesor del diputado Marco Redondo, jefe de los diputados oficialistas.
Pero nada ha llegado por casualidad. Han trabajado duro. “Se reitera la urgencia de coordinar reuniones en la mayor cantidad de lugares; es tarea de los miembros del grupo buscar los espacios”, se lee en la minuta de una reunión del grupo del jueves 19 de enero de 2012, a las 4:30 de la tarde en la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR.
Así fue creciendo este proyecto “claramente determinado en términos ideológicos y programáticos”, como dice un pronunciamiento de junio del 2012. Hoy, asambleístas de la línea de Ottón Solís, los llaman “la izquierda que quiere robar el Partido”.
Pensamiento. En un manifiesto de “principios progresistas”, JP se identifica: buscan la justicia social y rechazan el modelo económico neoliberal que, señalan, “está destruyendo el país”.
Se dicen defensores de los derechos humanos, latinoamericanistas (“reivindicamos lazos fraternales de nuestra América”) y celebran la diversidad sexual.
Además, se presentan como ecologistas, feministas y laicos; reivindican los movimientos sociales como actores políticos y luchan contra el adultocentrismo y contra el caudillismo; respetan la iniciativa privada y extranjera y respaldan “plenamente” la lucha de los pueblos indígenas, así como proclaman el reconocimiento de los derechos de los animales.
Muchos de esos principios se reflejaron en la campaña de Solís, a quien la mayoría de miembros apoyó convencida en el 2013.
Ganadas las elecciones en el 2014, el clan se consolidó y entró a formar parte del Gobierno. Eran motivo de orgullo, decía Solís, al exaltar el rostro joven de su equipo. Todavía este lunes les volvió a agradecer el trabajo hecho.
Sin embargo, razones políticas lo motivaron a separar a seis de ellos: no quiere que nadie crea cierta insinuación de “aprovechar recursos del Gobierno” para fortalecer al PAC y más aún al proyecto de JP.
De poco sirvió la defensa de la presidenta del Partido, Margarita Bolaños, ni los lamentos de tres viceministras en Facebook.
Las salidas estaban decididas, pero el sueño continúa y ahora tendrán más tiempo, dijo Solano.
Está activo el proceso de elecciones municipales y el trabajo sigue. Por ejemplo, uno de sus dirigentes, Marcel Soler, es precandidato a la Alcaldía de Montes de Oca, cuna del PAC.