El modernismo permite “buscar una religión que satisfaga mi perspectiva y mi manera de ver la vida”, según afirma el teólogo y sociólogo de la investigación Alberto Rojas.
El profesor de la Universidad Nacional considera que actualmente “hay una serie de opciones donde vos podés escoger”. En sociología se le ha llamado a este fenómeno “religión a la carta”. “Vos te hacés tu propio menú. Hay condiciones para escoger entre múltiples opciones e incluso fabricar la propia. Siempre las ha habido, pero ahora las posibilidades se multiplican”, explicó Rojas.
En armonía con ese concepto existe la Iglesia Mayor de Lucifer, la cual arrancó operaciones en Costa Rica el domingo 28 de febrero, con una conferencia llamada “Libertad a través de la educación”, impartida por el fundador y co-presidente de la organización, Jacob No, en la Gráfica Génesis, en San José.
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La primera sede física de la Iglesia Mayor de Lucifer abrió en octubre, en Texas, Estados Unidos, con la presencia de cientos de manifestantes cristianos. En su primera actividad en Costa Rica, no sucedió mayor cosa. Un señor de avanzada edad rodeó el perímetro durante la tarde, poniendo nerviosos a los organizadores, pero la situación nunca pasó a más.
Dado su nombre, la organización ha levantado polémica en varios lugares a los que ha llegado, a pesar de advertir que su práctica no se centra en alabar a Satán.
Pero polémica no es la palabra adecuada para describir la primera actividad abierta al público de la iglesia en el país. La quietud con la que transcurrió el evento se trajo abajo las expectativas de los organizadores locales y de Jacob No, quien días atrás –en entrevista con este medio– dijo que suponía que la actividad provocaría enojo en algunos ticos.
“Sé que este es un país católico y, basado en mi búsqueda, sé que aquí pueden ser muy mezquinos con respecto a la religión”, dijo. Empero, el día de la charla todo transcurrió sin líos: no hubo creyentes con pancartas, no hubo amenazas de violencia y –salvo el señor que se quedaba viendo, extraño, desde fuera– no hubo invitados ajenos a la conferencia.
Contrario a lo que algunos esperaban, tampoco se trató de una suerte de ritual de índole espiritual o religiosa, sino de una charla en la que Jacob explicó los principios de su organización, concentrándose principalmente en conceptos como la verdad objetiva y la verdad subjetiva.
Imaginería relacionada tampoco la hubo: la galería no estaba decorada con demonios ni íconos del luciferismo, tan solo con candelas e incienso sobre la pequeña tarima desde la cual el fundador del movimiento se dirigió al público, vistiendo una sotana negra.
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A finales de enero, la Iglesia Mayor de Lucifer anunció en Facebook su primera actividad pública en Costa Rica. En los meses recientes, desde la construcción de su único templo, en Houston, Texas, la iglesia inauguró delegaciones no físicas en países de Latinoamérica como México y Perú.
La ponencia de Jacob No en Costa Rica alcanzó más de 200 interesados en Facebook, pero solo cerca de 30 personas terminaron asistiendo al evento. La entrada era gratuita, pero se les solicitaba a los asistentes que llevasen útiles escolares para regalarles a niños de bajos recursos. Además, solo aquellos que confirmaron en Facebook podían ingresar a la conferencia.
Antes de comenzar la actividad, organizadores y público conversaban acerca de la respuesta que la iglesia podría tener en el país. “Los ticos son muy pasivos, y no creo que pase mayor cosa por esto”, dijo uno de los asistentes cuando Jacob No expresó que le preocupaba lo que podía pasar después de ese día.
Con un discurso impreso, sentado y hablando al micrófono, Jacob No conversó durante poco menos de una hora acerca de la ideología que representa. Más que un dogma o una filosofía, el luciferismo de Jacob y sus acólitos es una mezcla de varias ideologías que desembocan en conceptos como sabiduría, poder y liberación, en una sesión que parecía más de auto-ayuda que de culto.
Además de Jacob No, el escritor Michael W. Ford es la cara pública de la Iglesia Mayor de Lucifer. Un autor famoso en ciertos círculos, con una gorda bibliografía relacionada al ocultismo y a todo lo que lo rodea, Ford ha ayudado a popularizar a la organización. Según representantes ticos de la logia, Ford podría visitar el país pronto.
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El teólogo Alberto Rojas alega que las ideas que promueve el luciferismo no son nuevas, y que el estudio y práctica de costumbres religiosas que cuestionan los dogmas tradicionales ha sido parte fundamental de la historia mundial. Sin embargo, no recuerda otra organización en Costa Rica que públicamente tratara estas ideas.
“En Costa Rica, alguien que por iniciativa haya invitado al público general a actos de ese tipo no ha existido. Sí han existido han sido grupos privados y clandestinos, pero de una manera abierta creo que esta es la primera vez”, manifiesta Rojas. “Es parte de un fenómeno mundial; es una tendencia”. Es, si se quiere, religión a la carta.
Sobre el significado de Lucifer, y los antagonismos entre luciferinos y cristianos, el sociólogo explica: “El concepto de Lucifer evoluciona con la historia; no siempre ha sido lo mismo. Antes estaba asociado más a un acusador; un fiscal de los creyentes. Más adelante fue el ángel caído, el que se rebela en contra de la voluntad de dios”.
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La Iglesia Mayor de Lucifer se reunirá cada mes en distintos lugares, pues no tiene una sede física en Costa Rica. En caso de buscar personería jurídica para operar como organización religiosa en el país, sus líderes deberán convertirla en una asociación, pues en Costa Rica la creación de religiones no está regulada por la ley.
Existe la libertad de culto constitucional, pero en la Constitución también se dice que el Estado costarricense es confesionalmente católico. Por otro lado, el Código Penal, en el artículo 395, prohíbe la brujería, hechicería y “otros cultos contrarios a la buena fe”. Públicamente, la Iglesia Mayor de Lucifer no incurre en ese tipo de actos.
“Dentro de la libertad de consciencia, tienen derecho a hacer un culto de lo que quieran, siempre y cuando no se contrapongan a las leyes del país”, concluye Rojas.