En los próximos cinco años, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) desarrollará un programa de inversiones para nuevas obras y equipos de casi ¢1 billón.
Como parte de ese plan de remediación, la Caja dedicará este año un 8,5% de su presupuesto del Seguro de Salud para renovar edificios y equipos. Una cifra así no se había visto desde la crisis que golpeó la institución entre 2010 y 2013.
Ese porcentaje, que incluye la inversión en infraestructura, aparatos médicos y el mantenimiento, representa poco más de ¢183.000 millones de los fondos totales de ese seguro.
La recesión la obligó a reducir, drásticamente, su ritmo de inversión (cayó al 2% anual), lo cual agudizó todavía más el rezago en infraestructura –que ha venido arrastrando en los últimos 20 años–, estimado en $2.100 millones, según un estudio reciente elaborado por la propia entidad.
Una investigación del 2012, elaborada por la misma institución, reveló que un 73% de los establecimientos de salud se encuentran en un estado que va de regular a malo .
"En el bache más grande de la crisis hubo una instrucción de la Gerencia Financiera de detener todo el proceso de inversión. Entre medicamentos, prestación de servicios e inversiones se recomendó detener estas últimas, lo cual provocó que todo el motor de ejecución de proyectos se detuviera.
"Tuvo que caminar mucho más lento, con una disponibilidad de fondos mínima", recordó la gerenta de Infraestructura y Tecnlogía de la Caja, Gabriela Murillo Jenkins.
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Lo anterior explica porqué hasta ahora se están comprando e instalando los tomógrafos previstos para varios hospitales, entre ellos, los tres josefinos.
También justifica en parte el retraso en la construcción de la torre este del Hospital Calderón Guardia, que apenas arrancará este mes y en la cual se tiene previsto desembolsar $83 millones.
La recuperación financiera institucional, que incluye la búsqueda de nuevas vías para atraer recursos --por ejemplo, la figura del fideicomiso de obra pública--, es lo que ha permitido que ahora hospitales como el Calderón o el México reciban inyecciones en recursos de varios miles de millones.
Al México, por ejemplo, se le aprobó un plan de renovación de equipo de ¢1.000 millones anuales por los próximos cinco años; y al Calderón Guardia se les está pagando la deuda acumulada en equipamiento que se generó desde que perdió una torre completa debido a un incendio, en el 2005.
En el último año, el Calderón ha recibido más de ¢4.000 millones en torres de laparoscopía, camas de última tecnología, ultrasonidos y ecocardiógrafos.
Para los próximos cinco años, ese monto subirá hasta alcanzar los ¢10.000 millones, informó su director médico, Taciano Lemos Pires.
Fuentes de recursos
Según Gabriela Murillo, la CCSS organizó un portafolio de 113 proyectos, creó dos fondos de recuperación (uno para infraestructura, conocido como FRI, y otro de equipamiento, llamado FRE) por alrededor de ¢10.000 millones anuales, y fortaleció el presupuesto de las hospitales.
Paralelamente, se apuntaló la capacidad de ejecución de los centros al abrir siete equipos de ingenieros y arquitectos, conocidos comoo Aréas Regionales de Ingeniería y Mantenimiento (ARIM).
La fuente de financiamiento del programa para los próximos cinco años incluye recursos propios y los provenientes de un nuevo fideicomiso de obra pública para salud, de $420 millones, que será administrado por el Banco de Costa Rica.
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También se espera que ingresen fondos de un préstamo con el Banco Mundial por $420 millones.
Este dinero es el que permitirá la construcción de los hospitales de Turrialba, Cartago y Golfito.
¿Resolverán esas inversiones el rezago?
"Por el momento, lo que se visualiza es tener una inversión sostenida en el tiempo. Esperaríamos que esto se mantenga los próximos cinco años. También hay un proyecto de hacer un plan a diez años para lo cual ya hay una comisión trabajando en eso. Aquí hay que considerar no solo el tema de construir sino también la sostenibilidad de las obras", advirtió Murillo.
Lo anterior implica tomar en cuenta todos los recursos que hacen falta para que un nuevo servicio funcione sin problemas.
Según cálculos de esa gerencia, levantar un edificio de $45 millones requiere una previsión presupuestaria anual similar para garantizar su operación, explicó Francisco Chacón Madrigal, asesor de la gerencia y administrador del portafolio de proyectos.
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"La institución también tiene que ser cautelosa sobre cuánto aumenta las inversiones porque tiene que sostenerlas", advirtió Chacón.
Según lo proyectado para el periodo 2017-2021, habrá un reforzamiento importante del primer nivel de atención en salud, integrado por Ebáis y Áreas de Salud.
En ese periodo, se destinarán más de ¢788.000 millones, de los cuales un 47% se enfocará en mejorar la infraestructura y el equipamiento de los Ebáis.
Desafío tecnológico
Ahora que se logró alcanzar un nivel de inversión del 8,5%, la Caja está obligada a mantenerlo y vigilar que se cumpla el programa según lo establecido.
"Tenemos planes y tenemos fondos. Ahora lo que queda es vigilar que las cosas se hagan de acuerdo con lo planeado, cuidar que las inversiones se ejecuten y que los procesos no se atrasen", dijo Murillo.
Con los hospitales se está trabajando en hacer compras a escala para bajar precios.
Y también se está revisando las necesidades de renovación tecnológica, en coordinación con la Gerencia Médica.
Un hospital planteó la necesidad de hacer cirugía con apoyo de robots.
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"Esto se solicitó desde el año pasado. Aunque suena interesante, la pregunta es si esto beneficia o no al paciente. Hay que tener mucho cuidado porque un equipo de estos vale $2 millones.
"Esto lo planteó un hospital y se está revisando entre la Gerencia Médica y la Gerencia de Infraestructura", explicó Murillo.
Los avances en la Medicina plantean todo un reto financiero para la Caja.
Esta institución ha incorporado tecnología de punta en tratamientos para el cáncer, como la radioterapia con acelerador lineal, y tecnologías híbridas para precisar los diagnósticos y reducir la exposición al riesgo de los pacientes.
Pero todo esto tiene un costo. Tal y como sucede cuando se solicita un medicamento innovador, en estos casos una comisión revisa la pertinencia de la solicitud, entre el costo para la institución y los beneficios potenciales para los enfermos.
Coordinado con proyectos como el del Expediente Digital Único en Salud (EDUS), la Caja trabaja en crear una Red de Imágenes Médicas Digitales (Redimed) de aquí a tres años plazo. La inversión ronda los ¢2.000 millones anuales.
El objetivo es poner en formato digital todos los equipos del país y, sobre todo, enlazar los sistemas para que se puedan ver las radiografías o las tomografías en cualquier hospital.
Un paso hacia esa dirección es el enlace entre el tomógrafo simulador del servicio de Radioterapia del Hospital San Juan de Dios, con el servicio homólogo en el México.
La Caja También está incorporando tecnología híbrida, nanotecnología y biotecnología en muchos de sus procesos de atención en salud.