En noviembre de este año estarían listas las instalaciones de la Unidad de Medicina Reproductiva de Alta Complejidad, donde serían tratadas las personas que requieran un procedimiento de fertilización in vitro para conseguir un embarazo, anunció la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La Contraloría General de la República (CGR) le aprobó a la institución a finales del año pasado una contratación directa por $6 millones (más de ¢3.000 millones) para la construcción y el equipamiento del nuevo centro.
La presidenta ejecutiva de la CCSS, María del Rocío Sáenz Madrigal, informó en conferencia de prensa de que el nuevo edificio estaría ubicado en terrenos del Hospital Nacional de las Mujeres Adolfo Carit, en San José.
Sin embargo, Sáenz aclaró que la institución requerirá dos años completos para construir, formar al personal y poner en operación este centro.
Ese plazo finaliza en el 2018 y va acorde con lo dictado en el decreto presidencial que regula la FIV en Costa Rica.
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La Junta Directiva de la Caja le solicitó a la Gerencia Financiera buscar las fuentes de financiamiento para esta obra y para la operación de esa Unidad.
El informe debe estar listo en febrero pues el objetivo es que el proyecto sea adjudicado antes de junio, fecha programada para el inicio de las obras.
Estos fondos podrían venir de la misma institución o de Hacienda, explicó la gerente médica, María Eugenia Villalta.
El equipo técnico nombrado por la CCSS para cumplir la orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), realizó un inventario de necesidades y avanza en los protocolos para la atención de casos de baja y alta complejidad que necesitarán tratamientos en Medicina Reproductiva.
No fue posible conocer el monto calculado para la operación anual de esta nueva Unidad, porque el dato no lo tenían disponible.
Según los especialistas, encabezados por Fiorella Bagnarello, se requerirán cerca de 148 insumos, como reactivos, medicinas y materiales médico - quirúrgicos.
Este laboratorio sería operado por unas 25 personas, entre especialistas en reproducción humana, psicólogos, trabajadores sociales y personal administrativo.
Por año, se atenderán alrededor de 170 pacientes. A cada una, según Bagnarello, se le realizarán dos ciclos o intentos para lograr un embarazo.
María del Rocío Sáenz enfatizó en el interés de que todos estos procedimientos cumplan con altos estándares no solo científicos y médicos, sino también éticos y de respeto a los Derechos Humanos.
La jerarca dijo que muchos de los medicamentos requeridos para la fertilización in vitro todavía necesitan ser registrados en el Ministerio de Salud, pues hasta ahora serían utilizados por la CCSS.
La Caja también tendrá que iniciar ante el Ministerio de Salud el proceso de certificación de esta Unidad, necesario para que pueda entrar en operación.
La fertilización in vitro fue prohibida por la Sala Constitucional en el año 2000, tras lo cual varias parejas infértiles presentaron una denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Los magistrados de esa Corte fallaron a favor de las parejas desde diciembre del 2012.
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El año pasado, el Poder Ejecutivo emitió un decreto para regular el tema.
Esta técnica de fertilización asistida es para aquellas personas que han pasado por otros tratamientos sin éxito, entre ellos la inseminación intrauterina y las relaciones dirigidas.
Consiste en fecundar un óvulo en un laboratorio con ayuda de procedimientos médicos que incluyen la estimulación ovárica mediante el uso de fármacos.
Esta nueva unidad que tendrá la CCSS también estará en capacidad de realizar otros tratamientos reproductivos de alta complejidad, como la transferencia embrionaria y la inyección introcitoplasmática de espermatozoides, que es otra técnica que forma parte de la fertilización in vitro.