
El expresidente ejecutivo del Instituto Nacional de Seguros (INS), Guillermo Constenla, dejó por varios minutos sus proyectos como empresario y sus estudios de Derecho para salir al paso de las críticas contra el Hospital del Trauma (HDT).
Constenla ve a este hospital como uno de los ‘hijos’ que gestó en sus 8 años en el INS, periodo en el cual impulsó la competitividad tras la apertura de seguros.
Este ingeniero y administrador asegura que dejó el proyecto listo para echar a andar. A su criterio, las nuevas autoridades pretenden cambiar el concepto de la obra. El siguiente es es un resumen de la entrevista.
En el área de salud del INS, ¿el hospital es lo más importante?
Sí y no. El HDT nace por una obligación legal que adquiere el gobierno producto de un referendo sobre el TLC. Tenía que poner al INS en condiciones de absoluta fortaleza. Pedí que me estudiaran el costo de enviar casos a una clínica privada y el de atenderlos nosotros. Y ese fue el fundamento para el proyecto.
Pero no fue un proyecto más. Usted lo calificó como un hijo...
Tuve en el INS muchos hijos. Hicimos un plan de competitividad, ese fue mi primer hijo.
¿Pero el HDT es lo más importante en salud?
No, porque si yo le corto la cabeza, que es el HDT y la separo del resto del cuerpo, la cabeza no vive. Había un entramado que, según el plan maestro, era necesario. El HDT venía a culminar ese plan maestro. Por eso, sí, es importante, pero insuficiente sin el resto de todo lo que hicimos.
Ustedes pudieron culminar, a finales del año 2013, el proyecto físico...
...Y obviamente habíamos estado formando gente, habíamos mandado a Chile médicos jóvenes. Ese es el punto que se les olvida a los que, casuísticamente, dicen ‘cómo se les ocurre ponerlo a caminar’. ¡Era lo elemental! Las empresas privadas cuando hacen un proyecto arrancan y van paulatinamente...
Poniéndolo en operación.
Van agregando velocidad a su marcha para alcanzar el punto óptimo de funcionamiento. Eso es un proyecto. Y se previó. En el caso del HDT era un año.
¿Cómo interpreta lo dicho por las actuales autoridades, que creen que ustedes pusieron al HDT a correr antes de caminar?
Eso es una presunción. Usted no puede pensar en que tengo aquí el carro y que, como no sé manejarlo, lo dejo en el garaje.
¿Por eso lo inauguró?
Había que empezar a aprender a manejarlo.
¿Estaban dadas todas las condiciones para que empezara a trabajar?
Había que empezar a manejarlo y eso es un proceso, en planificación, en ingeniería y en cualquier ciencia que usted quiera analizar.
Para usted, ¿el proceso del HDT fue paralizado?
Usted no puede interrumpir el proceso cuando está poniéndose en marcha.
Entonces...
Lo que invoco es la inteligencia: incorporemos el conocimiento y las ideas de los ciudadanos que conocen del proceso para permitir que la marcha sea correcta, porque reinventar el procedimiento no es lo más sano.
¿Por qué la Contraloría no detectó la planificación que usted dice? Faltaba una hoja de ruta.
Eso no es cierto, la hoja de ruta está. El informe de la Contraloría dice quién no lo puso en práctica. En todo caso, lo que yo quiero es ver al hospital funcionando.
¿Se equivocó la Contraloría?
No, no creo. Solamente no tuvieron en cuenta todo esto que le estoy contando porque no nos entrevistaron. Entonces, ¿dónde está el conocimiento del pasado?
¿Es un asunto político?
Desgraciadamente, estas instituciones son objeto político.
¿Percibe usted algún riesgo en este momento?
Lo que puedo darle son hechos que, en mi opinión, muestran un rumbo equivocado. Para mí el riesgo es que la nave no siga el rumbo que se le definió.
Las actuales autoridades del INS hablan de llegar a las últimas consecuencias.
Yo quisiera saber cuáles son las últimas consecuencias. Si él (Sergio Alfaro, jerarca actual del INS) quiere entrar en eso que primero aplique la regla adentro. No venimos a defender ningún acto doloso de nadie que haya sido parte de la anterior administración. El violador de la ley, a la cárcel. Tal hipotética circunstancia que maliciosamente se quiso insinuar en algún momento por la prensa, no tiene asidero ni ha sido invocada en ningún momento por la Contraloría. Nadie podrá nunca decir que la ejecución de todos los programas de la anterior administración, cuyo monto económico se eleva a varios cientos de millones de dólares, alguien tuvo un beneficio impropio para sí.
Los hospitales de la Caja tenían expectativa con el HDT.
¡Nunca, nunca!
No les iban a resolver la plétora de emergencias, pero sí tenían expectativas.
Yo fui enfático en que el esquema de la Caja no iba a ser variado en absoluto. Porque no podemos sustituir la red de hospitales de la Caja. Nunca el esquema de empresa privada nuestro iba a sustituir esto.
¿Y las famosas estructuras paralelas: INS-Salud y HDT?
Esa la eliminé yo, pero el sindicato nunca quiso. INS-Salud es un feudo del sindicato, y el concepto de competencia no puede convivir con el concepto de convención colectiva. Yo eliminé esa dicotomía. El HDT no se concibió como un departamento del INS-Salud. Yo dije ‘no, vamos a hacer una sociedad anónima que se llame HDT S.A.’. Y el plan estratégico fue que el HDT no iba a tener nada que ver con INS-Salud ni con su gente.
Esta discusión para usted, al final, ¿es política?
Desgraciadamente. Es una mala costumbre enquistada en la mayor parte de quienes ejercen la política en este país.