Los ingresos del seguro de salud, cuya administración está a cargo de la Caja, se están volviendo insuficientes para atender las necesidades de la gente, advirtió la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Si la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) quiere responder a las nuevas necesidades de salud, está obligada a buscar nuevas fuentes de financiamiento, más allá de las cuotas obrero-patronales, recomendó la OPS.
El seguro de salud cubre los riesgos de enfermedad y maternidad de la población y es uno de los dos a cargo de la Caja. El otro es el de pensiones del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
La cobertura de salud se nutre, en un 85%, de las contribuciones obligatorias de trabajadores asalariados, independientes y asegurados voluntarios. También recibe aportes de pensionados y de algunos programas específicos a cargo del Estado.
En total, tiene 1,9 millones de contribuyentes.
Pero ese esquema contributivo, según alerta la OPS, ya no da abasto para cubrir las necesidades desencadenadas por el envejecimiento de la población, el surgimiento de enfermedades más complejas y caras de atender, y la modernización tecnológica de los servicios.
A la Caja se le sugiere ampliar el concepto de ingresos por medio de salarios al de ingresos a través de rentas. Esto implica identificar opciones provenientes de impuestos o tasas a intereses bancarios, transacciones financieras, alquileres y otras actividades similares.
La OPS es el brazo en América de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las recomendaciones anteriores son resultado del trabajo de un grupo de sus expertos, quienes realizaron –por solicitud de la Caja– cinco estudios en los que se revisó la situación financiera y de gestión del seguro de salud. Los resultados los presentaron en noviembre a las anteriores autoridades de la Caja.
Síntomas. En los últimos diez años, dice la OPS, el seguro de salud se ha venido erosionando: “Se ha vuelto más vulnerable a condiciones adversas que lo ubican en situaciones financieras ‘incómodas’”.
“Aún existe margen para incrementar la cobertura y mejorar los niveles de recaudación”, aclara uno de los estudios.
Se refiere, por ejemplo, a revisar los esquemas de afiliación por cuenta propia y voluntario, y ajustar la base mínima contributiva, que es uno de los aspectos en los que ya intervino la Caja.
También se deben buscar espacios de ahorro, entre ellos, la reducción de las hospitalizaciones prevenibles que generan, al año, inversiones de $19 millones; y reducción de las tasas de infección intrahospitalaria, con costos anuales de atención de alrededor de $12 millones.
En estudio. El gerente financiero de la Caja, Gustavo Picado, reconoce que el nivel de financiamiento de este seguro debe aumentar. Según explicó, “el modelo de financiamiento, desde nuestra óptica, muestra algunos signos o síntomas de desgaste”.
“Este país necesita progresar a un sistema más mixto, donde las contribuciones sean un componente, pero con otros elementos, los que, en principio, tienen que ver con una participación fiscal mucho más fuerte”, sostuvo Picado.
“Requerimos un nivel de financiamiento para mantener el nivel de servicios y mejorarlos en las próximas décadas, y alguien va a tener que aportar, en algún momento, recursos extra. Cuando hablamos de lo fiscal es impuestos a comidas rápidas, a casinos. Uno tiene que ir pensando en otros mecanismos de aporte. Aquí hay que entrar en una discusión de país”, dijo el gerente.
La Nación trató de conversar con la jerarca de la Caja, María del Rocío Sáenz, pero no fue posible contactarla a pesar de más de una decena de mensajes que se le dejaron con su asesora de prensa.