A los 32 años, una profesional decidió embarazarse de su primer hijo. Planeó dar a luz en casa y, como quería que todo fuera lo más natural posible, dejó de lado el control prenatal.
Su sueño era dar a luz entre velas, música e incienso. Bailando la danza del vientre entre flores que le dieran la bienvenida a su retoño en una pileta con agua.
A la abuela esto no le parecía. El instinto le avisaba que aquel embarazo no estaba bien. Fue tanta su insistencia, que la novel madre accedió a visitar a un hospital.
Aquí le descubrieron que la bebé tenía incompatibilidad sanguínea y traía problemas de desarrollo. Su plan de dar a luz en casa se frustró.
La niña estuvo internada mes y medio en cuidado intensivo neonatal. Actualmente, está en consulta de crecimiento y desarrollo porque hay riesgo de problemas en el futuro.
La historia es real y sirve de ejemplo para un hecho que médicos y enfermeras catalogan como una ‘moda’: cada vez más mujeres quieren dar a luz en casa con los riesgos que conlleva.
Entre el 2014 y 2015, los partos caseros pasaron de 524 a 567. Aún siguen siendo menos del 1% en el país.
En el 2015, hubo 71.819 nacimientos. De ellos, 71.006 acaecieron en hospitales, principalmente públicos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Sin aval. Ni la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ni el Ministerio de Salud avalan los partos caseros, dijo el coordinador de la Comisión Nacional de Mortalidad Materno Infantil, Rafael Salazar Portuguez.
Estas prácticas no están reguladas, aceptó el funcionario, pues según un criterio que el Ministerio emitió en el 2014, son una “actividad privada” .
“Están a la libre”, dijo la presidenta del Colegio de Enfermeras, Ligia Ramírez Villegas, al demandar mayor intervención de Salud en una situación que podría poner en riesgo logros en mortalidad infantil y materna.
Recientemente, el INEC reveló que Costa Rica alcanzó la tasa de mortalidad infantil más baja de toda la historia : 7,76 muertes por cada mil nacimientos.
“El país no tiene el desarrollo ni la estructura vial para trasladar a una madre con la urgencia que se requiere cuando hay una emergencia obstétrica.
”Esa debería ser la principal razón por la que no se deberían atender partos conscientemente en los hogares. No hay que devolvernos 50 años atrás”, manifestó Ramírez,
Más humanos. Quienes apoyan estas prácticas defienden los partos humanizados, no importa dónde se produzcan.
“Los lineamientos de partos en casa incluyen estar cerca de un centro de salud en caso de una emergencia. También el cuidado prenatal y que embarazos de riesgo no deben ser atendidos en la casa”, sostiene Jenny Kozlow, de la Fundación Previda.
El paquete por los servicios cuesta entre $3.500 y $5.000, según consultas realizadas.
“Pero embarazos que no son de riesgo, que son la gran mayoría, tendrán los mismos resultados si los bebés nacen en la casa con un profesional capacitado, que si estuvieron en un hospital. Las de parto en casa, definitivamente, van a tener además de un parto seguro, un parto respetado y humanizado, y eso vale oro. Recordemos que un nacimiento es parte natural de nuestras vidas, parecido a la muerte, en el sentido que el cuerpo mismo sabe producirlo, a su manera, en su tiempo, sin necesidad de interferir. Hemos convertido algo normal en algo patológico y eso crea temor y desconfianza”, agregó Kozlow.
Para esta defensora de los partos humanizados, la mujer tiene que ser el centro de su parto. “Ella necesita sentir que su bebé (su “cría”) puede salir de su matriz donde está protegido a un mundo externo igual de protegido, lleno de amor y respeto. Si no es así, ella no produce las hormonas que permite el parto. Y los hospitales utilizan fármacos para obligar el vientre a parir contra su voluntad, causando trauma en vez de crear ambientes más respetuosos para que los partos ocurran naturalmente.
Rebecca Turecky, de Mamasol, aclara que no se está promoviendo el parto en casa. “Es un modelo con cero violencia y respeto. Es el parto humanizado, sea en el hospital o en casa. Dar a la mujer las condiciones de un parto seguro, feliz y libre”, dijo.
“Sí, definitivamente, hay mayor interés, más información y empoderamiento de las familias. Hay duda y controversia sobre las prácticas que aún se usan de rutina en los hospitales públicos”, agregó Turecky, haciendo referencia a situaciones que algunos han dado en calificar de violencia obstétrica.
Choque. Carlos Castro Echeverri, jefe de Clínica del Servicio de Obstetricia del hospital México, se opone a dar a luz en las casas pues esto podría llegar a agravar las complicaciones que se presenten. “Si una paciente está vigilada durante su labor de parto y tiene una complicación debería tener acceso a la posibilidad de hacer una cesárea en un periodo no mayor a 30 minutos. Esto es lo que yo creo que es difícil de poder asegurar en nuestro medio, en aquellos casos donde la mujer decida dar a luz en el hogar”, sostiene el médico.
Adam Paer también es ginecoobstetra y es uno de los pocos que respalda e, incluso, ha atendido alumbramientos caseros. Según cuenta, él atendió hasta 50 partos, de los cuales un 10% tuvo que ser trasladado a un hospital.
“Hay una onda o corriente de personas que quieren el respeto a su intimidad, que no se le hagan interveciones innecesarias sin explicaciones, y ciertos cuestionamientos hacia lo convencional. Lo que tenemos que hacer es tener nuestro sentido común, vive cerca de un hospital, y si hay plan ‘B’ no hay ningún problema... Las emergencias de vida o muerte son infrecuentes gracias a Dios. Yo no le veo problema. En cuanto a leyes y regulaciones, no hay”, dijo el médico.
Para Óscar Segreda, pediatra neonatólogo, miembro de la Asociación Costarricense de Pediatría, siempre hay un riesgo.“Esta tendencia del parto en el hogar no es nada nuevo. En otras culturas, como la europea o en Estados Unidos, se practica pero bajo ciertas reglas de protección para la madre y para el bebé, para que todo salga bien”, dijo Segreda.
Y advirtió: “El hecho de que las madres tengan un embarazo normal e inicen una labor de parto normal no garantiza al 100% que todo va a terminar bien tanto para la madre como para el bebé. El 75% de los embarazos que llegan a término en el mundo van a terminar bien, pero un 25% terminan con una complicación. Aquí es donde se hace necesaria la experiencia de un equipo de profesionales”.
Advertencias. Rodolfo Meneses López, abogado del Centro de Orientación e Información (COI), del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), advierte que si el menor sufre alguna secuela o hasta la muerte por este tipo de prácticas, los padres se arriesgan a ser sancionados.
“Entraríamos en la situación de negligencia. Ante la falta de ejercer esta responsabilidad son los padres a los que más se les castigaría si los menores sufren alguna lesión o inclusive la muerte. Los padres deben tener claro que los hijos no son una propiedad y que no pueden hacer con ellos lo que quieren. Hay recomendaciones y obligaciones que se tienen que cumplir y que están establecidas por ley”, dijo Meneses.
Luis Guillermo Chinchilla Mora, oficial mayor del Departamento Civil, en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), explica que la obligación de registrar el nacimiento es una de las más importantes que deben cumplir los padres.
Cuando el niño nace en un hospital, sea público o privado, el TSE tiene aquí registradores que cumplen con esa función. En un plazo máximo de un mes posterior al nacimiento, los padres están obligados a inscribir al niño. “Ese es un plazo que no caduca, pero si no lo inscribe, con el tiempo, le podría acarrear varios problemas. Primero, la falta de identidad legal y problemas para recibir servicios sociales y ejercer la ciudadanía”, explicó.