El jardín del Max Peralta de Cartago sirvió de escenario, la mañana del jueves 31 de mayo del 2001. Ese día, se oficializó la decisión de la Caja de otorgar a este centro la categoría A de hospital nacional.
Como quedó consignado en la nota periodística que se publicó un día después, la medida la tomó la Junta Directiva de esa institución “tras evaluar los logros médicos obtenidos por el hospital”.
Como testigo de honor, asistió el entonces presidente, Miguel Ángel Rodríguez, quien recalcó en su mensaje a los cartagineses: “Este es un reconocimiento que se han ganado”.
El director médico de esa época, Víctor Navarrete, aclaró que el ascenso no se iba a dar de un día para otro. Calculó la transición en dos años.
Sin embargo, han pasado casi 15 desde aquella soleada mañana de mayo. Los recursos prometidos en infraestructura, equipo y personal empezaron a fluir de manera más consistente solo a partir de la intervención de este centro de salud, ordenada por la CCSS en el 2012.
Porque, sí, la Caja tuvo que intervenir para corregir el rumbo de la gestión.
El Max Peralta, fundado en 1782, fue intervenido por fallas de gestión atribuidas a su director médico y al director administrativo.
La investigación por este caso continúa, mientras que los dos funcionarios cuestionados trabajan en otras unidades.
Una de las principales manifestaciones de la crisis fueron las listas de espera, que para el 2012 superaban las 114.000 personas, casi la cuarta parte de la población a cargo de este hospital.
La Nación intentó actualizar esos datos, pero Manuel Navarro, director de la Unidad Técnica de Listas de Espera (UTLE) de la Caja, no los envió, a pesar de que se le solicitó la información varias veces, desde el 17 de noviembre.
A cirugía. Solo a partir de la intervención, se le ha intentado inyectar más celeridad a la entrega de plazas, aumento en el presupuesto y compra de equipos, aseguró José Mauricio Rosas Vega, director administrativo y financiero.
Entre el 2012 y el 2015, el hospital ha invertido más de ¢1.189 millones en obras, entre las que destacan la remodelación de los servicios de Oftalmología y Gineco-Obstetricia.
Para el periodo 2016-2018, se planea erogar más de ¢2.478 millones en nuevos gases médicos, así como hacer arreglos a las salas de operaciones.
La gerenta médica de la Caja, María Eugenia Villalta Bonilla, asegura que se ha cumplido con los cartagos.
Entre otras cosas, hoy disponen de especialidades médicas como Oncología y Neurología, y quienes padecen de enfermedades en los riñones disponen de servicio de hemodiálisis y de diálisis peritoneal.
A la lista se agrega un infectólogo y un endocrinólogo que se suma al que ya había, dijo Rosas.
El presupuesto, dice la gerenta, creció 21% entre el 2000 y el 2001. Para el 2016, el hospital cartaginés dispondrá de ¢53.000 millones para sus gastos.