“Había un hombre en la sala de shock . Traía un arma en la mano. Preguntó por el paciente: ‘¿Está muerto?’ Le contestamos que sí. Volvió a mirar al herido como para corroborar lo que le dijimos, y salió como si nada”.
El hecho que describe el emergenciólogo Alejandro Moya Álvarez pasó en el Hospital Calderón Guardia.
Pocos minutos antes del inusual diálogo entre este sujeto y los médicos, el herido había ingresado en ambulancia procedente de Purral de Goicoechea, víctima de un pleito entre pandillas locales. En medio de la emergencia, el personal de salud notó al extraño.
“Todos nos quedamos perplejos. Se saltó los controles hasta llegar a la sala de shock . Si no hubiera estado muerto, lo remata”, comentó Moya, quien preside la Asociación Costarricense de Médicos Emergenciólogos.
Hechos como este se están volviendo una escena cada vez más frecuente en los servicios de Emergencias del país.
En diciembre pasado, el CAIS de Desamparados --clínica Marcial Fallas-- fue rodeado por la Policía para proteger a personal y pacientes del ataque de pandillas furiosas.
Dos de sus miembros estaban heridos y recibían atención en Emergencias.
En los tres años que Jonathan Gamboa Méndez tiene como médico de Emergencias en el CAIS de Desamparados, ha sido testigo de varias crisis con pandillas locales involucradas. La última de ellas --que califica como la más grave--, la vivió el 24 de diciembre, cuando dos grupos se enfrentaron a balazos en las afueras de la clínica.
Adentro, mientras tanto, el personal de salud trataba de atender a dos de sus pandilleros que estaban heridos. El operativo incluyó la evacuación de personal y pacientes hacia una zona más segura del edificio, mientras la policía intentaba controlar lo que sucedía en las afueras. “Fue algo bastante difícil porque la gente estaba muy asustada.
Una situación que no se la deseamos a nadie. Se encontraron armas en el parqueo. Fue indescriptible”, recordó Gamboa.No ha sido la primera vez. Tres años atrás, ingresó un hombre que resultó apuñalado en un bar en medio de un pleito entre bandas de motociclistas. “Tuvimos que llamar a la policía porque afuera esperaban 80 motociclistas por el desenlace. El paciente, finalmente, murió aquí”, dijo Gamboa.
Los hechos de diciembre justificaron un paro de labores el 6 de febrero.
Los empleados de Emergencias reclamaron a la Caja mayores condiciones de seguridad, que finalmente se les dieron.
Se pasó de 23 a 41 oficiales en los tres turnos, según confirmó Rodrigo Mora Aguilar, director administrativo del CAIS.En octubre, se espera contratar a 15 funcionarios más de seguridad, por medio de una licitación, informó la directora del Área de Salud Desamparados 1.La seguridad electrónica, con el uso de cámaras de por medio, también será reforzada.
Alejandro Moya asegura que los centros médicos tienen una alta vulnerabilidad, producto del cambio en la criminalidad, vinculada a negocios como el narcotráfico.
“Hay un aumento significativo de los crímenes y los servicios de Emergencias terminan siendo un termómetro social de todo esto. No queremos que un día en este país alguien entre y remate a un paciente en un hospital. Ya deberíamos estar previniendo este tipo de hechos”, advirtió el especialista.
Aunque Gerardo León, responsable de seguridad de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), afirma que hechos como estos son aislados, el mismo funcionario reconoce que la situación les preocupa.
La CCSS tiene más de 1.350 oficiales de seguridad, de los cuales más de 700 los contrata con terceros. Hay planes para aumentar esa cifra, al tiempo que se compran arcos detectores de metales y se refuerza la infraestructura para bajar los riesgos.
¿Aislados? Francisco Cordero Jiménez, director interino de la Fuerza Pública en San José, ha recomendado a la Caja revisar los protocolos existentes para la atención de estas situaciones.
“Les hicimos ver que es muy necesario una revisión o elaboración de un protocolo de seguridad. Así como evoluciona la criminalidad, se tiene que ir haciendo un cambio de las medidas en hospitales. Se debería avanzar más”, dijo Cordero.
La CCSS ha identificado zonas más vulnerables; entre ellas las que son atendidas por los hospitales Tony Facio, en Limón; el CAIS de Desamparados; y las de los hospitales josefinos San Juan de Dios, México y Calderón Guardia.
En el San Juan de Dios, que tiene 38 puntos de entrada en sus 69.000 metros cuadrados de edificio, tienen un proyecto para fortalecer el monitoreo con circuito cerrado de cámaras, informó el jefe de seguridad, Wilberth Lezcano Santamaría.
Según la directora administrativa de este centro de salud, Maritza Campos Calvo, ahí ingresan, diariamente, unas 12.000 personas. “Estamos usando cámaras, apoyando a los vigilantes con uso de radiocomunicadores y se paga tiempo extraordinario (...). Son medidas paliativas pensando en la seguridad del centro hospitalario”, explicó Campos.
Lezcano asegura que el servicio de Emergencias es el área con un nivel de riesgo medio debido al tipo de atención y pacientes que ahí ingresan. En el resto del hospital, asegura, el nivel de riesgo es bajo. “Lo normal”, explicó.
Este hospital necesita, al menos, otras 40 plazas de oficiales de seguridad que se sumen al centenar que tienen repartidos vigilando los tres turnos.
Encargado de seguridad en CCSS: Ataques de pandillas son situaciones aisladas
Gerardo León Solís, jefe de investigación y seguridad CCSS, admite que hay preocupación por los casos de pandilleros heridos que llegan a recibir atención en los hospitales.
¿Cuál es el nivel de prioridad que le da la CCSS a los nuevos problemas de seguridad que enfrentan los hospitales?
Evidentemente, hay una situación externa a los centros de salud. Estamos hablando de Limón, Desamparados, los hospitales San Juan de Dios, México (...). Esto se ha incrementado por un tema de criminalidad nacional. Con los baleados (por pleitos entre pandillas), el protocolo que se sigue es solicitar apoyo a una instancia superior porque esto escapa a nuestro quehacer como institución. Nuestra seguridad es más para orientar y servir al paciente, que represiva.
¿Cuáles son los centros donde se presentan los mayores conflictos?
En el CAIS de Desamparados donde hay una situación importante. En el hospital de Limón hemos tenido algunos eventos. También en el San Juan y el México. En algún momento, hubo algo en Guápiles. Este tipo de eventos se pueden dar en cualquier parte del país.
Los conflictos entre pandillas están golpeando a los centros de salud.
Sí, definitivamente sí. La constante son robos menores, el robo hormiga, situaciones muy pequeñas, pero estos eventos sí se están dando. Nos preocupan y nos ocupan. Estamos actuando inmediatamente, pero también tenemos que entender que no son hechos de todos los días.
”Una persona baleada llega todos los días, pero no necesariamente llega atrás otra persona a acabar lo que inició. Son situaciones aisladas que, evidentemente, nos preocupan”.
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