Los ¢6 millones que al parecer recibió Maureen Cordero Solano por su riñón izquierdo se invirtieron en el pago de una deuda de ¢5 millones, un televisor nuevo y en comprar ropa a su hijo y su mamá.
Esa fue la cantidad que habría recibido esta funcionaria de la Fuerza Pública en octubre del 2009, luego de ser operada, según ella, en el Hospital La Católica, adonde llegó pocas semanas después de haber aceptado la oferta de dar su riñón a cambio de dinero.
El ofrecimiento lo recibió de otro policía que trabajaba con ella en la delegación de Curridabat, de apellidos Fuentes Abarca, compañero de patrulla quien se habría practicado la extracción del riñón para que este fuera trasplantado a un extranjero.
"Un día yo observé que él tenía una cicatriz grande en el estómago producto de una operación. Le pregunté qué le había pasado y me contó que había donado un riñón. A los días, me contó que había recibido dinero por esa operación, que él sabía que yo estaba pasando una situación bastante dura porque habían matado a la persona que convivía conmigo (otro policía), y había quedado en una situación económica muy dura.
"Un día me preguntó que si yo podía donar un riñón si se presentaba la oportunidad. Yo le dije que sí, que yo lo podía hacer. Transcurrieron tal vez unos meses, y un día me llamó y me dijo que había una oportunidad y que si yo estaba de acuerdo; le dije que sí", relató Cordero mediante videoconferencia.
Fue este policía quien, al parecer, le presentó al comerciante griego Dimóstenes Katsigiannis Karkasi, propietario de la pizzería Acrópolis, ubicada por el Hospital Calderón Guardia, en San José, y quien es uno de los cinco imputados por el presunto delito de trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos.
"Él me recibió y me empezó a preguntar que si yo estaba de acuerdo, que si la operación salía bien ellos me daban entre ¢5 millones y ¢6 millones. Que tenía que hacerme exámenes y si todo salía bien la operación se programaba. Empezaron a hacer las cosas de prisa porque la señora que era la que recibía el riñón estaba en Costa Rica", agregó la declaración.
El ofrecimiento llegó en medio de una situación económica difícil, pues tras la muerte de su pareja, quedó con una gran deuda y, según relató, durante tres años estuvo recibiendo ¢2.000 por quincena para las necesidades de ella y su hijo. Tuvo que buscar un trabajo extra como repartidora de pizza... hasta que se realizó el trasplante.
"Yo le pedía tanto a Dios que nunca en mi trabajo pudiera cometer ningún error, ni coger nada de lo que no tenía que coger por necesidad. Por eso, vi esa oportunidad porque no le estaba haciendo daño a nadie. Al contrario", comentó entre lágrimas la testigo.
'Testigo de la corona'
Esta información fue parte del testimonio que brindó Maureen Cordero Solano, miembro de la Fuerza Pública quien, supuestamente, luego se encargó de reclutar más víctimas para la extracción ilícita de órganos.
Esta mujer, vecina de Tirrases de Curridabat, San José, es uno de los 25 testigos aportados por la Fiscalía en este juicio, que se inició el 11 de setiembre en el Tribunal Penal de San José contra cuatro médicos y un comerciante griego.
Cordero Solano declara en calidad de víctima e imputada. Es la primera en una lista de 14 víctimas a quienes, supuestamente, se les extrajo un riñón a cambio de un pago.
El Ministerio Público le suspendió la acción penal al aplicar un criterio de oportunidad, debido a que Cordero acordó respaldar la acusación de la Fiscalía con su testimonio.
De acuerdo con la mujer, el primero en darle la información fue su compañero policía, quien la contactó luego con el comerciante griego. Este, a su vez, la puso en comunicación con Francisco Mora Palma, médico jefe de Nefrología del Hospital Calderón Guardia y señalado por la Fiscalía como cabecilla de la red de trasiego de órganos.
Cordero manifestó que luego de esas conversaciones "todo sucedió muy rápido", en un plazo de 15 días. Las citas antes y después de la extracción del riñón fueron, según dijo, en el consultorio de Mora Palma, en el Calderón Guardia.
"Como todo sucedió tan rápido, el doctor (Mora Palma) me dio una incapacidad por 15 días. En esos 15 días, me dieron los resultados, que fueron compatibles. Fuimos a la pizzería de Dimos (Dimóstenes Katsigiannis Karkasi) y él me dio ¢100.000 para que dejara pagado todo en mi casa y me hiciera la operación.
"Me interné un sábado. Antes de eso, me dijeron que no podía tener contacto con la familia a la que le daría el riñón. Mi mamá me acompañó, mi hermana y mi pareja en ese entonces. Llegamos a la Clínica Católica. Ahí yo observé a la familia, que estaba aparte.
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"La operación estaba programada para las 3 de la tarde. A pesar de todo, yo tenía miedo. Mi familia no conocía que yo estaba recibiendo dinero por la operación. Yo le dije a mi compañero (Fuentes Abarca) que yo no me iba a operar si a mí no me daban seguridad de dinero, pues tenía miedo que no me lo entregaran. Entonces, él llamó a 'Dimos', que habló conmigo y me dijo que mandara a recoger el dinero a la pizzería. Mi hermana fue y cuando ya yo vi que entró (al cuarto del hospital), yo accedí a que me bajaran al quirófano.
"Ahí me pusieron a la par de la señora. El hermano de ella estaba ahí, hablaba español. Me operan y me despierto en el cuarto y lo único que recuerdo es que estaba mi mamá. Recuerdo que a los días empiezo a recuperarme un poco. Mi hermana me dice que habló con el hermano de la señora y con el esposo y que ella no entendía por qué no podían hablar conmigo. Ellos le pidieron permiso para verme y ella les dijo que sí.
"Entró el hermano de la señora y el esposo. Me abrazaron. Estuvieron hablando conmigo. Nos dijeron que no podían tener contacto con nosotros. Hacen amistad. Siempre estuvieron pendientes de mí. Yo seguí visitando a la señora en el hospital mientras estuvo en recuperación. Voy a citas de control adonde el doctor Mora Palma en el Calderón", relató Cordero.
Con esa familia ha mantenido contacto hasta la fecha, vía correo electrónico. Incluso, hace unos años, le enviaron el monto equivalente a ¢2 millones, con lo que pudo pagar el enganche para comprar un vehículo.
Cambio de intermediario
Según dijo Cordero, quien actualmente cursa estudios de Enfermería, Mora le tomó confianza y empezó a contarle cosas.
"Llega y me dice que él no quiere seguir operando con Dimos. Esto se da porque cuando yo estoy en la clínica, los señores me preguntan cuánto recibí y les dije. El esposo de la señora se molestó mucho porque se suponía que a ellos les habían cobrado una cantidad muy grande que era para el donante. Este señor se va para donde Dimos, que hasta se enojó y me dijo que yo no debía haber hablado con ellos.
En una de las consultas con Mora Palma, al parecer este le dijo que no quería seguir operando con Dimos "porque Dimos lo que tiene es un negocio".
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"Él (el doctor Mora) no ve justo que no le dé más dinero al donante, si no que ellos se lo dejaban y por eso él no quería operar más con ellos. Él (el médico) lo que recibía era ¢1,5 millones, que era lo que cobraba de honorarios por una operación. En una de las citas, me comentó que una muchacha de Estados Unidos lo había contactado. Ella estaba en la lista de Dimos pero no podía pagar la cantidad que pedía y contactó directo al doctor", dice Cordero.
Es cuando, aparentemente, Mora Palma le pregunta si ella conocía a alguien que quisiera donar un riñón. "Yo le digo que tengo un amigo, y que quizá le puedo decir. El doctor me dijo que Dimos les daba ¢6 millones, pero que él les daba $20.000 (¢10 millones en esa época)", agrega.
Así empezó, aparentemente de manera casual, su trabajo como reclutadora de personas dispuestas a dar el riñón a cambio de dinero. Se convertiría en la sustituta de Katsigiannis.
Luego de que ella donó su órgano, expresó la mujer, el médico le habría ofrecido $2.000 para que llevara más personas interesadas en dar su riñón.
Fue así como, supuestamente, condujo a conocidos suyos en mala situación económica; entre ellos a la pareja que enviaron a Israel para entregar su órgano y que fue deportada a Costa Rica sin haberse realizado el trasplante.
Entre las personas que habría reclutado estaban choferes 'piratas', mensajeros y la empleada de un bar.
Médico les habría pedido guardar silencio
Su mejor amigo, a quien identificó solo como David, estuvo entre el grupo de personas que le manifestó su interés en operarse.
Ya había una lista de conocidos interesados cuyo número Cordero no especificó en su declaración.
Cada uno de sus ellos, a su vez, tenía a otros interesados en dar el riñón por dinero.
Entre otras manifestaciones, la testigo dijo que Mora hacía que los interesados firmaran un documento donde señalaban que no habían recibido dinero. Ese papel se firmaba, aparentemente, en un hotel capitalino, adonde eran citados.
"(para uno de ellos) que tenía el pasaporte vencido, el doctor me dio $300 para que pusiera los documentos al día y poderlo operar. (...) Me cuenta (Mora Palma) que él cobraba $40.000 para todo el grupo médico y que él ya estaba haciendo las coordinaciones con la aseguradora de Israel para traer a los donantes aquí, y que él se encargaba de hoteles y transporte y cobraba una cierta cantidad.
"A mí me contactó una vez un doctor de Estados Unidos porque una muchacha necesitaba un riñón. Yo le dije al doctor, y me dio una proforma en una llave maya. Eran más de $140.000 lo que venía especificado con los gastos médicos y todo. Luego él empezó a tener contacto con los otros donantes, y mis amigos me decían que si llevaban a alguien él les reconocía algo económicamente", declaró Cordero.
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Cuando salió la información del supuesto tráfico de órganos en el país, añadió, el médico habría reunido a los donantes para pedirles que dijeran no haber recibido dinero a cambio.
"El doctor (Mora Palma) me llama y me dice que necesita que yo reúna a las personas que yo llevé porque necesita hablar con nosotros. Me dice que me va a llamar del Calderón porque pueden tener los teléfonos intervenidos. Me llama del Calderón y me pide que lo lleve al consultorio privado de él, a la vuelta del Calderón.
"El doctor nos dice que la cosa está fea, que el OIJ (Organismo de Investigación Judicial) va a llegar a indagarnos, que no podemos decir que todos nos conocemos. Les dice a ellos que no me conocen porque yo sería la perjudicada. Que nunca digan que recibimos dinero por el riñón, y que nos daría un abogado para asesorarnos. Él cubriría todos los honorarios de ese abogado.
"Nos dice que nos desaparezcamos porque cuando dos personas estaban internadas cayó Repretel (noticiero de canal 6) a la Clínica Católica porque ya se había dado la noticia. El doctor dijo que tuvo que sacarlos porque un periodista andaba detrás. Nos dijo que teníamos que cuidarnos y decir que nunca recibimos dinero", relató la testigo.
Los órganos dados por estas personas fueron trasplantados a enfermos de Israel, Italia, Grecia y Estados Unidos, según ha trascendido durante el debate.
Todos estos hechos, supuestamente, se dieron desde el 2009.
Entre 2010 y 2011, empiezan las operaciones, que se hicieron más frecuentes, según Cordero, en el 2012.
La supuesta red
De los cuatro especialistas, quien es señalado por la Fiscalía como presunto líder de la red de tráfico es Francisco Mora Palma.
Él trabajó 30 años en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y fue por 13 años jefe del servicio de Nefrología del Hospital Calderón Guardia.
También aparecen como imputados en la acusación los urólogos Maximiliano Mauro Stamati y Fabián Fonseca Guzmán, y el especialista en Vascular Periférico, Víctor Hugo Monge Monge, y el griego Dimóstenes Katsigiannis Karkasi, quien al parecer ejerció de intermediario entre Mora Palma y las personas a quienes se les quitó un riñón.
Mora Palma es, hasta el momento, el único imputado que brindó declaración.
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Según el médico, él nunca se benefició de estos procedimientos y, más bien, se considera como uno de los especialistas en Nefrología que desarrollaron el sistema de trasplantes de riñón en el país.
"Yo creo firmemente en el trasplante con donante vivo, que no produce lesión alguna. Yo no lesioné a ninguna persona, no falseé datos. Como funcionario público, no me beneficié ni beneficié a ninguna persona", manifestó en su declaración del 13 de setiembre.
Hasta el momento, han declarado, al menos, dos investigadores judiciales y un médico, también como parte de los 25 testigos de la Fiscalía.
En total, está previsto que en este debate pasen 46 personas a declarar.
Según lo programado, el juicio terminaría en noviembre, y sería la primera vez que en Costa Rica se lleva a los tribunales un caso de trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos.
De acuerdo a la acusación y a un testigo de la Fiscalía, el investigador judicial Diego Castillo Gómez –el primero en dar declaración en este juicio–, Cordero Solano habría vendido su riñón y participado también como reclutadora de víctimas a cambio de $1.000 por cada persona.
Esta red, aparentemente, llegó a pagar entre ¢3 millones y ¢10 millones por riñón.
Los procedimientos se realizarían en dos centros médicos privados, identificados por la Fiscalía como la Clínica Bíblica y el Hospital Hotel La Católica.
La Fiscalía le atribuye a Mora Palma 14 delitos por trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos, 16 delitos de peculado, 12 delitos de lesiones graves, y 6 por falsedad ideológica.
Al comerciante griego Katsigiannis Karkasi, se le atribuyen tres delitos de trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos y tres lesiones graves.
A Mauro Stamati, Fonseca Guzmán y Monge Monge, la Fiscalía les relaciona con la comisión de 14 delitos de trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos y 12 delitos de lesiones graves.