Lo que está pasando hoy en el Hospital San Rafael de Alajuela fue advertido, incluso, antes de su inauguración.
Este hospital abrió sus puertas sin el personal que necesitaba para su operación plena.
Se requerían 647 plazas, pero la Caja solo dio 122 porque necesitaba estrenar la obra. La promesa fue suplirlas paulatinamente. No se cumplió.
Valorado en $40 millones, el centro fue una de las obras de la desaparecida Gerencia de Modernización de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Esa es la misma gerencia que gestionó los préstamos español y finlandés que desembocaron, a la postre, en demandas legales contra altos jerarcas de la CCSS, entre ellos, su expresidente ejecutivo, Eliseo Vargas García.
Desde el principio, se dieron traspiés. Los trabajos fueron entregados con ocho meses de atraso , una demora que puso nerviosos a los alajuelenses, quienes esperaron 22 años para su nuevo hospital.
Uno de los atrasos se dio al descubrir que el edificio estaba sobre suelo arcilloso , lo cual lo ponía en riesgo. Esto obligó a la Caja a invertir $2,4 millones para estabilizar el recinto.
“Inaugurado hace casi cinco años, este hospital se trajo consigo los déficits arrastrados durante décadas de trabajar en un viejo edificio”, describe una de las notas periodísticas publicadas por este medio en el 2008 .
En esa nota, José Luis Pacheco, de la Junta de Salud, resumió lo que pasaba entonces: “A los alajuelenses nos crearon muchas expectativas y lo cierto es que nada de lo que se dijo al principio se cumplió”. Esa situación no ha cambiado.