Un chequeo de rutina para una entrevista de trabajo le permitió a Roberto Rodríguez Quesada descubrir una insuficiencia aórtica severa, que lo tuvo entre la vida y la muerte.
De eso hace 4 años, el mismo tiempo que esperó a que lo llamaran del Hospital México, para operarle el corazón. Él entró al quirófano este 20 de enero.
“Yo era el número 218 en la lista de espera. En cuatro años, solo operaron a 35 personas de esa lista”, contó Roberto el lunes, en la cama 706.
En el Hospital México, en el Calderón Guardia y en el San Juan de Dios, 600 personas esperan una cirugía o pulmón.
El México tiene la lista de espera más extensa de cirugía cardíaca y broncopulmonar: 464 enfermos están pendientes. De ellos, nueve aguardan la llamada desde el 2010.
En otros centros nacionales, la cantidad es bastante menor.
En el Calderón Guardia hay 78 personas y en el San Juan de Dios 65 esperando cirugía cardiovascular, informó la gerenta médica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), María Eugenia Villalta Bonilla.
A diferencia de esos recintos, el México tiene la red de salud más grande del país: está a cargo del 56% de la población nacional, explicó el jefe del Departamento de Cirugía, Édgar Méndez.
“Somos centros únicos de referencia (en toda esa red). Operamos todos los días y fines de semana en dos especialidades (cirugía cardiovascular y broncopulmonar).
”Somos cinco cirujanos que ya estamos agotados. No damos abasto (con la demanda de pacientes)”, se quejó el cirujano, quien pide a la Caja solicitar la ayuda de otros hospitales para sacar la lista de espera.
Consecuencias. Ángela Ponce Cerdas, de 41 años, estaba internada en el México, el 26 de enero. La enviaron del Hospital de Liberia, en Guanacaste, para que la operaran de la vesícula.
Ese día, le informaron de que no podían intervenirla. Ángela fue diagnosticada en el 2012 con una falla en una de las válvulas coronarias y, antes de sacarle la vesícula, debe ser operada del corazón. Ella es una de los 464 que esperan que los convoquen para pasar al quirófano.
“Quisiera un resultado rápido para cualquiera de las dos cosas (corazón o vesícula). Padezco de cansancio, no me puedo agachar ni caminar rápido. He sentido varias veces que me muero”, dijo esta vecina de Guadalupe de Liberia, mamá de cuatro jóvenes.
Desde que está en espera, hace tres años, Ángela ha estado internada no menos de diez veces con arritmias. Siete pastillas diarias la mantienen con vida.
La gerenta médica de la CCSS sabe la situación del México y sus pacientes. Según dijo, le pidió a este hospital un plan, que ella promete revisar y pasar, a la brevedad posible, a Junta Directiva de la CCSS para su aprobación.
Ese plan de atención, explicó Villalta, pasa primero por tratar de resolver la lista a lo interno (abrir, por ejemplo, consulta vespertina para casos críticos). “Luego se vería la posibilidad de que otros hospitales participen en esta gestión”, aclaró Villalta. Para la gerenta, la solución debe estar definida en febrero.
Roberto es uno de los que han tenido suerte. Él salió del hospital el 26 de enero, operado, luego de cuatro años de espera. Lo aguardaban su esposa y dos hijos: “Pasé 4 años clamando por este milagro. Está hecho y podré ver a mis hijos crecer”. Ángela clama por un milagro igual.