Una vez concluida, en el 2020, la planta de tratamiento Los Tajos libraría a varios ríos y quebradas de 38 toneladas de sólidos al día, provenientes de 11 cantones del área metropolitana.
Esas toneladas –que serían removidas mediante tratamiento primario o básico– equivalen al peso de dos camiones rígidos, de tres ejes cada uno.
La cantidad de sólidos por remover será más significativa conforme avancen las etapas de conexión de los cantones involucrados. El sistema pasará de cubrir al 45% de la población del área metropolitana, este año, al 65% en el 2020.
En junio arrancará la planta de tratamiento en La Uruca y, al mismo tiempo, el sistema de alcantarillado sanitario del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
Desde entonces, las familias que ya están conectadas a la red –unas 140.000– dejarán de verter 4,40 toneladas diarias de sólidos suspendidos (incluidas 2,70 toneladas de materia orgánica); es decir, se removerá la carga orgánica de las aguas en hasta un 40%.
Rafael Barboza, director de la Unidad Técnica Ambiental, del AyA, apuntó que, además de mejorar el agua de los ríos de la zona alta de la cuenca del río Grande de Tárcoles, Los Tajos ayudaría a reducir el riesgo de enfermedades, malos olores y plagas; mejoraría el paisaje y disminuiría la presencia de tanques sépticos.
En el Índice de desempeño ambiental , elaborado por la Universidad de Yale y en el que se evalúa a 178 países, Costa Rica pasó del puesto 5 (2012) al puesto 54 (2014), debido principalmente a la incorporación del indicador Recursos Hídricos, cuya única variable por medir fue el nivel de tratamiento de las aguas residuales.
En marzo del 2013, el país tenía una cobertura de tratamiento de aguas residuales del 4,2%. El AyA estima que, con el arranque de la planta Los Tajos, tal cobertura aumentará del 4,2% al 28%.