La planta de tratamiento de aguas negras Los Tajos, situada en La Carpio, La Uruca, obligará a 30.000 familias del área metropolitana a modificar algunas costumbres.
Para que la planta funcione con eficacia, será necesario eliminar prácticas como dejar ir por el fregadero el aceite del atún o la grasa de la cocina, o lanzar pañales o toallas sanitarias al inodoro. Las trampas de grasa, por ejemplo, son medidas que exigirá el Ministerio de Salud.
Con la planta Los Tajos se pretende limpiar las aguas residuales que llegan a los ríos, cargadas de materia orgánica como heces y orina, químicos y metales pesados.
Ahí llegarían las aguas residuales de 11 cantones del área metropolitana: San José, Tibás, Moravia, Vázquez de Coronado, Goicoechea, Montes de Oca, Curridabat, Desamparados, Alajuelita, La Unión y Escazú.
El proyecto, a cargo del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), registra poco más del 50% de avance físico y cerca del 90% de avance en obra civil. El proceso incluye programas de sensibilización para motivar a las familias a que cuiden el sistema.
En el caso de las industrias, Salud girará una orden sanitaria para que en los establecimientos se haga un tratamiento de aguas antes de la conexión con el alcantarillado.
Etapas. Una vez lista, la planta operará mediante los sistemas de tuberías –o colectores– ya existentes en los ríos del sector norte de San José: el Torres y el Rivera. El AyA tomará las conexiones actuales e irá instalando tuberías adicionales.
En julio, se licitarían las redes secundarias del norte josefino y, en octubre, las del sur. Se prevé concluir las licitaciones en el 2016.
Si se cumple el cronograma, en junio del 2016 se incorporarían los colectores de los ríos Tiribí y María Aguilar, al sur de la capital, para lo cual será necesario un túnel de 1, 7 kilómetros y una tubería de conducción de 3 kilómetros de largo.
Pablo Contreras, ingeniero a cargo del plan, explicó que antes de operar deben comprar, instalar más equipo y realizar las pruebas.
La primera etapa –que arrancaría en el 2015– consiste en reparar, ampliar y construir nuevas líneas de alcantarillado para recoger las aguas. La planta se encargará del tratamiento primario, es decir, de remover la carga orgánica en un 30% o 40%.
Según las proyecciones del AyA, en el 2025 se ampliará la capacidad de Los Tajos y se dará a las aguas un tratamiento secundario: la remoción de la carga orgánica sería entonces la máxima, de un 85%.
“El proyecto va a tiempo: las etapas 1 y 2 obedecen a un plan de acción productivo permitido por el reglamento 33.601 de Vertido y Reuso”, explicó Ana Villalobos, de la Dirección de Protección al Ambiente Humano, de Salud.
Servidumbres. Contreras, del AyA, explicó que están en proceso de construir 645 servidumbres para que pase la tubería. Según dijo, aprueban unas 30 servidumbres al mes y las tendrán listas en el 2016.
“El 50% va por la vía administrativa y algunas irán por vía judicial pues hay propietarios en desacuerdo. Pero el plan está estructurado para ir sacando obras que no tengan servidumbres. A medida que se resuelven, presentamos un paquete de obras para licitar”, externó.
Villalobos confirmó que la mayoría de casas están conectadas; falta conectar la planta a la red.
Aunque el proyecto de purificación está a cargo del AyA, la licitación de diseño, construcción y equipamiento la obtuvo, en el 2012, la firma española Acción Agua, y al final de ese año empezaron las obras.
El plan de alcantarillado cuesta $344 millones y, la planta, $44,6 millones. La mayor parte de los recursos provienen de un convenio con el gobierno japonés y con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Al tiempo que Acción Agua construye, el AyA “revive” algunos colectores que han quedado rezagados y elabora un inventario de todos los entes conectados a la red. En dos meses, se sabrá cuántos hogares y empresas estarán incluidos.
Muy pocas. De acuerdo con el decimonoveno informe del Estado de la Nación, solo el 4% de las aguas residuales en el país son tratadas antes de llegar a ríos, desembocaduras, embalses, bahías, golfos y mares.
Una vez que entre a operar esta planta, ese 4% de aguas libres de desechos residuales subiría a 28%, según la cartera de Salud. La planta disminuirá la cantidad de tanques sépticos que usa el 72% de la población. Esto, porque las casas con tanque deberán conectar sus aguas al alcantarillado.