La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) pagó ¢1,5 millones en horas extra a uno de sus choferes el pasado abril. Esto hizo que ese chofer con 40 años de antigüedad recibiera ¢2,8 millones de sueldo ese mes.
En marzo y mayo, en cambio, recibió ¢2 millones de sueldo debido a que el pago de horas extra descendió a entre ¢700.000 y 800.000; montos que duplicaron su salario base de ¢316.000.
La oficina de prensa de Recope señaló que el valor promedio de la anualidad de sus empleados es de ¢22.000 y el costo promedio de la hora extra ¢6.756.
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Según estos datos, este chofer de entre 60 y 65 años trabajó siete horas extra cada día de abril (15 horas diarias) para acumular los ¢1,5 millones recibidos en ese mes.
Este caso ilustra por qué, aunque un empleado público tenga un salario base, el pago de horas extra, antigüedad y otros pluses pueden disparar su ingreso mensual.
Así lo detalló este jueves Sara Salazar, presidenta ejecutiva de Recope, ante consultas de este diario de por qué esta empresa pública pagó en abril hasta ¢2,7 millones a uno de sus 138 misceláneo y ¢3,4 millones a uno de sus seis enfermeros en planilla.
Este tipo de sobrepagos aclaran las razones por las cuales la Universidad de Costa Rica (UCR) llegó a pagarle en octubre ¢2,7 millones a un oficial que regula el tránsito interno de carros, o ¢5,8 millones a una funcionaria reportada como asistente de enseñanza preescolar.
Recope es de las entidades donde los pluses salariales duplican el gasto por salario base.
Allí, los incentivos representan 44,22% del gasto total en remuneraciones y el salario base equivale a 20,19% del total, precisa un estudio publicado por el Ministerio de Planificación.
“Soy transparente y mi criterio es que todos los procesos están sujetos a mejorar y queremos que Recope esté mejor y sea más eficiente. Sé que vivimos momentos difíciles en las finanzas del país y todos debemos poner de nuestra parte”, dijo Salazar.Le puede interesar: 6 de cada 10 empleados de la CNFL ganan más de ¢1 millón
Pluses. Así se expresó la jerarca sobre el costo de los sobresueldos que, en el sector público, ya desplaza el de los salarios base: la remuneración directamente ligada al trabajo que hace un empleado.
Se trata de incentivos salariales creados, en muchos casos, sin respaldo técnico y pagados indistintamente del rendimiento del empleado que disparan el gasto público y atizan su déficit.
En entidades descentralizadas esos incentivos son mayores al ser parte de convenciones colectivas. Esto explica cómo un oficial de seguridad en Recope ganó ¢1,9 millones en abril pasado.
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“Los pagos de horas extra se están racionalizando y el año pasado los recortamos 15%. Sin embargo, emergencias como la reciente en el Caribe, cuando debimos reconstruir tramos del poliducto, obligan a jornadas largas y se reflejará en la planilla de los próximos meses”, opinó Salazar.
Según una investigación publicada por La Nación en diciembre, los salarios e incentivos de empleados de Recope consumen más de la mitad del dinero pagado por los consumidores para que la empresa les dé combustibles.
Para funcionar, la empresa presupuestó ¢86.500 millones en el 2014, de los cuales ¢50.600 millones (59%) son a salarios, incluidas cargas sociales e incentivos de la convención colectiva.