San José.
Eugenia Cartín Barrios centró esta semana bromas de miles de personas, por la filtración a redes sociales de una llamada suya con un empleado de la empresa Tigo. En el diálogo ella se enfurece por el servicio de Internet y pierde el control. Hoy explica qué ocurrió ese día.
Con 72 años, se declara saprissista fiel y adicta a la serie de televisión Criminal Minds. Vive sola hace 33 años en una casa en San José. Su sala, comedor y oficina están cercadas de escaparates, mesas y paredes invadidas de cuadros, figuras de cristal, platos de cerámica y fotografías en blanco y negro y sepia.
Desde su casa llena de antigüedades y recuerdos, evocó la herencia de aquella conversación telefónica.
– ¿Hace cuánto vive sola en esta casa?
– Hace 33 años, me pasé a esta casa en 1984.
– ¿Tiene usted hijos u otras personas que vean por usted o dependan de usted?
– Estuve casada en dos ocasiones con la misma persona, pero no funcionó. No, no tengo hijos, aunque quería, pero Dios no quiso que los tuviera.
– Usted se ocupa de su propio ingreso, ¿es así?
– Correcto, en vida a mis padres incluso les ayudé, pero ahora me mantengo yo sola.
– ¿Quiénes son sus familiares más cercanos?
– Tengo una hermana que vive en Estados Unidos y un hermano en España. Solo me queda una tía de 102 años.
– Le pregunto todo esto porque quisiera saber dónde ha encontrado algún apoyo luego de la filtración del audio. Presumo que lo ha recibido.
– Ha sido una experiencia muy sorpresiva, pero viera que muy bonita. No me esperaba eso, he recibido apoyo de "Raimundo y todo el mundo". De mis hermanos, mis primos en el país. Un sacerdote amigo mío me llamó desde Nueva York para felicitarme y decirme que he seguido adelante; sin abandonarme a pesar de cómo me puedo estar sintiendo. De mis colegas, me han escrito y llamado, que ..., diay... qué.
(A Cartín se le corta la voz; sus ojos se cristalizan y, aún maquillada, la cara ahora parece más enrojecida. En la sala también se encuentran su representante legal, Rodolfo Alvarado y el asistente de Cartín, David Martínez Sevilla. Martínez corre a localizar un vaso con agua para la traductora. Dos sorbos. Más serena, prosigue).
"Mucho apoyo, lo necesito. De mis compañeras de colegio, incluso una me escribió ayer un correo muy bonito. Doña Gloria Macaya, ella escribe libros para niños".
– Desde que el audio se filtró a redes sociales, usted ha sido caricaturizada y centrado las burlas e incluso ofensas de miles de personas en este país. ¿usted ha visto o escuchado este tipo de materiales circulando en Facebook? ¿cuánta tranquilidad le roba esto?
– Si claro. Primero, me llama poderosamente la atención que mi correo o a mi teléfono, nadie me ha enviado un solo meme, caricatura o recorte de periódico. Todo lo he visto en los teléfonos de otras personas, de quienes trabajan conmigo, allegados, colegas o amistades. Tigo, por ejemplo, sigue sin mandarme absolutamente nada.
"Al principio no tomé muy en serio el asunto pero ahora sí me preocupa mucho, porque ha llegado a nivel internacional y me ha inquietado mucho en el plano profesional de que esto vaya a afectar mi trabajo. Dependo de mi trabajo, la casa no es mía ...
(Otra pausa. La voz vuelve a fallar. Se lleva una mano al ojo y ataja la gota que se asoma).
"Esta casa es alquilada. Si esto me afecta profesionalmente, ¿qué voy a hacer, qué va a ser de mí?"
– Supongo que estos días es difícil seguir las rutinas de antes. ¿Cuánto le ha afectado en su productividad todo esto?
– Este trabajo mío es por completo fluctuante. No puedo darle una respuesta de lo que va a pasar. Hay semanas de mucho trabajo y otras muy flojas. Tenía encargos pendientes y han llegado más, pero son clientes de toda la vida.
"Me da miedo cómo podría cambiar todo si ven estas entrevistas o publicaciones en la redes. Los memes".
– Se lo planteo porque concluyo que para eso debe importarle mucho tener un buen acceso a Internet. ¿se solucionó al fin la avería?
– El acceso a Internet con Tigo jamás ha sido estable.
– ¿Hoy?
– Hoy está funcionando.
– ¿Hace cuánto está bien?
– Como una semana, pero más tarde podría fallar. Esto es desde siempre y llevo varios años ya con esta gente desde que se llamaba Cable Color y luego se empezó a llamar Amnet.
"Usted seguro no se acuerda por ser más joven, pero yo no nací en la era de Internet, fue en la de la máquina de escribir. No nací con la mente computadorizada, pero ahora un niño de dos años maneja un celular o una computadora mejor que yo".
– ¿Usted me comenta esa brecha generacional porque ha influido en este problema de algún modo?
– No, no, no; qué va. El problema que tengo con esta empresa lo tienen otros muchos como yo o más jóvenes. Profesionales y universitarios, a todos les pasa.
– ¿Hace cuánto fue la llamada? Se filtró en abril, pero entiendo que ocurrió semanas atrás.
– Fue en marzo, pero no recuerdo la fecha exacta.
– Escuché el audio. Noto cómo en cierto punto hace un énfasis particular en el tema del trabajo; justo ese lapso del diálogo es fuente de bromas en conversaciones por todo el país. ¿por qué?
– ¡Si claro! Tenía una presión enorme de unos clientes para entregarles un trabajo urgente. Esta labor mía es muy fluctuante y hay que moverse cuando suena el teléfono. A veces me piden 80 páginas para hacerlo en unos días y quieren saber si uno puede cumplir. Yo estaba con una presión tremenda.
– Pero ¿por qué era tan urgente?
– Siempre he sido una persona a quien le gusta cumplir con su trabajo. Me quieran o no me quieran hoy, siempre he gozado del respeto de mis clientes y colegas de otros idiomas por mi labor.
"Esos colegas míos de otros países suelen recomendarme a mí o buscarme para sus traducciones a inglés y francés entre decenas y decenas de otros traductores en este país para las traducciones de sus clientes. Tengo cierta imagen y buena fama qué cuidar".
– ¿Qué pasó ese día con el servicio de Internet que derivó en esa llamada?
– Ese era el tercer día seguido de estar llamando y estaba desesperada. El servicio venía intermitente, iba y venía, y estuvo en ese juego tres días y yo con esa presión. Lo arreglaron pero luego de un pleito. Esa no es la manera de ver resueltas las disputas.
"No quisiera que usted, por ejemplo, cumpliera con un artículo en su periódico y luego viniera su superior y lo amenazar con despedirlo si no entrega a tiempo, o no le paguen por incumplir. Esa era mi desesperación ese día".
– Se notaba mucho lo alterada que estaba, que usted se enoja. Tanto se degrada el asunto que usted insulta, grita. Está fúrica pero hay un momento, según parece, en que se le quiebra la voz y se insulta así misma mientras pide perdón por su conducta. ¿Cómo quedó internamente cuando colgó esa llamada?
– Me sentí totalmente frustrada. Pero no tuve tiempo de reflexionar. La presión era enorme. Para bien o para mal, me educaron para ser cumplida. Mi abuelo, educado en escuela militar en Estados Unidos, me decía que si a uno lo citan a las dos en punto, es a las dos en punto; no después. Lamentablemente, hoy eso no ocurre.
"Me eduqué en sitios donde la puntualidad existe. Incluso al colgar, seguía en la carrera de actuar profesionalmente para no quedarle mal a un cliente y menos uno de toda la vida. Nunca he quedado mal y era un trabajo importante. La frustración de incumplir es tremenda para uno".
– ¿Y lo logró?
– Si, por dicha, pero era muy importante ese trabajo. Tengo también abogados que dependen de mis traducciones para presentar documentos legales ante tribunales, registradores de artículos médicos depende de mi trabajo para presentar al Ministerio de Salud sus productos con fechas y horas muy específicas.
"No sido una, ni dos, ni diez veces que debo llamar a Tigo. Se ha convertido en una rutina de mi trabajo".
– ¿Ha considerado cambiar de operador?
– No a raíz de esto, pero sí lo he pensado.
– ¿Y ha vuelto a sus pensamientos la forma en que usted se comportó?
– Soy consciente de que fui muy dura y me enojé mucho, también que dije malas palabras y fui muy grosera, eso lo reconozco. Hoy aún pido disculpas a la persona a quien le tocó ese aguacero, pero a todos nos ha pasado. ¿O acaso usted no se ha enojado en su trabajo?
– Claro que sí. ¿Y cómo se enteró usted de la filtración en redes sociales?
– Para mí todo esto ha sido pavoroso. La primera noticia que tuve fue una prima-hermana, quien me contó que le había llegado el audio por el correo y me lo mandó. No le di en ese momento importancia.
– ¿Y qué ha pasado desde entonces?
– El teléfono no para. Me llaman a toda hora para insultarme o solo llaman para colgar el teléfono. Me ponen música y me gritan. Entonces cuelgo. Ahorita me llega una hoja para traducir que puedo hacer en 10 minutos, pero me toma dos horas por las llamadas.
"También he tenido más visitas estos días debido a la situación y debo atender a esas visitas porque las agradezco y no voy a deshacerme de ellas en dos minutos si vienen a la casa. Hoy, quizás, por ser sábado, no ha sonado el teléfono, anoche recibí solo llamadas de apoyo".
– ¿Cómo anda su estado de ánimo?
– Muy fluctuante. A ratos me siento muy apoyada, pero también muy nerviosa de que mi ingreso (económico) me falle. Me asusta eso, ¿de qué voy a vivir?, ¿qué voy a hacer entonces? Yo no tengo quién me mantenga. Ahora me desvelo mucho y se me ha ido el apetito.
– Al salir a la calle, ¿cuán nerviosa se ha sentido estos días? ¿La reconocen en la calle por este asunto?
– Sí me reconocen. Hoy a la salida de misa, me detuvo en la calle un señor, me preguntó si era la señora de los periódicos, la de Tigo. Me dijo que era un gusto conocerme y me daba todo su apoyo. Alguien que no conozco. Una casualidad. Pero debo seguir mi vida, no puedo dejar de salir a la calle.
"Lo que sí me da mucho miedo son personas que pudieran seguirme o vigilarme para meterse a robar o agredirme. Ahora, personas con buenas y malas intenciones, se mezclan. ¿Y si viene alguien malintencionado a mi casa buscando una traducción? Debo pasarlo adelante para ver el trabajo, lo normal. Pero ¿y si me agrede para robarme o solo para hacerme daño? Eso temo. ¿Quién en mi lugar no lo estaría?"
– ¿Y qué les responde a quienes la juzgan con dureza por su conducta con esa llamada?
– Les preguntaría ¿quién de ustedes no se ha enojado alguna vez? Todos nos enojamos con alguien. Con conocidos o extraños. Nadie está exento. Hasta el futbolista famoso. ¿Usted cree que Keylor Navas nunca se enoja? Todos somos seres humanos y yo también.
(*) Nota del editor: el autor de esta entrevista también ha ofrecido en varias ocasiones celebrar una entrevista con algún vocero de la empresa Tigo sobre este caso. Luego de varios días, sigue sin responder.