Javier Solís Herrera, embajador designado en Managua, afirmó que impulsará una agenda bilateral, la cual incluya temas de interés para Costa Rica y Nicaragua, más allá de una solución al conflicto por el río San Juan.
"Mi responsabilidad como embajador cubre todas las áreas de relaciones bilaterales entre Costa Rica y Nicaragua", dijo.
Y agregó: "Soy un servidor público, no soy una persona privada en Nicaragua; soy un servidor público que representa al Gobierno, al Estado y al pueblo costarricenses. Así es como se interpreta ampliamente la función diplomática".
Desde esta perspectiva, Solís explicó que las relaciones entre ambos países deben, además, enmarcarse dentro de un concepto práctico de integración regional.
Uno de los temas a los que brindará especial atención es al de la inmigración, aunque no precisó acciones concretas.
"Lo que hay que hacer es que la inmigración no se convierta en un fenómeno simplemente espontáneo e incontrolable", aseguró.
Reconoció que aún no ha recibido instrucciones de la Cancillería tica, pero adelantó que está de acuerdo con que exista un mecanismo de solución de controversias comerciales entre los países de la región.
Nicaragua no ha aprobado aún esta propuesta formulada por el Gobierno de Costa Rica.
"Estoy seguro de que ese tema estará dentro de las tareas que me fije el Ministro (Roberto Rojas) a la hora de que comience funciones", declaró.
Solís dijo que aún no tiene una fecha precisa para asumir la representación diplomática costarricense en Managua y reiteró que primero tendrá que presentar sus cartas credenciales ante el Gobierno nicaragüense.
Esto, pese a que Édgar Ugalde Álvarez, actual embajador, regresará a San José el 31 de enero, para desempeñarse como asesor del canciller Rojas.
Según explicó, si no empieza sus funciones el 1° de febrero, la embajada quedará en manos del funcionario que designe Ugalde, mientras él termina los trámites protocolarios fijados por el Poder Ejecutivo nicaragüense.