La afiliación a los sindicatos pierde terreno frente a otras formas de asociación de trabajadores, como el solidarismo.
Entre 2013 y 2014, la cantidad de militantes sindicales se redujo en 14.016 trabajadores, mientras que el número de solidaristas creció en 9.250, según lo evidencia el Anuario Estadístico 2014, del Ministerio de Trabajo.
A lo largo de ese año, la fuerza sindical conjunta de los sectores público y privado decreció de 207.109 a 193.093 militantes. En términos relativos, la caída fue de un 6,7%.
Mientras, el panorama fue distinto en la acera solidarista. En el 2013, dicho movimiento tenía matriculados a 300.465 trabajadores y creció a 309.715 afiliados en el 2014, o sea, un 3% más.
Frente se reduce. El estrechamiento que sufrió el frente sindical fue el más importante desde el que experimentó entre 1997 y 1998, cuando la afiliación cayó en 17.787 agremiados.
En ese periodo, se redujo la cantidad de sindicalistas de 152.778 a 134.991, y se trajo abajo la tasa de sindicación (porcentaje que representa la cantidad de afiliados respecto de la población ocupada total) a un 10,4%, según el Anuario Estadístico 2010 .
Un año después, en 1999, la tasa de sindicación subió temporalmente a un 12,2%, en medio de luchas entre los gremios y el Gobierno por el proyecto conocido como “combo ICE”, que pretendía transformar las operaciones del Instituto Costarricense de Electricidad, pero que, al final, fracasó en la Sala IV.
Después, la militancia sindical no volvió a alcanzar el mismo nivel e inició una larga caída hasta el año pasado, cuando se situó en un 9,4%. En el 2013, fue de un 9,9%.
Esa tesis la defiende Albino Vargas, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP).
Según Vargas, si la empresa privada respetara la libertad sindical, la Constitución Política y el Código de Trabajo, entre otras normas, habría muchos más sindicatos y una alta afiliación.
“En la empresa privada prácticamente al trabajador se le obliga a ser solidarista. La palabra ‘sindicato’ es sinónimo de despido en el sector privado”, se quejó.
Respecto de las cifras en picada, Gilberto Cascante, presidente de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), afirmó que nota una realidad distinta, pues, en los últimos dos años, su sindicato más bien creció de 52.000 a 60.000 asociados.
Según Cascante, la dificultad para obtener créditos en la banca comercial lleva a muchos trabajadores a preferir el solidarismo, donde es más fácil financiarse.
Entre las asociaciones solidaristas más grandes del país, figuran varias del sector público, como la de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), con más de 32.000 afiliados, y la del Banco Nacional (BNCR), con más de 5.000 socios.
No obstante, Álvaro Villalobos, presidente de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, cree que la preferencia radica en que el solidarismo se acerca más a la idiosincrasia tica.
“Su nacimiento, logros y resultados, son producto del diálogo, la armonía y el convencimiento entre trabajadores y patronos, y no por la vía de la imposición”, afirmó Villalobos.
Pese a la reducción del movimiento sindical, el politólogo Constantino Urcuyo cree que el frente encabezado por ANEP gana fuerza e influencia política, gracias a una agenda más “amigable” con el actual Gobierno que la que tiene el Bloque Unitario Sindical y Social Costarricense (Bussco), donde figura ANDE, proclive a cuestionar más al Poder Ejecutivo y al Congreso.