San Carlos. Cuando su hijo Freddy le contó, el año pasado que iba a comprar una motocicleta, Blanca Rosa Murillo se opuso porque temía que tuviera un accidente, mas no logró convencerlo de que no lo hiciera.
“Mi presentimiento de madre se cumplió”, lamentó esta mujer de 76 años, mientras recordaba el hecho, en el corredor de su casa, en Buenos Aires de Pocosol, San Carlos.
Freddy Araya Murillo, de 49 años, y su esposa Salvadora Sandoval Lazo, de 45, murieron la tarde del 27 de octubre pasado, cuando la moto en que viajaban chocó contra un Mitsubishi Nativa en la vía que comunica Muelle con Boca Arenal, también en el cantón norteño.
El número de muertes por accidentes de tránsito en el país crece cada año sin que las autoridades logren hacer algo para frenar tal escalada.
Según datos de la Policía de Tránsito, en el 2011 fallecieron 289 personas y hasta el 5 de diciembre de este año se contabilizaban 411, lo cual equivale a un incremento del 40%. Este dato solo contempla los fallecimientos ocurridos en el sitio del percance.
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Para Cindy Coto, directora del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), la mayoría de los costarricenses "cree que no tendrá accidentes". La funcionaria afirmó que la gente piensa que no será víctima de percances y eso la hace irrespetar las normas de seguridad en carretera.
Ese jueves, el matrimonio había llegado a eso de las 8 a. m. a visitar a doña Blanca Rosa, pues, según cuenta ella, llevaba tres semanas de no verlos.
Freddy, quien laboraba como vigilante de un hotel en La Fortuna, era uno de los menores de sus 15 hijos, entre los cuales hay trillizos y gemelos.
“Me trajo una carne de cerdo para que le preparara y me pidió que le hiciera miel de ayote con café para la tarde”, detalló.
También comenzaron a hacer planes para Navidad, porque Freddy siempre llegaba a ayudarle con la tamaleada.
Como a las 3 p. m., la pareja emprendió el viaje de regreso. Querían que les diera tiempo de pasar a ver a los padres de ella, quienes viven en Boca Arenal.
“Como a las seis llegó una de mis hijas mayores y me dijo: ‘Mamá, prepárese, porque tengo que darle una mala noticia’”, contó.
Fue entonces cuando le informaron de que su hijo y su nuera habían muerto en un choque.
“Yo sentí un doble mazazo en la cabeza”, rememoró. Ni siquiera fue comparable con el dolor que le produjo la muerte de otro de sus muchachos, Luis Ángel, tras una batalla contra el cáncer.
“Aunque mi otro hijo había muerto hacía dos años, (la muerte) ya era esperada, pero lo que le pasó a Freddy fue inesperado. Además, él me tenía un gran cariño”, narró la madre.
Aquella noche, dijo doña Blanca, reflexionando con su familia, llegó a la conclusión de que Salvadora y Freddy hicieron el viaje para despedirse de ella y también de los padres de la mujer.
El matrimonio dejó tres hijos, dos adultos y un menor de edad.
A ella, reconoció doña Blanca, nunca le han gustado las motocicletas, y así pensaba desde antes del mortal choque de Freddy. Su desconfianza no es infundada, pues solo este año han muerto más de 180 motociclistas.
Hace poco, Marvin, otro de sus hijos, compró uno de estos vehículos, pero, a diferencia de Freddy, a él sí logró convencerlo de no usarla y ya la tiene en venta.