Con su carta de renuncia a la mano, el pasado lunes 20 de junio el entonces viceministro de Transportes, Sebastián Urbina, acudió al despacho del presidente de la República, Luis Guillermo Solís, con la intención de dar un paso al lado, luego de que un sector de los autobuseros lograra que Zapote lo separara de los proyectos que pretenden ordenar ese servicio de transporte público.
Urbina llegó antes de las 9 a. m. a Casa Presidencial. Había masticado su renuncia durante el fin de semana, luego de analizar las implicaciones de la medida que le comunicó el propio mandatario –el jueves 16 de junio– de apartarlo de las negociaciones que buscaban implementar, tras muchos años de atrasos y trabas, los planes de sectorización y de cobro electrónico en los buses.
En su misiva, de seis párrafos, el exsegundo de abordo del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) indica que resulta evidente que su relación con una parte del sector de autobuseros se había deteriorado. Más adelante en la nota, Urbina recuerda que el mismo Solís le comentó que un grupo de esos empresarios "detendrían las negociaciones" si él continuaba en el proceso.
De hecho, el presidente Luis Guillermo Solís le comunicó su decisión de separarlo de las negociaciones luego de recibir, el martes 7 de junio, a representantes de la Cámara Nacional de Transportistas (Canatrans), quienes solicitaron un nuevo enlace del Gobierno.
Tras esa cita, Alex Álvarez, de Canatrans, había admitido que la organización estaba disconforme con la forma en que el viceministro manejaba estos asuntos. "Veníamos teniendo problemas de comunicación (con Urbina). No nos parecía que mientras estábamos discutiendo ciertos temas saliera a la prensa a dar declaraciones sobre cosas que se estaban haciendo sin habernos consultado", aseveró.ANTECEDENTE: Presidente separa del plan de sectorización a su viceministro de Transportes
Incluso, varias empresas de Desamparados afiliadas a esa Cámara prometieron bloquear una iniciativa del funcionario de apurar la implementación del plan piloto de sectorización en ese cantón.
En la carta que llevaba el lunes, Urbina presentó la renuncia con la intención de allanar el camino para que el presidente pudiera designar a quien considerara más idóneo para apoyar la modernización del transporte público, al tiempo que expresó su interés en que se implementen los proyectos de sectorización y de cobro electrónico "priorizando las necesidades de los usuarios".
La salida de Urbina no ocurrió ese día. Luego de conversar una hora y media, el presidente lo convenció de que se quedara en el puesto apoyando al ministro, Carlos Villalta, quien a partir de ahora se encargaría de la relación con los autobuseros, y le pidió que le diera mes y medio de tiempo a la espera de que bajaran las tensiones con los transportistas.
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Villalta aseguró a La Nación que no vio la carta de renuncia de Urbina hasta hoy. No obstante, confirmó que ese mismo lunes su excolaborador le informó verbalmente que había dimitido, pero que Solís no aceptó, porque no quería que él se alejara del MOPT y que bajo ningún criterio tenía la intención de prescindir de sus servicios. Sin embargo, el tiempo traería otras novedades.