A lo largo de los años, el Festival Internacional de Cine Paz con la Tierra (CRFIC) ha buscado una y otra vez la ruta de su definición. Con el nombramiento de un nuevo director artístico, Marcelo Quesada , el Centro de Cine ansía darle un camino.
Quesada, de 29 años, es codirector y fundador de la distribuidora Pacífica Grey, que actualmente exhibe en salas del país el filme Fuerza mayor . En la anterior edición del CRFIC, él y Karina Avellán (codirectora de la empresa) colaboraron en la sección de industria y formación del encuentro.
¿Qué debe ser el CRFIC?
Lo interesante de involucrarme con el proyecto en este momento es que nos permite trabajar desde las raíces y la arquitectura propia de la propuesta del festival. Estoy estudiando qué ha sido hasta el momento; ya existe una base, de la que se mantendrán algunas cosas y se cambiarán otras. Estoy tratando de entender el contexto de un festival de cine en el momento actual de la cinematografía nacional, en cuanto a producción y acercamiento al público.
”Es un poco temprano para decir de manera contundente: ‘el festival debería ser esto y esto’. La dimensión del proyecto y propuestas de contenidos podemos irlo mejorando de manera constante, pero toca entender cómo hacer un festival de cine que pueda ser exitoso y congruente con este tamaño de país. Es importante entender el potencial internacional del proyecto para saber cómo atraer a actores de la industria internacional, para potenciar lo que está sucediendo acá y entender cómo esto puede ser una plataforma importante para películas locales.
”Todos quisiéramos que el festival fuera una ventana que valga la pena: que un director tenga la película en mayo piense que el lanzamiento puede ser más fuerte si se espera al festival por su acercamiento al público”.
Ha sido un festival errático, con resultados y enfoques dispares cada año. ¿Cuáles son algunas ideas preliminares para darle una ruta?
El pasado del festival viene dado justo por el hecho de no tener una cabeza visible, por decirlo de alguna manera. Se han involucrado diversas empresas productoras para producir un festival que, en términos de personalidad, no estaba definido al 100%. No es lo ideal, pero es comprensible. A partir de eso, me toca evaluar de manera muy consciente y detallada, junto con Max Valverde (director del Centro de Cine), qué se mantiene y qué no. Me alegra que este trabajo se pueda hacer de la mano con Max, porque siento que hay una libertad de planteamiento para formularlo y darle una coherencia, porque si algo debe ser un festival es coherente en todas sus facetas. El nombramiento es muy reciente.
Conozco de manera relativamente cercana lo que sucedió en dos ediciones anteriores entonces tengo un panorama básico de planteamientos, pero en el papel que me involucro, lo más respetuoso es entablar esta conversación’.
Desde este punto de vista, previo a la revisión, ¿qué ha funcionado y qué puede potenciarse?
Cualquier festival de cine nace como una ventana muy necesaria para visibilizar un tipo de propuesta cinematográfica que la mayoría de veces no tiene cabida en el circuito comercial. Tengo un gran compromiso con respetar la esencia de ese tipo de cine que no se está viendo en otros espacios. La medida adecuada de eso la dará a entender el país, la población en que nos insertamos. Costa Rica es un país que no ha tenido acceso a una cinemateca o espacios de formación audiovisual específica, así que creo que no sería estratégico ser muy contundente en términos de tener propuestas muy autorales.
”Sí debe ser un espacio para ver esas películas pero, a la vez, debe buscar un acercamiento real, palpable, con un público que no es solo el cinéfilo, sino un público más general, para que puedan establecer ellos mismos esa ruta de exploración y profundizar en un cine más diverso”.
‘Dos pilares serían entender cuál es el tipo de cine que no estamos viendo y entender el momento actual del público local, para que la propuesta sea congruente en ser diversa pero también atractiva. Una meta específica es que sea una plataforma real para lanzamiento de películas locales, que para los cineastas locales sea una plataforma para generar acercamiento importante con el público, con prensa nacional e internacional y, por qué no, que haya un premio en metálico atractivo para que los premios sean importantes para el sector.
‘Es muy importante entender cómo se puede insertar el CRFIC en un mercado internacional ya sobrepoblado de eventos. Cada vez hay más festivales en todo lado. Nos toca entender cómo esto resulta atractivo para que venga gente de la industria internacional. Para mí, la clave de atracción de ese mercado tiene que ver con que puedan descubrir cosas que no puedan descubrir en otras partes.
¿Con cuáles instituciones o tipos de instituciones consideraría importante buscar una alianza?
Hacia afuera, es importante generar vínculos con instituciones posicionadas, desde festivales hasta fondos. A grandes rasgos, nos interesa establecer relaciones con alguna institución consolidada en la exhibición de cine documental, y en el Centro de Cine hay un interés tangible porque la parte de animación pueda integrarse de una manera orgánica en una propuesta del festival. Nos interesa establecer vínculos con instituciones bastante relevantes. Nos interesa que pueda ser apoyado de manera muy articulado con instituciones, iniciando por el Ministerio de Cultura, la Defensoría de los Habitantes y otra gran cantidad de entes que pueden ayudar a que llegue a más público y que sea congruente con el trabajo que desarrollan.