T res décadas de sacrificios y entrega en nombre del periodismo le valieron a Marcelo Castro el Premio Pío Víquez, el máximo reconocimiento que se da en Costa Rica a esta profesión.
El fallo firmado por José Rodolfo Ibarra, como representante del Colegio de Periodistas, y Álvaro Murillo, por el Ministerio de Cultura, destaca la actitud humilde, de sacrificio, conciencia cívica y valentía de este comunicador de 52 años. Tales virtudes lo hacen ser un ejemplo para las nuevas generaciones, detalla el acta.
Castro, quien no contuvo las lágrimas cuando recibió la noticia, asegura que este reconocimiento le llega en el mejor momento de su vida.
Ahora, no solo es un profesional en plena madurez, sino un mejor ser humano: más espiritual y en paz con él mismo y los demás.
Viva conversó con él este jueves al terminar la edición meridiana de Telenoticias , en medio de una lluvia de felicitaciones y muestras de cariño que venían de todos los departamentos del canal y por medio de cuanta red social existe.
Son 30 años de carrera, ¿sospechó en algún momento que este premio sería para usted?
No, nunca lo pensé. Hay muchos parámetros para dar un premio a un periodista; en mi caso, me considero trabajador y honesto y, a partir de ahí, no califico más mi trabajo.
”Claro que es bonito ganar un premio. Cuando tenía unos dos años de trabajar en Monumental, me dieron el premio de periodista del año y para mí aquello fue algo grandioso porque era apenas un estudiante. Ahora, me llega este otro en la parte madura de mi profesión; eso hace que uno se sienta muy agradecido con Dios y la vida”.
Para nadie es un secreto que muchos desertan del periodismo por ser muy demandante. ¿Qué lo ha hecho sobrevivir a esta profesión?
(Sonríe) Es curioso; creo que he sido tenaz y luchador; además, desde joven, siempre sentí una pasión por el medio electrónico.
“¿Sobrevivir? Sí cuesta porque a veces uno se siente cansado, piensa que qué bonito dedicarse a algo más tranquilo, pero el gusanillo siempre ha estado ahí y me mantuvo hasta ahora”.
El fallo destaca su humildad. ¿Cómo se maneja el ego cuando la televisión da tanta exposición?
Si así se ha señalado, yo lo agradezco. Creo que uno trae esa característica de actuar así, quizá por el hecho de que uno viene de una familia sencilla del campo, que me enseñó muchos valores.
También se destaca su valentía...
Me llama mucho la atención. La mayor parte de mi carrera ha sido muy satisfactoria, pero sí pasé una prueba fuerte en mi vida a los 36 años, cuando acepté mi preferencia sexual. Ese momento no fue fácil, pero sí me ayudó a sentirme una persona sin miedo; alguien que daba la cara y que no escondía nada.
En ese momento, la sociedad era más conservadora. ¿Le tuvo miedo al rechazo?
Sí claro, pero sí recuerdo que había una fuerza interior que me hizo actuar y sentirme valiente; pude hacerle frente a ese miedo que tenía guardado.
El jurado también lo considera un ejemplo para las nuevas generaciones de periodistas. ¿Se ve así?
Sí es así, yo me sentiría muy orgulloso; realmente, lo agradezco.
¿Cuál es su opinión del periodismo actual?
El periodismo está en una situación que no es la mejor. Los periodistas están pasando pruebas muy fuertes, como el tema de la libertad de expresión y las escuchas telefónicas, pero también hay interesantes novedades. La tecnología es una oportunidad para los jóvenes, porque ellos la dominan a placer. Aunque hay una gran oferta en el mercado laboral, creo que esa es una oportunidad que reta a los periodistas a tener ideas nuevas.
¿Qué consejo le da a las nuevas generaciones de periodistas?
A los jóvenes periodistas les digo que sigan siendo luchadores y que sigan creyendo en sus capacidades. Para tener éxito en una profesión, se debe tener una gran cuota de fe en uno mismo y eso no es lo mismo que orgullo o ego exacerbado. Hay que hacer las cosas con pasión y alegría, con entusiasmo, sabiendo que los resultados van a venir.
¿Llega este premio en el mejor momento de su vida?
¡Claro! De joven uno no abraza mucho la fe y la espiritualidad, pero para mí en este momento ese es el alimento diario.