“Pequeño Valentino” y “Pequeño Versace” (como los reconocidos diseñadores), eran los sobrenombres que los papás del diseñador costarricense Rob Chamaeleo le decían con cariño cuando él apenas tenía cuatro años. A esa edad, y gracias a su ingenio, le confeccionaba sandalias de papel a su mamá. El niño escuchaba a sus padres con enojo y les decía que no... él quería ser actor.
Desde muy niño pensó que la moda no era lo suyo. Le parecía muy superficial admirar y desear un artículo de “marca” solamente para estar en sintonía con las tendencias, y no apreciarlo por el arte que existía detrás del diseño.
Diez años después, mientras estaba en un intercambio en Europa, irónicamente el “Pequeño Valentino”, ya con 14 años, y frente a una vitrina del diseñador Alexander McQueen en Milán, decidió lo que quería hacer de su vida: algo que tenía que ver con arte pero no con la actuación.
Su decisión lo hizo regresar a Costa Rica con la visión de que quería ser un diseñador de modas, uno que mostraría el arte en cada uno de sus diseños.
Rob terminó sus estudios de secundaria y, de inmediato, se fue a estudiar moda a Milán (Italia) y París (Francia), sitios en los que la teoría lo formó como Diseñador de Modas, en el Instituto Marangoni, y en experto en mercadeo de finanzas y modas. Hoy, la práctica lo ha convertido en un artista capaz de transformar lo más oscuro en algo celestial.
A sus 24 años, el dueño de la marca Chamaeleo, fue nombrado carrera de Modas de la Universidad Creativa.
En mayo, presentó sus diseños en el Mercedes-Benz Fashion Week San José y en agosto participó en el Festival de Moda y Diseño en Montreal Canadá, espacio que le permitió exponer su talento y crear contactos de negocios.
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Es poco común que alguien tan joven logre esta secuencia de acontecimientos positivos. Para Rob lo importante es ser perseverante y no dejarse persuadir por un “no” que ponga en jaque sus sueños e ilusiones.
Chamaeleo –que significa camaleón en latín– ha aprendido a acoplarse a las circunstancias, al igual que el pequeño reptil que es capaz de cambiar de color para adaptarse a los espacios.
¿Consideró quedarse trabajando en Europa?
Trabajé en una casa muy grande de modas que se llama Gianfranco Ferré. Ahí trabajaba con un sistema que me gustaba. Mas yo veía cómo en estas casas de moda en Milán y París, para ser un diseñador establecido, hay que trabajar más de 20 años en una marca para poder llegar a ser un director creativo.
”Como yo quería crear mi marca, yo dije que mejor me venía a Costa Rica, y así la mano de obra me iba a salir más barata, porque en Milán y en París la mano de obra es carísima para un diseñador nuevo. Yo quería mi propio negocio. Quiero que mi negocio se expanda; en Montreal, Canadá, encontré unas tiendas para eso. Quiero encontrar un país por año para posicionar mi marca”.
¿En dónde encuentra la inspiración para crear sus conceptos?
Yo juego mucho con los opuestos, me gusta agarrar inspiración de cosas grotescas, terribles, trágicas, de sucesos, y sacar paralelamente algo celestial, algo etéreo. Si se analiza mi moda se encuentra con algo que le puede molestar, pero que al mismo tiempo le puede atraer. Siento que el mayor reto para un diseñador es trabajar con una inspiración que es disgustosa.
”Yo siento que hay que hacer todo el esfuerzo y el estudio y tratar de formular todo para sacar algo bonito. Yo busco la inspiración en lo más oscuro para sacar algo bien claro, trato de jugar con los opuestos, hay que ver más allá de la prenda, ver que los opuestos se complementan”.
¿En cuáles desfiles y festivales ha estado presente?
El 8 de agosto del 2015 tuve mi primer desfile en Costa Rica, lo hice en el Mall San Pedro. Pero luego empecé a tocar y tocar puertas. Se me dio la oportunidad de enviar mi portafolio para participar en el Mercedes Benz Fashion Week (San José), y me eligieron gracias a Dios; yo todo se lo agradezco a Dios. He tenido apoyo de revistas, por ejemplo de Perfil , y hace un año empecé a trabajar como profesor en la Universidad Creativa. Me contrataron para dar cursos libres, a los chicos les gustó y me nombraron profe. Hace poco me nombraron director de carrera; yo no esperaba esto tan rápido.
¿Desde cuándo tiene su marca y cómo ha sido la acogida?
Yo la creé desde los 16 años, pero es hasta ahora que he estado vendiendo. La verdad me está yendo muy bien. Empecé distribuyendo mis productos en la Boutique Parisina, en Escazú ,y en La Ropería, en San Pedro. Ahora estoy buscando más lugares en Costa Rica para posicionar la marca.
¿Cómo asume el rol de ser director de carrera a sus 24 años?
No me lo esperaba. Yo no sé cómo pasó, pero creo que ellos vieron que a mí me importa que crezca la moda a nivel costarricense.
¿Por qué cree que lo eligieron?
Creo que vieron mi empatía. A mí me importan mucho los estudiantes, me importa mucho que crezcan a nivel propio. Yo no doy clases para que me paguen, sino porque me importa la industria costarricense y el crecimiento a nivel artístico. Los estudiantes están aprendiendo a hacer congruencias más comerciales. Me importa mucho que crezca la industria; si ellos crecen, Costa Rica crece y nos vamos a empezar a expandir todos juntos. Mi objetivo es que Costa Rica crezca.
¿Qué legado quiere dejar en sus estudiantes?Me parece importante que ellos sepan que no se debe discriminar, hay todo tipo de vestimenta. En Costa Rica falta mucha apertura a ese nivel. Yo les digo que no sigan las reglas que inculca la sociedad: se pueden hacer muchas cosas, que se atrevan a volar más. Me parece que en el pasado ha habido mucha alusión costarricense a diseños europeos o de otros continentes, siento que se diseña admirando trabajos de gente del exterior. Ahora, hay que enfocarse en hacer cosas propias. Ser líderes, crear nuestra propia identidad.
¿A qué atribuye sus logros a tan corta edad?
A Dios y a mis papás. Siento que la perseverancia me la da Dios, yo en la mañana y en la noche oro, agradezco y pido por el futuro. Todas mis energías se las atribuyo a Dios.
Es talentoso pero podría decirse que con poca experiencia. ¿Cómo lidia con eso?
Me da felicidad que puede haber más que sacar, esto me da esperanza, porque pienso que cada año me puede dar más experiencia. Yo todo lo digiero de manera positiva. La gente me dice: ‘¿cómo un chamaco de su edad puede hacer lo que usted hace?’, pero son cosas con las que hay que lidiar. Yo solo pienso en que hay que tomar las mejores decisiones por el bien de los estudiantes. Yo asumo el trabajo que me dieron, no puedo dejarme intimidar por mi edad.
Se le han presentado grandes oportunidades y ha crecido como profesional. ¿Cómo hace para mantener los pies en la tierra?
Hay que mantenerse ubicado, reconocer de donde soy. Yo creo que hay que ser agradecido, eso hace que uno siga avanzando. Si uno desecha todo lo bueno, a toda esa gente que lo empujó, nunca lo va a lograr. Uno tiene que mantener su red, recordar quién nos hizo empezar en distintos lugares, porque, de lo contrario, todo se derrumba.
¿Se ha sentido encasillado alguna vez por los estereotipos que existen sobre los diseñadores?
Es interesante porque si uno quiere ser diseñador y vivir de eso con la competencia que hay ahora, es imposible ser vagabundo (como muchas veces se dice que son). Uno puede no dormir por estar trabajando. El diseño de modas es un estudio de la sociedad, uno tiene que saber cuáles son las necesidades del mundo.
¿Cómo ve el panorama para los diseñadores nacionales?
Siento que está creciendo exponencialmente. Gracias, por ejemplo, a personas como Leonora Jiménez (modelo, empresaria y una de las gestoras del Mercedes-Benz Fashion Week San José). Al mismo tiempo llegó una ola de diseñadores nuevos, como Óscar Hernández, quien empezó con su marca Toribio; Daniel Moreira, que hace muy bien toda la parte de joyería y decoración de ropa, y Cinthia Monge, que maneja muy bien la corriente del minimalismo. Realmente, hay muchos diseñadores nuevos que son muy buenos y que han impulsado la moda. La revista Perfil le da mucha prioridad al diseño nacional. Ahora lo que falta es que las personas compren el diseño nacional; hace falta una campaña de diseño nacional. La gente que compre puede conocer al diseñador, al artista detrás del producto, porque la moda es un arte.
¿Cómo es su arte?
Conceptualmente, está muy ligado a la oscuridad para hacer claridad. El modus operandi de Chamaeleo está muy definido. Como arte tenemos una identidad, sé que suena pretencioso porque no se acepta el diseño de modas, pero el arte es cualquier proceso que lleve creatividad.
¿Cómo le fue en Montreal?
El desfile estuvo superbien. Tuve varias entrevistas, una de las más grandes fue en Virgin Radio, esa ha sido una de las entrevistas más grandes de mi vida. Conocí gente que trabaja en vestuario de cine, porque Montreal es una ciudad específica de cine. Hice contactos importantes que si se dan, quiero que sea una sorpresa. Hablé con algunas tiendas, todo allá es muy burocrático, hay muchos procedimientos que hay que cumplir. Ahorita estoy haciendo todo el proceso correspondiente para vender en dos tiendas. Ellos me están dando seguimiento para presentarme el otro año.
¿Qué puede contar sobre el documental en el que está participando?
Luego de mi participación en la Mercedes Benz Fashion Week, un director creativo canadiense vio mi trabajo, y además de ayudarme a presentarme en el Festival de Moda y diseño en Montreal, él junto con una costarricense, quisieron que hiciéramos un documental en el que se muestra lo que se vive siendo un diseñador joven. La directora es la costarricense Sofia Rojas Chacón (quien es productora audiovisual) y el director conceptual es el canadiense Jean Francois Clement. El documental consta de varios capítulos que estructuran la jornada de un diseñador costarricense que a sus 24 años, ya se encuentra compitiendo en el mundo de la moda. En él quieren exponer la dificultad del trayecto al éxito para un diseñador con ideas nuevas y emprendedor, proveniente de Costa Rica. Además, se va a ver la interacción con la gente y manera de tomar situaciones y decisiones en un plano internacional; los inconvenientes, sacrificios, la dificultad de la que consta el evento en pasarela, principalmente centrándose en Montreal, Centroamérica y San José Costa Rica. Creo que al final es importante rescatar que lo bueno no viene fácil y que la lucha cobra dimensión según la persona. Aún no hay fecha para la presentación del documental.
¿Cuál es su diseñador favorito?
Mi diseñador favorito es Haider Ackermann, su estética es minimalista y diferente a la mía, pero lo admiro por ser innovador.
Qué puede decir de estos diseñadores costarricenses:
Edwin Ramírez: A él lo conozco desde hace tiempo, pienso que es una persona que satisface las necesidades del público costarricense, es muy inteligente, conoce el gusto de la mujer costarricense.
Daniel Moreira: Daniel va por el mismo camino que Edwin. Él es muy joven y me parece que experimenta mucho. Él trabaja muy bien. Yo admiro la perseverancia de ellos, por saber cómo venderse, porque hay muchos diseñadores que no lo saben hacer.
Fabrizzio Berrocal: Qué más mercadólogo que Fabrizzio. Estos tres diseñadores saben satisfacer muy bien al cliente costarricense.