
La posibilidad de disfrutar del mar, la arena y el sol a pocos minutos de la capital hacen de Caldera uno de los destinos turísticos favoritos de los costarricenses durante la época seca.
¿Vamos?
¿Cómo llegar? Si va en autobus tanto a Caldera como a Doña Ana puede tomar el servicio Puntarenas San José, el precio del pasaje es de ¢2.540 y la terminal de autobuses está en San José Calle 16 Avenida 12. Si viaja en carro y va por la ruta 27 recuerde que debe pasar cuatro peajes (Escazú, San Rafael, Atenas y Pozón), cuyo valor total es de ¢1.830 para motos y vehículos. Tenga presente que este domingo habrá carril reversible desde la 1 p. m. hasta las 6 p. m. en sentido Caldera San José. El teléfono de Autopistas del Sol es: 2588 4000.
Playa de Doña Ana:
¢1.500 adultos, ¢750 adultos mayores, ¢500 niños y ¢1.000 parqueo por vehículo. El lugar está abierto todos los días de 8 a. m. a 4 p. m. Dónde comer: Dos de los restaurantes más conocidos en la zona son Leda (especializado en mariscos) cuyo teléfono es 2634-40-87 y el del hotel Costa del Sol (especialidad en mariscos y paellas) su teléfono es 2634-4289. Si quiere probar los churchill que se venden a orilla de la carretera aliste ¢1.000 en promedio, si lo que busca es un vigorón prepare ¢2.500 aproximadamente.
Hospedaje:
Cabinas Caldera 2634-4482 y Hotel Costa del Sol 2634-4289.
Atracciones:
Viaje en Parapente en el mirador Nemaclys precios desde los ¢25.000 (vuelo de 10-15 minutos, precio nacionales). El vuelo puede ser practicado por personas de cinco años en adelante. Reservaciones al: 2634-3027 y al 8819-3006. Paseo en bote por la costa ¢2.000 por persona y ¢1.000 niños, el servicio se ofrece desde la costa y el viaje dura unos 25 minutos.
Y es que este pequeño puerto, ubicado en Espíritu Santo de Esparza, Puntarenas, ofrece muchas facilidades a quienes quieren pasarla bien sin necesidad de gastar de más.
El lugar espera a sus visitantes para brindarles una playa con un calmado oleaje, mesas de madera para comer con la familia al aire libre y una amplia cantidad de árboles que hacen sombra a quienes quieren descansar sobre la arena. Todo eso, sin costo alguno.
En Caldera también se encuentran servicios que facilitan el viaje a los visitantes como parqueos, alquiler de baños, duchas, mini súper, estaciones de servicio y una enorme cantidad de puestos, donde se puede comprar comida típica de la zona y otros platillos tradicionales de la “gastronomía callejera” como pinchos, papas y plátanos tostados.
“Esta es una zona donde se puede hacer un paseo de un día económico. En ella se puede disfrutar del mar si así se prefiere, realizar deporte, o hacer un asado junto a la familia. Es un lugar que puede ser disfrutado por personas de todas las edades”, manifestó Diego Coto, quien pasó la Navidad junto a su familia en un hotel en las cercanías de la costa.
Los aventureros podrán aprovechar su estadía en la playa para tomar los viajes en bote que ofrecen los vecinos de la zona (desde ¢2.000 para adultos) e, incluso, alzar vuelo en los tour en parapente que se ofrecen en el mirador Nemaclys.
Este último local tiene para el disfrute de sus visitantes, un restaurante con vista a la playa y una zona de juegos para los más pequeños. El objetivo, explicó su propietario Jean Claude Muller, es que quien los visite se quede más tiempo con ellos para que disfrute la belleza del lugar.
Las personas que quieren permanecer más de un día en Caldera podrán encontrar hospedaje (un hotel y siete cabinas) u alimentación (seis diferentes restaurantes y una gran cantidad de sodas) que ofrecen opciones para todos los presupuestos, informó Vilko Lastro, director de la Cámara de Turismo de Caldera.
“Los que vengan a Caldera encontrarán seguridad, playas limpias y una gran cantidad de servicios para escoger. Yo le recomiendo a quienes quieren visitarnos que salgan temprano de sus casas para que disfruten el día completo en la zona, hay que aprovechar que estamos cerca de San José”, aseguró el propietario del hotel y restaurante Costa del Sol.
¿Se acuerda? A tres kilómetros de Caldera, el renovado Paradero Turístico de Playa Doña Ana se ha dado a la tarea de tentar a los viajeros.
Muy popular en la década de los ochenta y en los inicios de los 90, este lugar regresó recargado: ahora en él hay ranchos con parrillas, extensas mesas de concreto ubicadas a orilla de palmeras y árboles, para pasar el día en familia.
También hay parqueo, vigilancia privada, baños, accesos con rampa para personas con discapacidad, servicio de casilleros, un restaurante y hasta una pequeña venta de granizados, informó Laura Álvarez, representante en la zona del Instituto Costarricense de Turismo.
A diferencia de Caldera, Playa de Doña Ana cuenta con la Bandera Azul Ecológica, un reconocimiento que premia los esfuerzos en materia de manejo de aguas, desechos y creación de infraestructura en este tipo de centros turísticos.

Eso sí, su oleaje es muy distinto. De hecho, muchos aficionados al surf visitan este lugar por la fuerza con que las olas llegan a la orilla.
Álvarez recomendó visitar este paradero desde temprano (abren a las 8 a. m.), pues la distribución de los ranchos y mesas dependerá de la demanda de cada día.
Quienes han visitado Playa de Doña Ana dan fe del buen estado en que han encontrado las instalaciones.
“Yo había venido en otras ocasiones y encuentro que el lugar ha progresado bastante. Ahora está más ordenado y bastante limpio”, aseguró Alberto Valverde, vecino de Desamparados, quien acudió con un grupo de colegas de trabajo en diciembre.
Lo mismo opinó María Salas, quien visitó el paradero junto a 60 adultos mayores del Hogar Diurno Juventud Plateada de Tambor de Alajuela.
“Nos gustó mucho venir. Hay muchas comodidades para pasar el día como los ranchos y las mesas, además los baños. Todo el lugar está muy ordenado y limpio, además el ambiente es muy seguro”, acotó.
Esta es nuestra recomendación: aliste su traje de baño y bloqueador solar y aproveche los primeros días de este año a orillas de mar puntarenense.