¿Se acuerda cuando usted las vio por primera vez? Llegaron en una caja de zapatos, usted no sabía inglés, mucho menos entendía el juego del que se iba a enamorar.
Meses después, usted por fiebre intercambió la plata de la merienda para comprar esas cartas de elfos, goblins , soldados, bestias y clérigos.
¿Cómo olvidar la vez que “se fue de pollo” y sacrificó dos criaturas para llevar a la batalla a un imponente Dragón blanco de ojos azules como el de la serie que transmitían en Nickelodeon, para luego perderlo por una carta de trampa? Las reglas del juego eran complejas pero con el tiempos las aprendimos de memoria.
Por más que lo intentó, nunca le pudo enseñar a jugar a su papá, quien aún piensa que esto es como el póquer o, peor aún, un juego de niños...
¡Qué buenas esas meriendas en la hamburguesería de al lado y los cigarrillos entre las partidas de esos torneos que empezaban a la medianoche y terminaban hasta el amanecer!
Feo fue cuando su mamá le terminó botando las tarjetas porque ella había leído en un periódico popular que esas cartas estaban relacionadas con el Diablo, la güija, o algo así. Pero usted nunca dejó de ir al negocio de doña Blanca y los gemelos porque ahí íbamos todos los compas del colegio.
Qué épica fue la vez que doña Blanca le contó cuando dejó encerrados en su tienda a los maleantes que asaltaron a dos de sus clientes una noche por la rotonda de la bandera. Estaban intentando venderle las cartas robadas, pero por dicha esa vez llegó la Policía y recuperaron todo.
¿Cómo olvidar de todo lo que vivimos en la tienda Avalon?
La tienda de todos. Si usted disfruta de aficiones como Magic: The Gathering , Calabozos y dragones o Yugi-Oh, tuvo que haber puesto un pie en una de las muchas manifestaciones del negocio de la familia Herrera (doña Blanca, Jaime y Rafael), hoy Avalon.
Ahora hay otros negocios con productos similares como Voltron o Casa Manga; sin embargo, el negocio de los hermanos Herrera fue el pionero. Ahí fue donde los veteranos aprendieron a jugar.
Este negocio, ubicado actualmente en San Pedro, engloba anécdotas infinitas de una comunidad de jugadores que encontró un refugio para huir de la rutina y en las mesas negras se hallaron frente a personas que comparten la misma afición por los números, las cartas y el trueque.
“Aquí se han forjado amistades, he visto chicos convertirse en profesionales de ingeniería, también he visto parejas comprometerse y luego vuelven ya con los hijos”, comenta la patrona de Avalon, Blanca Angulo, con orgullo, mientras observa a una cuadrilla de jóvenes delgados entrar por la puerta de vidrio del comercio. Todos pasan y la saludan como si fuera un familiar querido.
Al lado de Blanca está su hijo, Jaime, quien explica cómo su familia de Colombia llegó a Costa Rica hace 18 años.
En ese entonces, los gemelos Jaime y Rafael tenían el pasatiempo de jugar cartas de Magic: The Gathering ; sin embargo, al llegar a la capital se percataron de que no existía un lugar que vendiera las tarjetas o que organizara torneos.
“Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que no había una tienda que promocionara este tipo de juegos. Tampoco había mucho que hacer, solo se podía ir al cine, jugar billar o irse a meter a la ‘calle de la amargura’. Nosotros vimos una oportunidad de negocio”, destacó Jaime, antes de irse a ubicar la nueva mercadería.
Los gemelos Herrera convencieron al resto de su familia para adquirir un quisco en el Outlet Mall, y así invertir en un nuevo espacio que bautizaron con el nombre Kame House. Así empezó todo.
“Cuando ellos me dijeron que querían poner su plata en este negocio, nos preocupamos porque nadie de la familia tenía idea de qué eran estas cartas, pero nos terminamos aventurando”, confesó Blanca.
En este espacio se podían adquirir cartas de Magic y pósters de varias series de animé como Dragon Ball Z o Samurai X o algunas personajes fantásticos.
En las vitrinas del pequeño comercio había juegos de mesa como Calabozos y dragones , Monopoly . entre otros “Era la única tienda para los ñoños”, comentaba Jaime.
Al hijo de Blanca nunca se le va a olvidar su primer cliente, un joven alto, delgado y de cabellos rubios que hacía gala de una camiseta oscura que tenía el nombre de su carrera empastado: “ Ingeniería Eléctrica UCR”.
El rubio se llevó dos sobrecitos y una baraja de cartas.
A los días, el estudiante regresó acompañado por sus colegas. Todos querían tener sus propias cartas o llevarse un juego de mesa novedoso.
“¡Rafa y yo tuvimos que aprender a jugar de todo! Los dos estábamos en la universidad y pasábamos más tiempo aprendiendo a jugar ““x o y”” cosa que con los cursos. Es que no se puede vender lo que no se conoce”, reflexiona Jaime.
En semanas, Jaime y Rafael estaban alquilando unas mesas para albergar su primer torneo, el cual convocó a más de 20 participantes. Ese día se quedaron 15 jóvenes fuera del certamen porque no había espacio.
“Cuando vimos que eran 20 personas sentadas en uno de los cafés del Outlet Mall con sus cartas nos dimos cuenta de que teníamos que hacer de esto algo más grande”, recuerda Jaime.
Hoy, los torneos se celebran en los salones de eventos de hoteles como el Intercontinental y el Herradura, y aún así no cabe la gente.
Posteriormente, la familia Herrera consiguió un local cerca del antiguo higuerón al que llamaron Warmasters; Jaime recuerda que el espacio era más amplio y estaba dividido en distintas capas.
“Teníamos en el segundo piso una especie de ático que estaba acondicionado para jugar Calabozos y dragones, a veces la gente se quedaba hasta la madrugada, a veces se escuchaban gritos rarísimos, pero eso es parte del juego”, rememora Jaime entre risas ( Calabozos y dragones es un juego de roles, en el que en ciertas ocasiones el jugador tiene que actuar como el personaje que está dentro del juego).
Naturalmente, el negocio se expandió a lo largo de la Gran Área Metropolitana.
“Nosotros instalamos tiendas en Heredia, Alajuela, Cartago, San Ramón. Capacitamos a gente para que no solo jugara, sino para que le enseñara a todos los curiosos. Pero qué va, no funcionó”, destacó Jaime.
“Es que si no estaba Rafa, Jaime o alguien de la familia , el negocio no caminaba”, rescató doña Blanca.
El local se instaló nuevamente en el Outlet Mall, luego al Mall San Pedro y hoy está ubicado en Plaza San Pedro.
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La profesión. Para los Herrera, es un orgullo que muchos de los chicos que iniciaron jugando en su tienda hayan tenido la posibilidad de participar en torneos internacionales.
Quizá el mejor ejemplo de lo anterior es Miguel Gatica, quien ha participado en certámenes en Japón, Estados Unidos, Italia, donde disputa premios por miles de dólares.
En los negocios de San Pedro también hace eco con los nombres de Juan Diego Monge (Campeón de Catán ) y Gerald South (campeón de Yugi-Oh. )
“Desde que iniciamos el convenio con la empresa que distribuye los juegos de Magic (Wizards of The Coast) y las cartas de Yugi (Konami) hemos podido mandar a los mejores al extranjero e incluso nosotros hemos organizado campeonatos internacionales”, explica Jaime.
Mientras los jóvenes juegan y se ríen. Doña Blanca confiesa que ella nunca terminó de comprender a totalidad las mecánicas de estos juegos.
Pero la aventura ha valido la pena. Ella sabe que este hobby le permitió a sus dos hijos graduarse de una universidad y más importante aún, conocer a su segunda familia.