El 21 de julio de 1883, varios intelectuales franceses se reúnen en el Cercle Saint Simon, en París, para crear una asociación sin fines de lucro cuyo propósito es “la reunión de todos los que quieren contribuir al desarrollo del conocimiento y del gusto por la lengua y el pensamiento francés”.
Importantes personalidades integran la primera Junta Directiva de esta nueva asociación, entre ellos: Jules (Julio) Verne, Louis Pasteur, Ferdinand de Lesseps, Armand Collin y Ernest Renan. Se comprometen a desarrollar la asociación. Rápidamente, distintos grupos empiezan a reunirse en otras partes del mundo, como en México, Dakar, Lima, Londres y Nueva York.
Desde el inicio, la asociación Alianza Francesa está “fuera de preocupaciones políticas, religiosas o étnicas”. Esta misión, y esta independencia política y moral, marcaron su éxito a lo largo de sus 130 años.
El nacimiento de una idea. El desarrollo de la asociación sigue de forma natural el movimiento de efervescencia cultural que vive Francia en ese momento de su historia.
En 1883, sus más grandes creadores están en la flor de la vida. Cézanne tiene 44 años, Monet 43, Zola, Renoir y Fauré están en los albores de la cuarentena, y los más jóvenes se llaman Gauguin, Van Gogh y Debussy. Rimbaud se encuentra en Harar (Etiopía), y su obra es publicada por Verlaine , mientras que, en París, Pasteur realiza sus descubrimientos más importantes, y Delamare y Deboutteville inventan el automóvil moderno.
En cierto modo, la historia de la Alianza Francesa representa los inicios de la política cultural internacional de Francia. Hasta ese momento, esta política estaba asegurada en algunas pocas regiones del mundo; los encargados de ello eran unos cuantos miles de misioneros vinculados a congregaciones.
Con la Alianza Francesa se produce el “desembarque” de una institución laica, más próxima a los académicos, escritores, políticos y empresarios, quienes diseñaron una acción organizada de alcance mundial.
A pesar de un contexto ideológico muy distinto del actual, algunos principios fundamentales hacen de la Alianza Francesa una institución increíblemente moderna: sorprende que la idea inicial, en un país muy centralizado, sea apostar por una asociación no estatal para poner en práctica una acción de influencia cultural y educativa en el extranjero.
La idea más revolucionaria de los estatutos de esta asociación es que los franceses decidan confiar la influencia cultural y lingüística de su país a los extranjeros. En efecto, “asociaciones libres de hombres libres”, las Alianzas Francesas de todo el mundo serán de derecho local, animadas y dirigidas por ciudadanos que amen el idioma y la cultura francesa, y conformen sus asociaciones y juntas directivas.
Entre los principales organismos consagrados a la difusión cultural que se crean después en el mundo –el Bristish Council, el Instituto Goethe, el Cervantes y los Institutos Confucio de China–, la Alianza Francesa es la única que conoce esta fórmula de red de asociaciones de derecho local.
Un éxito constante. Reconocida de interés público en Francia desde 1886, la Alianza Francesa crece en los años siguientes, sobre todo en América del norte, Medio Oriente y África del norte. En América Latina nacen las asociaciones de México (1885), Cuba (1886), Caracas, Montevideo, Lima, Mendoza…
La Alianza Francesa de Rio de Janeiro se fundó en 1886, y un diario local la describe como un establecimiento “donde, sin distinción de nacionalidad, de edad, de sexo, de condición, de fortuna, de color o de raza, se enseñará el idioma en el que fueron escritos, por primera vez, los Derechos del Hombre”.
El vínculo al conocimiento de otras culturas –ese placer que se conoce actualmente como la diversidad cultural– es el cimiento de la Alianza Francesa y constituye la llave de su éxito.
Para 1930, unos 4.800 estudiantes siguen sus clases de francés solo en la sede de París, pero la crisis económica de los años 30 obliga reducir las actividades. Durante la segunda guerra mundial, la ocupación nazi impone cerrar todas las actividades en Francia.
Sin embargo, la Alianza sigue activa en el extranjero, como en Londres, donde se encuentra el general De Gaulle, y en América Latina. Al momento de la Liberación de París, en 1944, se abren de nuevo las actividades, y, en 1948, la escuela de París recupera su número de estudiantes del periodo anterior a la guerra.
Durante los años siguientes, la institución sigue desarrollándose en los cinco continentes. Muchas veces, hasta cuando se han roto las relaciones diplomáticas, la Alianza Francesa sigue abierta, estrechamente ligada a la sociedad civil.
A pesar del auge de otros idiomas en el paisaje internacional, el número de estudiantes en la red de Alianzas Francesas aumentó 56 % durante los últimos 10 años. La Alianza Francesa llegó de esta manera a ser, en 2013, la primera ONG cultural en el mundo, con 500.000 estudiantes de francés y 6.000.000 de espectadores.
Las misiones históricas de la Alianza Francesa, la enseñanza del francés y los intercambios culturales constituyen el enfoque principal de sus actividades.
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La Alianza en Costa Rica
En Costa Rica, la asociación se creó en 1949. Entre sus fundadores estuvieron Enrique Macaya y Jorge Astúa. León Pacheco, periodista, catedrático y futuro embajador de Costa Rica en París, impartió lecciones de francés en los primeros años, junto a Victoria Garrón de Dorian y a la maestra Renée Cabezas.
La asociación ocupó primero un espacio encima del bar bohême La Esmeralda, al costado norte de la Catedral de San José, y luego un espacio en el quinto piso del cine Rex. La institución se instaló en 1965 en su sede de barrio Amón, una casa que la asociación inscribió en el patrimonio de Costa Rica para preservarla.
En el 2001 se abrió una nueva sede en Sabana sur, y en el 2009 otra en Heredia. La asociación Alianza Francesa es reconocida de interés público en Costa Rica desde 1984, y participa en la vida cultural apoyando la creación local e impulsando el intercambio entre los dos países.
Mathilde Vanmansart, directora de la Alianza Francesa de Costa Rica.
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Algunas fechas claves
1883. Se crea la asociación Alianza Francesa para la difusión de la lengua francesa al extranjero.
1884. La primera Alianza Francesa de Europa se abre en Barcelona. Luego se inauguran otras en Senegal, en la isla de Mauricio y en México.
1919. Se instala la Alianza Francesa de París en el 101 Boulevard Raspail, donde todavía se encuentra.
1940. Los nazis llevan los archivos de la Alianza Francesa en Berlín.
1944. Se reabre la Alianza Francesa en París después de la guerra.
1949. Se crea la asociación Alianza Francesa en Costa Rica.
1965. Se instala la Alianza Francesa de San José en su sede de Barrio Amón
1979. La Escuela en París llega a tener 32.000 estudiantes.
2002. La red internacional llega a las 1.000 sedes en 136 países.
2007. Se crea la Fundación Alianza Francesa como institución encargada de coordinar la red internacional.
2013. La red de Alianza Francesa se vuelve la primera ONG Cultural en el mundo 6.000.000 de espectadores y 500.000 estudiantes.
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Siempre amigos
La Alianza Francesa ha desempeñado un fuerte papel en la divulgación de la civilización francesa entre los costarricenses, y ha sido inspiradora de ideales y valores como la libertad, el arte en muchas de sus manifestaciones, los derechos humanos y la paz.
Enrique Castillo, ministro de Relaciones Exteriores.
Las aulas y los espacios de la Alianza Francesa en Costa Rica son territorios con fronteras móviles que vienen y van con cada intercambio cultural. Su estrecho vínculo con la comunidad artística y cultural de nuestro país ha dado lugar a una maravillosa hibridación, donde la creatividad francesa y la costarricense entran en diálogo y se dan la mano para crear obras en común. El cumpleaños 130 del germen que le dio vida es motivo de gran celebración aquí y alrededor del orbe.
Adriana Collado, directora del Teatro Nacional.