La novela Larga noche hacia mi madre es un eslabón más de un tema que ha obsesionado al escritor Carlos Cortés : las relaciones madre/hijo, padre/hijo y amor/odio, y la búsqueda del padre perdido.
La novela presenta a un narrador en primera persona, un hombre maduro que recapitula lo que ha sido su vida a partir de dos temas: la búsqueda del padre y el odio/dolor hacia su madre.
Son dos temas ancestrales recreados en este texto, libro que no concede un momento de respiro y deja una marca indeleble en el lector. Sirva como ejemplo que, al inicio, cuando el narrador se refiere a su relación con su madre, dice: “Odiaba odiarla y odiaba saber que la odiaba”.
Unido al odio hacia la madre se desarrolla la historia de la búsqueda del padre. Esta línea narrativa es su desesperación por conocer los motivos y el momento de la muerte de su padre.
Ambos temas forman el cuerpo del argumento; en su entrelace se insertan historias de otros grupos familiares, sus problemas, conflictos, avatares, odios, rencores, etcétera, cuya tónica, casi en su totalidad, son situaciones conflictivas y un tanto desesperadas. Son familias desarraigadas con miembros degradados y en situaciones límite, así como dolorosas.
La novela recrea también, como ha sido frecuente en Cortés, lugares y espacios de la ciudad de San José, muchos de ellos desaparecidos pero recordados con melancolía y nostalgia por el narrador. El lenguaje es fluido e impecable. El ritmo en la lectura no se pierde en ningún momento.
Como género, esta novela puede ubicarse en lo que se conoce como “autoficción”, en la que un autor narra hechos autobiográficos, pero que pueden alimentarse con elementos ficcionales cuando ello es pertinente.
En síntesis, esta es una novela dramática que atrapa al lector desde su inicio.
El ritmo se mantiene durante todo el relato. No hay respiros, y son muy pocos los personajes rescatables en términos de calidades humanas.
Es la novela más trágica y dramática que se haya escrito durante este período.
Autora del fallo: Amalia Chaverri.