A mediados de abril anterior, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) hizo varias presentaciones y grabó un disco en vivo de la obra musical Cocorí, basada en la obra del escritor costarricense Joaquín Gutiérrez.
Empero, esa producción no podrá venderse como se planeaba. Ese es el impacto de la directriz del Ministerio de Cultura y Juventud de eliminar el presupuesto dado al Centro Nacional de la Música para ese proyecto.
La decisión respondió a una solicitud presentada por la diputada Epsy Campbell, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, quien alegó que ese foro estimó que la temática de Cocorí promueve la idea errónea de que los afrodescendientes son seres primitivos y diferentes por su color de piel.
De acuerdo con Guillermo Madriz, director del Centro Nacional de la Música, la orquesta planeaba sacar el primer disco infantil con esta obra, mezclando la literatura con la música.
“Le pidieron a la ministra (Elizabeth Fonseca) no destinar recursos públicos para el espectáculo y ella aceptó. Nosotros respetamos su decisión”, indicó.
Empero, Madriz alegó que durante los preparativos de la obra nadie les expresó sentirse ofendido ni se les dijo que no podían hacerla. “Tampoco se nos reclamó durante las presentaciones en el Teatro Nacional (en abril)”, agregó. “No tuvimos comentarios de que se considerara racista lo que hacíamos. La intención no fue ofender, fue extraer los mejores valores y presentarlos”.
Debate. Esta situación revivió el debate sobre si hay racismo presente en Cocorí, una controversia que se remonta a 1995, cuando los entonces estudiantes Lindley Dixon Powell y Epsy Tanisha Swaby Campbell (hija de la legisladora Campbell) interpusieron un recurso de amparo contra el Ministerio de Educación por incluir esa obra como lectura obligatoria. En 1996, la Sala Constitucional lo declaró sin lugar.
No obstante, el libro dejó de leerse en los centros educativos desde el 2003, cuando el entonces viceministro de Educación, Wilfrido Blanco, lo tildó de racista.
Polémica vigente. Pese a que la directriz de Cultura afecta solo la obra musical y la venta de Cocorí se mantiene en librerías, para algunos escritores y especialistas, el asunto va más allá.
“El arte políticamente correcto no existe. Siempre hay personas que se sienten ofendidas. Uno puede ver una escultura griega como algo estético y otra persona podría considerarla pornográfica. Si insistimos en forzar una sola lectura, así veremos la obra, pero hay múltiples lecturas”, aseveró Carlos Rubio, escritor y experto en literatura infantil.
“La esencia en Cocorí no es sobre el racismo. Va encaminada a valorar la vida y crear felicidad, tal y como lo hizo la rosa. El libro debe conducir al diálogo y un adulto puede guiar a un niño para discutir el tema y más bien condenar el racismo”, agregó.
El escritor afrodescendiente Quince Duncan sí ve elementos de racismo a los que se refirió en su perfil de Facebook.
“¿Por qué Cocorí piensa que en el país de los hombres rubios las niñas y las flores son iguales? Porque se da cuenta de que la rosa es más linda que todas las flores que hay donde él vive y también la niña rubia, porque Cocorí solo conoce niñas negras que son feas como él”, cita una pequeña parte de su comentario, en el que, sin embargo, recalca que Joaquín Gutiérrez, como autor del libro, no intentó reproducir al pueblo limonense en su obra.
Para el especialista en discurso Carlos Villalobos, el texto puede interpretarse de muchas maneras, pero, si se midieran todas las obras con el mismo rigor, casi todas las costarricenses deberían pasar por una censura.
“Es normal que una población pueda sentirse incómoda con una publicación. Eso es válido, lo que no es válido es callar esa obra. Si es así, los campesinos podrían mandar a callar las obras de Aquileo Echeverría o la misma película de Maikol Yordan , o muchas mujeres podrían quejarse de textos machistas en las mismas obras ticas”, recalcó.
Para Villalobos, lo que se debería hacer es abrir una discusión y ver cómo se pueden promover los valores. “ Cocorí mismo podría prestarse para eso”, concluyó.
Respeto. El propio presidente Luis Guillermo Solís tomó parte en la controversia al decir que no ve racismo en Cocorí.
“Como afrodescendiente, no me siento ofendido por Cocorí siempre y cuando sea explicado en el contexto. Los niños de 7 años entienden mucho más de lo que uno se imagina. Se les puede explicar a su manera. El racismo no se reproduce por obras de literatura, sino por el mal corazón de las personas”, alegó Solís, cuya abuela materna, afrodescendiente, era de Jamaica, isla de las Antillas Mayores.
“¿Por qué apoyo a la ministra? Porque es una decisión que ella tomó sobre los elementos que le corresponden. Ella es la titular de la cartera y eso lo respeto (...)”, explicó, al expresar que, por otro lado, también tiene la obligación de decir cómo se siente.