En un mundo saturado de nuevas aplicaciones de tecnologías y consumido en el ruido de lo nuevo, es fácil perder de vista lo esencial. Volver el oído al cliente y sentir sus necesidades fue el punto de encuentro de las diversas charlas celebradas en la segunda jornada del Festival Internacional de Diseño (FID), en la Antigua Aduana.
El primer ejemplo de esta búsqueda fue la experiencia de Renzo Garibaldi, carnicero peruano que destacado en la competitiva gastronomía de su país. “Cada cliente tiene una reacción diferente; esa es la creatividad”, dijo Garibaldi.
En Osso, el primer descubrimiento fue, en realidad, tratar al cliente como a un amigo. Cuando arribaba al local, se le paseaba por el refrigerador, el proceso de producción y terminaba frente a la parrilla. Los platillos se comen con las manos; se aprende sobre los cortes servidos.
“Lo que nosotros queremos vender es lo mismo que queremos comprar”, afirmó, y mostró ejemplos de colaboraciones con bancos y nuevos proyectos.
Proximidad. Jeff Semenchuk, director de innovación de los hoteles Hyatt (con presencia tica en Andaz Papagayo), profundizó en los procesos de renovación de sus hoteles: en ellos, el gran cambio fue, efectivamente, hablar con el huésped.
“No tienes que cambiar la cultura, no tienes que hacer nada: lo escuchas directamente del cliente”, aseguró. “Una de las cosas que hicimos fue retirar ese guion y pedir que simplemente les dieran la bienvenida a los clientes, saber si están felices, si quieren hablar mucho o irse directo al cuarto”, explica. Con la integración de la tecnología, han podido probar sistemas de solicitudes de huéspedes por mensaje de texto, y han procurado crear experiencias que integren la tecnología.
La vieja escuela de hotelería exigía que el cliente viviese la misma experiencia en cada local. ¿Cómo cambiar eso? “Primero, tratar de leer, de ser intuitivo y empático. ¿Cómo puedo entender cómo estás cuando llegas? Lo más importante de la innovación no son las nuevas cosas que haces, sino las cosas viejas que dejas de hacer”, afirmó Semenchuk.
‘Toma tiempo cambiarlo. Eso es lo que estamos aprendiendo a hacer. Por muchos años, teníamos un proceso de check in guionizado. Literalmente decíamos: 'Debes decir eso, lo otro'. Por muchos años, la gente en la recepción seguía repitiendo esto como una grabadora. Si lo has estado haciendo por muchos años, es difícil detenerse. Una de las cosas que hicimos fue retirar ese guion y pedir que simplemente les dieran la bienvenida a los clientes, saber si están felices, si quieren hablar mucho o irse directo al cuarto’, prosiguió.
Con un amplio muestrario de su trabajo, la francesa Mattali Crasset expuso su idea de que el diseño debe prestarse a las personas. “No me interesan los productos; me interesa la vida”, dijo.
Cercano a su perspectiva, Edson Matsuo, diseñador de los zapatos Melissa, exhibió las formas en que el producto busca la comodidad. Los Únicos de Perú y Andrés Cervilla también hablaron de su experiencia. El cierre estuvo a cargo de GMUNK.
Este sábado será la última jornada del Festival Internacional de Diseño. Están programadas charlas de Ágatha Ruiz de la Prada, Joshua Davis y Lance Wyman, entre otros. Sigue abierta la feria de diseñadores locales Espacios FID en la Casa del Cuño. Allí encontrará más de 70 marcas de productos ticos.