“Todo lo que es de conseguir chunches, eso me ha tocado a mí”, asegura Fedra Brenes sentada en medio de un bodega improvisada en el Teatro 1887: muebles de los que se asoman radios viejos, valijas, sartenes de cocina, peluches y un televisor de perillas color rojo.
“Traté de convencer a la dueña de que no me lo alquilara porque yo se lo iba a despedazar”, ríe con congoja.
Para la producción del Festival Internacional de las Artes (FIA 2017), encontrar los objetos que usarán los artistas internacionales, a partir del 29 de junio, requiere pericia y paciencia.
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Mientras las escenografías se construyen en el Parque La Libertad, la utilera del festival recorre ventas de antigüedades, casas de conocidos y extraños, tiendas de las que un servilletero sencillo se podría transformar en un detalle especial.
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“Hay de todo. Me piden platos, vasos, copas. Son cosas nuevas que tienen que verse bien”, explica Brenes.
El Centro de Producción Artística y Cultural –la unidad que produce al FIA desde el Ministerio de Cultura– se ha abocado a cumplir las solicitudes de 57 espectáculos internacionales.
Algunos de los grupos viajan con su propia utilería, pero 39 de las obras confían en que Brenes encontrará las piezas específicas que necesitarán.
El reto, comenta la diseñadora, es precisamente la especificidad: cada solicitud tiene un color, una dimensión y una utilidad particular. Antes de salir a escena, todas las cosas serán aprobadas por los artistas.
Las búsquedas. Encontrar un tele rojo fue fácil, cuenta Brenes. Encontrar el tele rojo que usará la compañía colombiana Teatro Petra en su obra de teatro Labio de liebre no lo fue.
Con experiencia en la dirección de arte de comerciales y películas, Brenes ya tenía el contacto de alguien que siempre alquila un tele de ese color a los productores audiovisuales.
El plan iba hacia adelante con las descripciones de los teatreros hasta que la utilera conversó con los artistas.
“La encargada de utilería me dijo que le tienen que sacar el relleno al tele para un efecto con una luz. Me di cuenta que no podía alquilar el tele porque me iban a matar”, dice.
Así, lo que no consigue en una tienda Brenes tiene que encontrarlo a cómo dé lugar.
De sus propias bodegas –tiene dos: una en su casa y otra en la de su mamá– salió una máquina de escribir que ahora es de color azul porque, bajo la pintura de spray que ella misma aplicó, el color original desapareció.
Para el espectáculo de contorsionismo Irakurriz de la artista española Shakti Olaizola, recibió la orden de conseguir 115 libros con ciertas dimensiones para que la artista los use al sostener su cuerpo.
Otros montajes también pidieron libros para adornar sus escenarios: Labio de liebre –la cual menciona como una de las obras más difíciles de su lista–; la obra multimedia del argentino Mátías Umpierrez Distancia y la comedia de calle de los mexicanos Puño de Tierra Galileo o la abolición del cielo.
“Hice una campaña de donación de libros en Facebook. Tengo 300 y resto de libros que me donaron. Cuando les dije que era para el FIA, todo el mundo se apuntó”, cuenta Brenes.
De esas ayudas salieron enciclopedias viejas y colecciones de literatura clásica con encuadernaciones de tapa dura y letras doradas que están apiladas con códigos en una mesa de trabajo.
“Libros, lámparas viejas, radios viejos. Ese tipo de cosas tenemos que perseguirlas con la gente”, asegura Brenes.
Elementos todavía más particulares nacen desde cero y se construyen con la ayuda de la carpintería y soldaduría del Parque La Libertad.
“Hay una delgada línea entre utilería y escenografía. Cuando son cosas más pequeñas, sillas, mesas, banquitos, todo eso lo consideramos utilería”, dice.
Pero otras de las cosas quedarán para los últimos días.
“En varias piezas cocinan”, menciona. “Esa es una utilería que no se ha comprado: huevos, verduras. Una pieza, por dicha, nos pidió una refri que me va a ayudar a guardar las cosas, porque si no no tendría dónde”.
Las entradas para los espectáculos que se presentarán en salas josefinas se pueden conseguir en el sitio web www.boleteria.cr y todos los puntos Servimás. El costo de las entradas es de ¢7.000 para todos los montajes.