En las obras más recientes de la artista costarricense Victoria Montero los opuestos se atraen: el pasado con el presente; lo delicado con lo tosco; lo sagrado con lo profano, lo público con lo privado, lo propio con lo ajeno.
Su exposición Obra reciente –que se exhibe en la Galería Nacional del Museo de los Niños– reúne 18 creaciones realizadas durante los últimos cinco años en técnicas como escultura, ensamblaje y objeto intervenido.
Y es que a pesar de tener 12 años de vivir y trabajar en Estados Unidos, Montero dejó su alma y su corazón en Costa Rica y por eso decidió regalar a sus coterráneos una exposición individual.
Dualidades. De acuerdo con la artista, sus piezas rescatan elementos de la estética precolombina como la animalística y las representaciones eróticas para ofrecer su propia reintepretación en un lenguaje contemporáneo.
“Mi objetivo no es una representación fiel de la tradición precolombina, pero las obras capturan todo el acervo que nos define como ticos para comunicar mensajes universales”, dijo Montero.
Otra de las características de su obra es la utilización de materiales de desecho combinado con técnicas artísticas, como escultura, pintura y serigrafía.
De este modo, la artista fusiona en sus obras materiales tan variados como fragmentos de vidrio encontrados a la orilla del río Hudson, tela, abalorios, cobre, resinas, piedras preciosas, fragmentos de juguetes y objetos antiguos como carátulas de relojes y espejos.
“En realidad, creo que los objetos y materiales me buscan a mí, pues dejo que ellos sean los que me sugieran emociones, sensaciones, texturas y viajes introspectivos”, explicó Montero.
Los temas que desfilan por las obras también son muy diversos: desde sutiles desahogos intimistas hasta reflexiones sobre la influencia de la cultura de masas o la dura experiencia de ser un inmigrante.
La artista es egresada de la Facultad de Bellas Artes de las Universidad de Costa Rica y ha realizado varias exposiciones individuales en galerías estadounidenses como Sigal 66, Numark y Annne C. Fisher y Photo Gravity en Washington D. C., Estados Unidos.