Su vestido de cal es casi inmaculado, a no ser por algunos accesorios de color marrón que lleva en en su “cabeza” de teja y en sus “brazos” de madera.
Con ese atuendo, ahora remozado, el templo católico de la Inmaculada Concepción en Quircot de Cartago les recuerda a las generaciones actuales cómo era el look de los edificios en la época de la Colonia: sencillo, pero elegante. La iglesia fue sometida a un proceso de restauración para reparar algunos daños que había sufrido a lo largo de los años y, además, para realzar su belleza arquitectónica de estilo colonial.
“No se conoce con exactitud la fecha de construcción del edificio, pero este reúne varios elementos típicos de la arquitectura colonial: paredes de bajareque y calicanto, artesonado de madera, techo de tejas y piso de losetas de barro”, explicó el arquitecto Adrián Vindas, director interino del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura.
Dicha dependencia invirtió ¢20 millones para ejecutar varias obras muy puntuales en el inmueble.
“El estado de conservación general de este edificio es bastante bueno; sin embargo, fue necesario realizar algunas intervenciones en el cielorraso para frenar los problemas de filtraciones”, explicó la arquitecta Verónica Solórzano.
Una de ellas fue eliminar por completo la estructura de caña brava, debido a que estaba muy dañada por los insectos. En su lugar, se colocaron nuevas piezas de ese material y láminas de zinc que evitan la entrada de agua.
“Estas pieza de zinc no son visibles pues quedan cubiertas por las tejas, las cuales fueron bajadas una por una para lavarlas, impermeabilizarlas y repararlas, detalló la profesional.
También se aplicó un tratamiento especial a las piezas de madera, como marcos, barrotes de las ventanas y puertas. “Se les colocó un sellador para darle vida a la veta de la madera que estaba bastante opaca. En algunas partes fue necesario un injerto pues la madera está en muy mal estado”, dijo Solórzano.
Las paredes fueron encaladas de nuevo. “La cal se deja reposar en estañones con agua durante dos meses y se está moviendo constantemente. Antes de aplicarla de nuevo sobre las paredes, es necesario lavarlas para remover todas las manchas de suciedad y hongos”, explicó.
Adrián Vindas informó de que se instalaron nuevas lámparas para favorecer la iluminación interna sin interferir con la apreciación arquitectónica de la iglesia.
Este templo es una de las pocas edificaciones de influencia arquitectónica colonial que sobrevive en Costa Rica y específicamente en el Valle Central.