El día a día andaluz de la ciudad de Cádiz se desdibujaba en el horizonte a medida de que los farmacéuticos Hipólito Ruiz López y José Antonio Pavón y Jiménez se adentraban en aguas atlánticas.
Aquel martes 4 de noviembre de 1777, los científicos abordaron –junto al médico francés Joseph Dombley y los dibujantes José Brunete e Isidro de Gálvez– el navío El Peruano con destino al Virreinato del Perú para realizar una de las expediciones más importantes de la historia de la botánica.
Los científicos y los hombres de artes desembarcaron en el Callao (el puerto de Lima) el 8 de abril de 1778 con libros y materiales proporcionados por el rey Carlos III. Sus instrucciones eran claras: debían descubrir y retratar las plantas que ofrecía ese territorio. Así, tras 25 años de trabajo continuo con otros colaboradores, lograron producir miles de ilustraciones de la flora del Perú, Ecuador y Chile.
Los resultados se enviaron de vuelta a España, donde han permanecido alejados de las vistas de los latinoamericanos en el Real Jardín Botánico de Madrid. Ahora, el Jardín Lankester y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica nos ofrecen la oportunidad de observar una muestra de estos notables dibujos que unen trazos de exactitud científica y delicada belleza.
La exposición se titula Ruiz y Pavón: Orquídeas de la ciencia ilustrada y reúne 25 representaciones pictóricas de esta familia de plantas. Las obras pueden apreciarse en la Galería de Bellas Artes de la UCR.
Franco Pupulin, coordinador de investigación del Jardín Lankester y curador de la muestra, nos dice con un cantado acento italiano: “La exhibición consiste en reproducciones impresas en Costa Rica de los dibujos originales que se encuentran en España. El Real Jardín Botánico de Madrid me proporcionó las obras para un artículo académico que publiqué en su revista. Durante mi investigación encontré 88 pinturas de orquídeas entre las 2.300 que todavía se conservan del viaje”.
Las piezas emulan el juego de colores de la naturaleza que nos lleva desde las frías tonalidades verdes a los cálidos atributos del rojo, el rosado y el amarillo. Para capturar en papel peculiaridades de la flora del continente americano, los ilustradores optaron por utilizar témperas preparadas en España ya que estas secan rápidamente.
Es evidente la calidad del trazo que les da forma a las plantas. Los pintores que acompañaron a Ruiz y Pavón al Virreinato del Perú fueron elegidos por una comisión especial de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.
El dibujo botánico es preciso: debe representar la realidad de la forma más exacta posible, pero también puede hacer más. “A diferencia de la fotografía, que captura la totalidad de la planta, la ilustración botánica puede acentuar ciertas particularidades o resaltar detalles relevantes para identificar a las especies”, explica Franco.
Para elaborar este tipo de dibujos deben seguirse ciertos lineamientos. Entre los documentos históricos del viaje de Ruiz y Pavón se encuentra uno de los primeros manuales para pintores botánicos que se conocen.
Franco Pupulin balanceó su interés infinito por la botánica con su sensibilidad estética para elaborar esta exposición. “Seleccioné los cuadros por su belleza; sin embargo, también quise mostrar algunas de las orquídeas cuyo nombre antiguo se había perdido y fue posible recobrar gracias a estos dibujos”, afirma.
Pupulin resalta la importancia científica de las obras: “Durante la década de 1950 se hizo una revisión de las orquídeas de la flora del Perú. Muchas de las plantas se catalogaron como especies oscuras; es decir, de las cuales se sabe muy poco. En ese momento se desconocía que Ruiz y Pavón habían descrito y denominado a varias de ellas. Así, estas ilustraciones han permitido identificar por primera vez algunas especies de plantas, lo que las hace relevantes para la botánica moderna”.
La historia de la botánica ha sido egoísta con la zona tropical, a pesar de que esta le ha dado mucho. “Normalmente, los estudios de la flora de estas regiones son realizados por científicos extranjeros que se llevan los conocimientos a Europa o Norteamérica, lo que dificulta la investigación en países biodiversos, como Costa Rica. Es importante que tengamos documentos que permitan interpretar lo que se ha hecho para expandir el inventario de nuestra riqueza natural”, comenta Franco Pupulin, quien enfatiza la labor del Jardín Lankester:
“Durante los últimos diez años, nos hemos esforzado por traer a Costa Rica documentos esenciales para entender nuestra flora; las ilustraciones de Ruiz y Pavón son un ejemplo de esto. No hay manera de hacer un inventario moderno sin poseer documentos históricos”.
Viaje excepcional. En el prólogo del libro Florae Peruvianae et Chilensis Prodromus (Adelanto de la flora peruana y chilena [1794]), Hipólito Ruiz y José Antonio Pavón describen al rey Carlos III como un hombre enamorado del arte y de la ciencia; mas no olvidemos que también le tenía cariño a la riqueza.
“El rey organizó gran cantidad de expediciones a las colonias con el objetivo de buscar plantas útiles para ayudar a la economía de España”, afirma Pupulin.
No obstante, al terminar las expediciones, la desgracia rondaba por la península ibérica: en 1808 había comenzado la Guerra de la Independencia, enfrentamiento entre el ejército español y el del Imperio Francés.
Era un mal momento para la economía y la cultura españolas; por esto, los resultados de muchos de los viajes por las colonias nunca se publicaron. He ahí lo excepcional de las pinturas del viaje de Ruiz y Pavón: algunos de sus descubrimientos se transformaron en libros.
“Sin duda, esta fue la expedición más afortunada de todas las realizadas. Se publicaron unas cuantas obras pequeñas con pocas ilustraciones y tres volúmenes grandes del Florae Peruvianae et Chilensis Prodromus . Sin embargo, el material daba para más”, dice Franco.
Lamentablemente, se perdieron muchos de los tesoros que brindó el viaje de estos científicos por tierras sudamericanas.
“Las pinturas que quedan en Madrid no son todas las que se elaboraron. Durante los primeros años del siglo XIX, una parte considerable del material fue vendido por los botánicos. Además, cerca de mil pinturas se perdieron en un naufragio cerca de la costa de Portugal. Por último, un grupo de obras se quemó en un incendio”, relata Pupulin.
Cerca de dos siglos después de su elaboración, el trabajo de Ruiz y Pavón se aprecia más que nunca: esta misma muestra se ofreció en el Museo de Historia Natural del Perú y en la Municipalidad de Lima el octubre pasado.
Visite el jardín pictórico que se ofrece en la Facultad de Bellas Artes: ahí podrá ver a la ciencia del arte y al arte de la ciencia departiendo como amigos inseparables.
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Expedición al centro del arte. Ruiz y Pavón: Orquídeas de la ciencia ilustrada estará abierta al público hasta el lunes 16 de diciembre en la Galería de la Escuela de Artes Plásticas, ubicada en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica (San Pedro de Montes de Oca). Horario: de lunes a viernes de 8 a. m. a 9 p. m.