Si al visitar la provincia de Limón es usted recibido con un Wa apin? (¿Cómo va todo?) o un Ou yu iz? (¿Como está?), puede responder el amable saludo con un Evri ting okl (¡Todo bien!). Estas frases son ejemplos del inglés criollo de Limón, una lengua que es resultado de la mezcla de culturas hispana, indígena, china y africana, y con la que se manifiestan diversos productos culturales.
“Inglés criollo de Limón” es solamente una de las maneras de referirse a este idioma. “Existen designaciones que emplean los propios hablantes, denominadas autó-nimos , y otras que utilizan eventualmente personas no hablantes de la lengua, llamadas exónimos ”, explica Mario Portilla, director del Instituto de Investigaciones Linguísticas de la Univer-sidad de Costa Rica.
De tal manera, los estudiosos se han referido a esta lengua como inglés limonense , criollo de Limón o inglés criollo de Limón .
Existen otras maneras de referirse al criollo limonense, como patuá (patois o patwa), broken English o frat English . Estos nombres son usados tanto por personas que no conocen la lengua como por aquellos que son hablantes; sin embargo, incluyen una carga peyorativa que los linguistas evitan.
Mekatelyu (en ocasiones escrito mekaytelyuw ) es otra manera de designar al criollo limonense: es una transliteración de la frase “make I tell you” (déjeme decirle). El creador de este nombre fue Jack Wilson, profesor de linguística de la UCR en los años 70.
Interrogantes y pendientes. La variabilidad de nombres de esta lengua demuestra la poca familiaridad de muchas personas con el inglés limonense. Todavía existen muchos escalones por recorrer para darle el valor que merece.
En primer lugar, no se sabe cuál es el número exacto de hablantes de inglés limonense. En el libro Mekaytelyuw, la lengua criolla (2002), Anita Herzfeld menciona que el inglés criollo es la lengua de los aproximadamente 55.000 descendientes de trabajadores inmigrantes jamaiquinos.
Sin embargo, los censos del 2000 y del 2011 no incluyeron preguntas que permitieran dar con la cantidad de hablantes de inglés criollo. “¿Acaso tal información carece de interés o es que se sigue con la creencia de que las lenguas criollas no son idiomas ‘con todas las de ley’?”, se preguntó el linguista Carlos Sánchez en un estudio publicado en la Revista de Filología y Linguística de la UCR en el 2009.
La interrogante de Sánchez resuena ante la falta de reconocimiento del criollo de limón en las leyes de Costa Rica. Según el artículo 76 de la Constitución Política, “el español es el idioma oficial de la Nación. No obstante, el Estado velará por el mantenimiento y cultivo de las lenguas indígenas nacionales”. “Ni siquiera se menciona el inglés como una lengua nacional, y menos que haya interés en oficializar su uso”, manifiesta Mario Portilla.
Una larga travesía. La historia del inglés limonense está arraigada al viaje de muchos jamaiquinos de ascendencia africana a través del Atlántico. Las diferentes lenguas criollas provenientes del inglés están presentes en la zona caribeña de varios países, como Nicaragua, Belice y Panamá.
Todos los “criollos” se remontan a Barbados en el siglo XVI. En ese tiempo, el cultivo de tabaco obligó a muchos irlandeses y escoceses a utilizar un dialecto que les permitiera comunicarse con los esclavos negros, a su vez, provenientes de distintas regiones y conocedores de otros idiomas.
Los descendientes de esos esclavos desembarcaron en Costa Rica a mediados del siglo XIX para trabajar en la construcción del ferrocarril al Atlántico. “Nunca pudieron regresar a su tierra; en cambio, permanecieron en Costa Rica para trabajar en el puerto o en las plantaciones de banano, ambas propiedades de la United Fruit Company en esa época”, relata Herzfeld.
La población afrocostarricense vivió apartada del resto del país ya que se la consideraba extranjera y no se le permitía entrar en el Valle Central. Este aislamiento propició el fortalecimiento del inglés criollo y de toda una cultura.
No obstante, el conocimiento de la existencia de un inglés particular en la provincia limonense aparece registrado en primeros diccionarios de costarriqueñismos. En su discurso de ingreso en la Academia Costarricense de la Lengua, Mario Portilla se refirió a los primeros vocablos del inglés limonense que pasaron el español:
“El primer préstamo de inglés criollo en el español de Costa Rica registrado en un diccionario es la palabra chumeca . Este aparece en el Diccionario de barbarismos y provincialismos de Costa Rica de Carlos Gagini, publicado en 1893”.
Desde ese momento, el español y el inglés criollo han adoptado palabras uno de otro. Los préstamos linguísticos del inglés de limón aparecen en muchas áreas, principalmente la flora, la fauna, los topó-nimos y la gastronomía. Así, por ejemplos, calalú y okra son dos plantas comestibles; y cucú es un platillo realizado con harina de maíz y okra .
Otro ejemplo es el término culpepper (‘especie de arbusto de pimienta’), un vocablo propio de la flora. Finalmente, mountain cow (‘vaca de monte’) son palabras alusivas a la fauna y se refieren a la danta, un mamífero común en la región limonense.
Huellas en la cultura. El inglés limonense no cuenta con reglas claras en cuanto a su escritura: algunos escriben según la pronunciación, otros siguen la escritura del inglés estándar. Por esta razón, fue preponderante la literatura oral. Un ejemplo son los cuentos de Anancy , una serie de narraciones breves que contienen moralejas para los niños y los jóvenes.
En algunos textos literarios aparecen hablantes del inglés de Limón, como Mamita Yunai (1941), de Carlos Luis Fallas, y más recientemente Limón Blues (2002), de Anacristina Rossi.
Asimismo, existen autores limonenses que escriben en inglés, entre ellos Quince Duncan y la poetisa Eulalia Bernard . Otra autora es Marcia Reid (véase el recuadro de la página 4), quien, según Portilla, “está por publicar un libro de poemas en inglés de Limón, que aparecerá con su traducción al español”.
La música es otra esfera ineludible en la que aparece el inglés de Limón. Desde los años 80, músicos –como Manuel Monestel– han estudiando e interpretado canciones de calypso . Monestel y el grupo Cantoamérica llevaron estos ritmos al resto del país y dieron a conocer a intérpretes de calypso , como Walter Ferguson, Joseph Darking y Roberto Kirlew.
El calypso es un género musical originario de Trinidad y Tobago que cuenta las vicisitudes de los pueblos del Caribe. Por ejemplo, la canción Cabin in the Water , de Walter Ferguson, trata sobre la creación del Parque Nacional Cahuita, que obligó a muchos nativos a desalojar sus hogares.
Lengua y sabores. “You eat it in the morning, and you eat it in the day, you eat it when you feel that you will break away, c allaloo , everybody love” (Lo comes en la noche, y lo comes en el día, lo comes cuando sientes que ya no aguantarás, callaloo, todos lo aman) canta Walter Fergurson. El músico se refiere a una de las esferas en las que se evidencian más la cultura afrocostarricense y su idioma: la gastronomía.
En Áncora (7/11/2011) , la periodista y especialista en gastronomía Marjorie Ross comentó el origen del callaloo o calalú: “Uno de los productos que viajó desde África es el calalú, de origen yoruba, nombre genérico de ciertas plantas de hojas comestibles que se preparan en sopas y guisos”.
Al callaloo se unen otros platillos, como el plantintá ( plantain tart , ‘tarta de plátano’), el rondón ( run-down , ‘destartalado’) y el raisanbins ( rice and beans , ‘arroz y frijoles’). Estos platillos o sus ingredientes tienen una historia que se remonta a las raíces africanas de los afrocaribeños, y acercarse a esos platos es conocer un poco de una cultura a través de los sabores.
“En mis estudios de la gastronomía limonense, tanto los comprendidos en La magia de la cocina limonense como los posteriores, uno de los ángulos de la investigación ha sido seguir la pista a los orígenes geográficos y culturales de los productos y a las formas de preparación. Para ello es necesario desentrañar el significado y la proveniencia de las palabras con que se los nombra”, explica Ross a Áncora .
Los estudios de Marjorie Ross han permitido conocer el origen de algunas plantas comestibles, como el ñame y el ackee (akí o jakí). Además, ha podido acercarse a los secretos de la cocina limonense a través de la oralidad, que caracterizó la transmisión de muchos de los aspectos de esta cultura.
El inglés limonense no es una lengua menor y, mucho menos, un dialecto: es un instrumento que permite crear sonidos y versos, y transmite olores y sabores propios de la variada y exuberante cultura afrocostarricense.
La autora es filóloga y estudiante de Ciencias de la Comunicación Colectiva y de la Maestría en Linguística de la UCR.