"Los instantes cargados de emotividad, de pasión, de algún modo parecen eternos. Parece ser más importante un instante lleno que una eternidad vacía”. Solo en las pausas que le permiten sus lecturas, Mauricio Molina (San José, 1967) modela esos instantes poéticos, herederos de una tradición y experimentos dentro de su lírica.
Su última aventura lo llevó a recorrer las formas de la poesía erótica en Treinta y seis daguerrotipos de Diotima desnuda , publicado en España y cuarto poemario en su carrera –quinto si se toma en cuenta la antología La mujer que amaba a los pulpos. Poesía reunida 1985-2015 –.
El sugerente libro se alzó con el Premio Aquileo J. Echeverría 2016 en poesía y muestra a un Mauricio Molina en plena madurez. “Consciente de sus recursos, con este libro logra un balance entre una expresión lírica depurada y un complejo juego intertextual”, asegura el poeta y editor Gustavo Solórzano-Alfaro.
En un comentario publicado en la revista Literofilia, el escritor Carlos Cortés destaca: “El hallazgo de Mauricio es destilar emoción a través de una rica amalgama intertextual hipermoderna, que transparenta una carga gongorina –culterana– sin por ello escatimar la comunicación sensible con el lector”.
Molina nos ofrece un acercamiento a este libro, la poesía, la filosofía y las posibilidades de los lectores. A continuación, un extracto de la conversación.
–Tras dos décadas de trabajo en este género, ¿cómo ve la poesía? ¿Para qué le sirve? ¿Qué lo mueve a escribir?
–Hay una motivación intrínseca en hacerlo: escribir da gusto hacerlo. Escribo pocas veces, no escribo todos los días; leo más, siempre estoy leyendo. Escribir es algo que se hace de vez en cuando, pero sí es una sensación muy intensa. Aunque no lo hago continuamente, soy un poco adicto a hacerlo. La principal necesidad vital es estar leyendo, pero, en este mismo diálogo, también necesito escribir.
”¿Para qué sirve? Si no sirviera para comunicar, que es a lo que uno aspiraría, igual seguiría escribiendo. Es una necesidad solitaria también. Ojalá que sirva para comunicación, pero si no fuera así, tiene una razón de ser: es inevitable. Recuerdo un poema de Antonio Machado que dice algo así como: sabemos que los vasos de agua sirven para quitar la sed, pero no sabemos para qué sirve la sed; sin embargo, está ahí. Para mí es algo parecido ”.
–¿Ve a la poesía como otra forma de leer?
–De algún modo, sí; es parte de este mismo proceso y de algún modo emite un diálogo. Vos está dialogando con otras personas que escribieron aunque ya no están aquí. Estás recibiendo mensajes, estás devolviendo los tuyos; estás construyendo con eso lectura.
–Al hablar de cómo se tomaba el premio, me dijo que si lo piensa mucho, se pone nervioso. ¿Por qué?
–Tengo amigos que siempre dependían mucho de un premio; alguna gente se sienta el día del premio nacional, a ver qué pasa. Para mí, en primer lugar, no es lo principal; sin embargo, yo sé que si me pongo en esas, quizá sí entraría en el juego. Es mentira que no me halaga recibirlo. No me interesa escribir para recibir un premio, aunque no puedo sustraerme: es muy humano esperar reconocimiento, pero no quiero dejarme llevar por ese juego.
–El libro premiado lo dejó satisfecho por la libertad, ánimo experimental y “nuevas formas de escritura” que le imprimió. ¿Es posible hallar nuevas formas de escritura a estas alturas, después de tantas vanguardias y experimentaciones? ¿No es algo pretencioso ese anhelo?
–Estoy totalmente de acuerdo con vos. De hecho, siempre he estado muy interesado en el tema de las vanguardias y en esa idea, que vos llamás pretenciosa y además es ingenua, por lo nuevo. Sin embargo, mi idea de libertad de la escritura busca escribir formas ya existentes, no es encontrar algo nuevo. Lo que para mí, por ejemplo, puede ser nuevo es escribir un soneto.
”Lo vivo de forma libre porque ni quiero ceñirme a escribir con ciertas exigencias, pero tampoco quiero limitarme a no hacerlo; de modo que es un juego totalmente libre en ese sentido... El libro es novedoso, original, en mi historia, ya que hago cosas que no había experimentado. No quiero crear una forma nueva, no tiene sentido porque toda forma, incluso los experimentos vanguardistas, están afincadas en una tradición”.
–Esta vez hace un recorrido por diferentes concepciones de la poesía erótica. ¿Por qué se decantó por este tipo de poesía?
–Es uno de los temas universales; siempre se seguirá escribiendo sobre eso, yo lo he hecho muchas veces. En este caso, encontré una secuencia en este mismo tema. Y ese fue el momento para eso; ahora siento el deseo de moverme hacia otras temáticas.
”Los poemas van en una sola línea y aparecen temáticas más sociales y otros, pero son reinterpretados desde la poesía erótica, según yo la entiendo”.
–Ve el erotismo como un modo de conocimiento. Quisiera que profundizara en esto.
–Precisamente, en el libro al que se refiere el título de mi poemario, que sería El banquete de Platón, se ve la idea de cómo el ascenso del conocimiento está relacionado con la sensación erótica. En la historia del pensamiento, hay una tendencia a desdeñar la percepción, lo sensorial. Se piensa que los sentidos, de algún modo, lo que hacen es alejarnos del verdadero conocimiento; creo que esa concepción es falsa. Todas las artes, empezando por las artes visuales, la música, la palabra, la experiencia que uno tiene con el gusto, son formas que no deben desdeñarse como elementos para conocer el mundo.
–Para Diotima, sabia que le enseñó acerca del amor a Sócrates, el amor es el anhelo o búsqueda de inmortalidad, el tránsito entre lo mortal e inmortal… ¿A eso se debe que estos daguerrotipos quieran eternizar diferentes formas de la poesía erótica?
–Más bien es el trance hacia formas más sutiles de conocimiento. A partir de la contemplación de la misma armonía que se puede ver en lo bello, se llega a las formas más sutiles de conocimiento.
”Hay una tendencia a desligar el conocimiento del mundo de lo que serían las emociones, lo estético..., y se piensa que conocer es solo por medio de las formas más lógicas. A lo contrario es a lo que alude esta idea: en la mirada sensorial, erótica, amorosa, emotiva, pasional, etc.., hay una forma también de acceder a los objetos del mundo.
” Sé por qué lo decís, pero, en la concepción que tengo, no me comprometo con esta idea del tránsito a lo inmortal. De algún modo, lo del daguerrotipo sí tiene la idea de fijar momentos, instantes, elementos de ese acercamiento erótico por medio de una fotografía, pero no deja de ser algo inmanente, transitorio , al menos en mi perspectiva del asunto . Es un poco paradójico; se vislumbra una inmortalidad, solo que es de poca duración; por poco tiempo es inmortal”.
–También es un juego con el tema de la reproducción… Un daguerrotipo es una reproducción, un anhelo de una “verdad” que no está allí.
–Exacto. Un poco también es el juego. Escribir acercándose a la poesía mística en el siglo XXI es tenerlo aquí presente, pero un poco diluido, es una imagen un poco borrosa.
–Recupera a este personaje, de quien hasta han negado su existencia... Aunque claro, si existió o no, importa poco.
–De algún modo, para mí existe, quizá más que otros personajes que están en este plano de existencia. Los personajes ficticios tienen su propia ontología, su propio ser y pueden tener consecuencias más importantes que los que vemos pasar en esta vida sin tener mucha trascendencia para nosotros.
–Todo esto me lleva a preguntar: ¿qué es el amor para usted?
–El anhelo de diluirse en otras cosas, en otras personas, sería el amor y se presenta en formas muy diversas. El lugar común que usamos como amor platónico no tiene nada que ver con esto; esta idea de pretender fundirse con lo demás es necesariamente corporal y material; en ese sentido, la muerte está vista como un hecho material.
–Es poesía erótica, pero es poesía social que habla de Ayotzinapa, poesía que homenajea a sus lecturas, poesía que se nutre de la ciencia, poesía que recuerda a un amigo asesinado, poesía que juega con otros poemas… Al fin y al cabo es una poesía compleja de definir porque no es solo erotismo.
–Sí, lo elude. Tipo de metáforas que se utilizan pueden ser interpretadas de diferentes formas, básicamente cumplo siempre con esa idea de lo erótico como forma ligarse con los objetos, las ideas y diferentes cosas.
–Ha sido calificado en varias ocasiones como un poeta erudito; sin embargo, su interés no es colocarse por encima del resto, sino mostrar su gusto por diferentes temas. ¿Es su forma de gozar la literatura al escribirla?
–Sí, definitivamente. Para mí tiene una dimensión de juego también.
–Su trabajo bebe de diferentes fuentes y artes; quizá hay un mayor peso de la filosofía. ¿A qué se debe?
–Siempre lo ha estado muy fuertemente. En el libro anterior, tengo un poema que responde a un concepto filosófico, aunque quizá a veces no se note. Yo ni busco que sea explícito ni busco esconderlo, pero siempre ha estado allí. Quizá el título en este libro lo hace más evidente.
”Mucho tiene que ver con las cosas que me ha gustado leer, por ejemplo la poesía de Antonio Machado, la narrativa de Jorge Luis Borges… Así que siempre, de algún modo, ha estado allí esa idea. Desde el primer libro están diversos conceptos filosóficos”.
–¿Qué posibilidades le da la filosofía en la poesía?
–Desde que comencé a leer, he encontrado que la poesía busca hurgar en preguntas filosóficas que se le terminan quedando cortas a la filosofía misma. Nosotros nos hacemos preguntas que muchas veces no tienen una respuesta; la filosofía juega a esto, pero llega un momento en que se da cuenta de que no puede seguir; en cambio, la poesía puede continuar un paso más allá. En la poesía, no importa tanto hacerse preguntas que sabemos que no van a llevarnos a una respuesta, pero que nos hacen explorar y seguir con esa necesidad de la curiosidad humana.
–¿Qué preguntas se plantea en este libro?
– Muchas de las que hemos hablado en el campo de lo erótico. ¿Cómo es posible pensar una eternidad cuando estamos en un mundo material? ¿Qué significa ser eterno cuando todo nos lleva a decir que las cosas se acaban? ¿Cómo posible que nosotros tengamos consciencia cuando, a la vez, es algo que parece surgir de la materia? ¿Cómo es que nos acercamos a misterios por medio del amor, del erotismo, cuando no hay una forma de decir que las cosas son verdaderas o falsas a partir de esa mirada erótica y, sin embargo, parece darnos un conocimiento y un orden distintos? ¿Cómo se ligan las palabras con las cosas, con los significados?
–Me decía que su lector ideal es uno curioso que se deje tentar por los diferentes temas/anzuelos. ¿Cómo es usted como lector? ¿Por qué sigue creyendo en la lectura como creación?
– Ahora que decís lo de anzuelos, a veces pueden ser anzuelos que no llevan a ningún lado o no siempre llevan a alguna parte, pero el pez tiene la oportunidad de crear el lugar hacia donde van. Puedo sembrar lugares o posibles vías donde puede ir una persona, pero no sé hacia dónde va a seguir; el lector va a responder con su propia creación. En ese sentido si yo no concluyo, sino que dejo abiertas muchas puertas, el lector tendrá la oportunidad de seguir creando a través de ellas.
”Como lector, aspiro también a eso. ¿Por qué escribo? Precisamente porque lo que yo leo no está completo, porque en las obras alguien dejó unas pistas o un camino sin terminar. Si las obras estuvieran completas, al final podríamos cerrar el libro y acabar, pero no es esa la situación”.