A l recorrer Teramorfosis , exposición en Teorética, se tiene la sensación de no haber cruzado el umbral de la galería, sino de seguir caminando por las calles de San José. En el collage caótico de esta capital indecisa, relumbra la posibilidad de algo más, algo productivo. El resultado siempre confunde.
Con la curaduría de María Paola Malavasi, Teramorfosis es un estudio de lo monstruoso que reúne a artistas dispares y jóvenes para esbozar una fotografía del momento. El punto de anclaje de la exposición es considerar lo monstruoso como un estado de cambio; la deformación, como un proceso de adaptación.
El punto de partida spn las maquetas arquitectónicas de Stefan Sauter, acompañadas de sus bocetos. La excrecencia más ofensiva de todas las josefinas –las rejas– se convierten en material de construcción. Colocada frente a las imágenes más delirante del Cuaderno rojo de José María Figueroa (1820-1900), esta colección de jaulas y encierros hace, de lo deforme, tierra fértil.
Esa reconfiguración de lo deforme, lo contradictorio y lo desagradable se expande y multiplica en una exposición que celebra el error. En las imágenes de la serie Arch , de Andrés Gómez ( Myno ), el glitch (error) deliberado en el procesamiento de imágenes ejemplifica la estrategia de los artistas de tomar la monstruosidad urbana y leerla como un camino diferente, no como un impase. Como explica Malavasi, imágenes como estas leen a San José como una ciudad glitch , donde “errores y desaciertos han llegado a formar parte de su identidad”.
“Muchos de estos artistas son jóvenes; todos son menores de 35 años. En su visión de la ciudad, no hay una aspiración a ser algo que no se es, ni se intenta llegar a ser algo que no es posible”, comenta Malavasi. “Ante la apatía de que las cosas no salgan bien, se prefiere quizás ver lo que sí es, con lo que se puede lidiar en este momento”, agrega.
Así, puede pasarse del ácido oscuro que ataca figuras humanas en Descomposición urbana , de David Garrigues –obras condenadas a desaparecer por su corrosivo sobre papel– a la exuberante celebración de la diferencia y lo “monstruoso” en la obra performática de Dino Real. Aquí, sus vestidos y registros de intervenciones urbanas parecen decir que, si el contexto es tan caótico, mejor hagámoslo propio, más allá de lo bello y lo feo.
Ruido vivo. Completo el recorrido, permanece la duda de si lo que vemos es auténticamente lo monstruoso que puede ofrecer San José. En la misma Teorética se han exhibido resultados más explícitos de la deformación provocada por la exclusión, la violencia y la fricción social que determinan nuestra actualidad. ¿Se confrontan aquí las condiciones que permiten que las cosas sucedan tal como las ven los artistas, monstruosas y siniestras?
En Teramorfosis, la obra más explícitamente crítica del sistema político y económico quizás sea Blinded , videoinstalación en tres pantallas de Wiesengrund Project (Sergio Wiesengrund y Mariela Sandía). Con archivos de video y sonido dañados, generan texturas inquietantes con imágenes de noticiarios, videos populares y paisajes sonoros reconocibles a medias.
Ese ruido es una metáfora de lo que ocurre en la exposición, donde el conflicto directo con el sistema irradia, como ruido sordo, a todas las obras, y termina transformando la comprensión del espectador. Al contrario de la videoinstalación de Michelle Ferris y Róger Muñoz, que se asoma a las tumbas anónimas del Cementerio Calvo, sería difícil ver la relación del video El nacimiento de la natación (El orden de las apariencias, 001 , de Marco Arce, Diego Arias Asch y Pablo Murillo) con la idea de la deformación urbana si no fuera por su ubicación en la galería. Vista por sí sola, su ironía seca dirigida a la imagen del artista apunta en otra dirección (quizás igualmente productiva).
En el tejido de órdenes patronales encontradas de Pamela Hernández, la pintura de Róger Muñoz y los negativos dañados de Laura Villalta, la confrontación de lo social es íntima.
“Algo en el contexto influye en los artistas. No lo viven directamente como una crítica al gobierno, ni a la imagen de lo verde de Costa Rica, sino desde un punto de vista muy personal. Son temas que no necesariamente se limitan a cosas que solo suceden aquí”, considera Malavasi.
Por ahora, apuntan a la inconformidad que engloba Teramorfosis . Ante la escasa claridad sobre un cambio posible en la sociedad, se opta por hacer valer lo deforme, como los dibujos de Diego Arias Asch que salpican la fachada. De este modo, las paredes exteriores de Teorética no son muros, sino espejos vueltos hacia la ciudad.