Policías, amas de casa, agricultores y hasta los más jóvenes zarcereños celebraron que el Premio Nacional de Cultura Popular Emilia Prieto quedara en manos del más querido de sus vecinos: Evangelista Blanco, creador de las 200 figuras de ciprés que adornan su parque.
El anuncio lo hizo ayer por la mañana el ministro de Cultura, Manuel Obregón. Desde entonces, no hubo vecino que se resistiera a saludarlo o llamarlo.
“El parque de Zarcero es un ícono de la comunidad y si se habla de él hay que hablar de Evangelista Blanco”, aseguró Warner Salas, sacerdote de la parroquia de San Rafael Arcángel, que vela por la administración del parque.
“Me parece magnífico que le dieran un premio; él es una gran persona y con su trabajo hace que crezca la comunidad, pues muchas personas vienen a visitarnos”, comentó José Luis Salas, pensionado que se daba una vuelta por el lugar.
La opinión de estos zarcereños concuerda con la del jurado, quien en su fallo destacó que, con sus labores, Evangelista realiza un apoyo a la cultura.
“El señor Blanco tiene un compromiso personal y lo cumple a cabalidad; su abnegación e iniciativa personal es modelo a seguir, pues hay que recordar que la Municipalidad de Zarcero lo contrató para dar mantenimiento al parque, pero, desde su ingenio, ideó la creación de figuras. Don Evangelista ha hecho no hoy, si no desde hace ya casi 50 años que el parque de Zarcero sea un ícono de nuestra cultura popular”, detalla el fallo.
Para Lista, como le llaman con cariño, este es un reconocimiento que llega de forma inesperada, pues él hace su trabajo porque ama su pueblo y su parque como si fueran una extensión de sí mismo.
“No tengo hijos ni me casé; para mí, todas las figuras que están en el parque son mis chiquitos”, aseguró el hombre de 75 años, cuyas raíces artísticas vienen de un hogar donde su padre y cuatro de sus cinco hermanos son músicos.
Talento natural. El trabajo de Lista comenzó hace 46 años, cuando pasó de ser fontanero municipal a jardinero del parque.
Desde entonces, Blanco comenzó a hacer de las suyas: sembró árboles de ciprés y, podándolos, descubrió que podía crear con ellos algunas figuras.
Fue así como el parque se fue llenando de elefantes, helicópteros, pulpos, gusanos y hasta monos que pasean en bicicleta.
La gente amó su trabajo. Pronto, llegaron turistas nacionales y extranjeros. Lo mismo sucedió con la prensa: por ahí han pasado todas las cadenas nacionales, así como reporteros de Univisión y hasta Don Francisco, del programa Sábado gigante .
Según cuenta Lista, cada figura viene a su mente de forma natural.
“Solo me las imagino. Me gusta ser original con mi trabajo, nada de eso de andar copiando”, aseveró.
Aunque Blanco tiene cinco años de estar pensionado, él no deja su trabajo por nada. Es más, no hay día del año que lo separe de su parque: de domingo a sábado, cualquier persona lo encontrará podando, regando y retocando las figuras desde las 4 a. m. hasta las 3 p. m.
Cuando no está ahí, lo hallarán en casita de madera ubicada en el corazón del parque. Allí se encarga del alquiler del baño y vende algunas artesanías.
“A veces me han llevado al volcán y a otros lugares como Cartago, pero qué va, me la paso pensando en el parque. Es como si fuera mi mujer”, dice entre risas.
También le han ofrecido empleos en México y España; incluso, afirma que una vez se lo quisieron llevar a trabajar a Disney, pero nadie lo saca de Zarcero.
Ahora que este reconocimiento lo pone en la mirada de todos, Lista aprovecha y, desde su experiencia, aconseja a los jóvenes.
“Yo les digo que piensen, que hagan algo por sus pueblos. Si todos hacemos algo, tendremos una Costa Rica mejor”, concluyó.