José Alberto Villalobos Morales javillalobos@ice.co.cr
La luz es el fenómeno natural más importante para la vida en la Tierra; se usa y se aplica en todos los campos del conocimiento: ciencia, tecnología, ingeniería, arte, cultura y deporte. La luz del Sol causa la fotosíntesis, vital para las reservas alimentarias del planeta, y posiblemente haya ocasionado el diseño particular de nuestros ojos.
Los fenómenos de reflexión y refracción nos permiten ver y nos llenan el mundo de sombras y colores. También hacen que podamos apreciar arcos iris, halos, eclipses, puestas de Sol y amaneceres. Todo ello nos hace posible elaborar lentes que corrijan nuestros defectos de visión, y construir microscopios y telescopios para ver lo más chiquito y lo más distante.
Luz natural. Sin la luz no hubiesen sido posibles la pintura, la fotografía, la televisión, la Internet, la fotocopiadora, el teatro ni los tornasolados colores de las alas de las mariposas y los colibríes.
El ser humano ha encontrado muchas aplicaciones a todo el espectro electromagnético: a los rayos gamma, la luz ultravioleta, la luz visible, la radiación infrarroja y las ondas de radio, en campos como la agricultura, la medicina, la arquitectura, el arte y la exploración del universo.
Hemos logrado transformar la luz en otras formas de energía y viceversa. Pasamos de la luz producida por la combustión de residuos vegetales a la candela, al keroseno, al gas, al bombillo incandescente y a los fluorescentes compactos, y estamos ahora en plena era del “led” (light-emitting diode : diodo emisor de luz).
La luz artificial ha iluminado la vida de todos los humanos que estamos en el planeta, pero no puede encandilarnos; debemos abrir los ojos para no atarnos y no volvernos totalmente dependientes. Hay que salir al aire libre y disfrutar la luz natural.
Debemos usar el conocimiento científico y tecnológico para al menos atenuar la contaminación lumínica de nuestras ciudades; ella nos borra las estrellas del cielo nocturno y confunde a ciertas especies de animales, a veces con resultados mortales.
Este año 2015 es un buen momento para recapitular todo lo que hemos logrado gracias a la luz y sus aplicaciones, para ver hacia el futuro. Aquí formulo una brevísima recapitulación de algunos descubrimientos relacionados con la luz y las personas que intervinieron.
Esas felices coincidencias... En el año 1015, el gran científico, físico y matemático árabe Alhacén publicó el Libro de óptica , el primer tratado importante sobre las luz, el color, la visión y la fisiología del ojo. Más información, aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Alhac%C3%A9n
En 1815, el ingeniero y físico francés Augustin Fresnel publicó sus cálculos sobre “la difracción de la luz”, que fueron un gran soporte para que la teoría ondulatoria de la luz fuera definitivamente aceptada.
En 1915, Albert Einstein escribió las ecuaciones de campo para la relatividad general, que incorporaron el electromagnetismo y la luz a la cosmología. Curiosamente, en otro año terminado en cinco, en 1905, Einstein había dado la explicación teórica del efecto fotoeléctrico, lo que le valió el Premio Nobel de Física en 1921.
Bueno, si nos vamos primero hacia atrás y luego hacia adelante, a dos años terminados en 65, encontraremos lo siguiente.
En 1865, el matemático y físico escocés James C. Maxwell formuló la teoría clásica sobre la radiación electromagnética, que incluye, desde luego, a la luz.
En 1965 hubo dos eventos para recordar. El primero: Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron la radiación cósmica de microondas, que constituyó un fuerte espaldarazo a la teoría del Big Bang. El segundo: Charles K. Kao dio a conocer sus trabajos sobre la transmisión de luz por fibras ópticas en las telecomunicaciones.
Considerando los anteriores aniversarios y otros más, el 20 de diciembre de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas emitió la resolución 6.821, que declaró el 2015 el “ Año Internacional de la Luz y las Tecnologías Basadas en la Luz (IYL 2015) ”. Puede accederse a más informaciones:
http://www.light2015.org/Home/About/Resources.html
Tres ideas. ¿Qué podemos hacer para colaborar con los objetivos de la ONU? Veamos algunas cosas sencillas pero fundamentales, dirigidas especialmente a estudiantes de escuelas y colegios, pero también para los jóvenes de todas las edades que quieran lograr al mismo tiempo aprendizaje y esparcimiento.
1. Realizar charlas y talleres sobre los aspectos más básicos de instrumentos que utilizan y modifican algunas propiedades de la luz; por ejemplo, puede emplearse algo tan simple como los espejos planos, que no faltan en nuestras casas, y observar cómo forman “imágenes virtuales”.
2. Estimular la construcción de algunos juguetes educativos, que en realidad se basan en el conocimiento científico sobre la luz y en la habilidad y el desarrollo personal, aspectos sobre los cuales quiere hacer énfasis el Año Internacional de la Luz.
Algunos juguetes pueden ser: retrorreflectores (los llamados “ojos de gato”), periscopios, caleidoscopios, modelos básicos de microscopios y telescopios, con lentes que pueden adquirirse en el mercado local.
3. Comprobar y corregir algunos términos muy usados a la ligera; por ejemplo, el de “polarizado” de las ventanas de los vehículos, que en realidad es una película translúcida de un cierto polímero entintado: disminuye la intensidad de la luz que llega a la ventana, pero no la polariza.
Más bien, un polarizador, como el usado en fotografía, está hecho de un material mucho más especializado, que funciona porque la luz es una onda electromagnética que solo puede ser “transversal”, no longitudinal, como sí es el sonido.