Tiene casi 120 años de haber sido erigido sobre nuestra capital y aún lo escudriñamos admirados por las constantes sorpresas que reserva. Nuestro Teatro Nacional es una joya arquitectónica e histórica, emblema, hito y reservorio de tesoros: unos conocidísimos, que hasta circulan en billetes para cautivar a propios o extraños, y otros son secretos bien guardados y que se cuentan en ocasiones especiales.
Aparte de pinturas tan célebres como la Alegoría de las artes –óleo sobre la sala principal creado por Roberto Fontana–, la Alegoría del comercio y la agricultura de Costa Rica –obra del italiano Aleardo Villa; muy conocida por ser imagen del billete de ¢5–, o esculturas como el Triunfo de la música – llamada comúnmente la Fama–, se hallan decoraciones, matasellos, programas de mano, afiches y hasta un anillo, a los cuales vale la pena ponerles atención.
Esta icónica edificación, que se mandó a construir por un decreto de 1890 –posteriormente hubo dos decretos más con el fin de garantizar el financiamiento a la obra– y se inauguró en 1897, es una propuesta academicista e historicista. Es el templo de arte con el que los liberales quisieron coronar su idea de modernización para Costa Rica y tiene un claro interés en mostrar un mensaje de progreso y orden, explica Lucía Arce Ovares , historiadora de la institución.
A continuación les detallamos algunas de sus joyitas poco conocidas.
Diseño de ingenieros costarricenses
¿Dónde se realizaron los planos del Teatro Nacional? No, no fue en Europa; fue en la Secretaría de Fomento de Costa Rica –actual Ministerio de Obras Públicas y Transportes– y fueron un trabajo de ingenieros costarricenses, algunos de ellos formados en el Viejo Continente, aseguró la historiadora de esa institución, Lucía Arce. Existen más de 100 planos originales, que se encuentran, en su mayoría, en el Archivo Nacional.
Teatro Nacional para La Nación.
Representación muy republicana
De la época de su inauguración, el Teatro Nacional posee un telón de boca (en la fotografía) y 37 decoraciones escénicas . Fueron trabajos pintados por el italiano Antonio Rovescalli, comisionado por los hermanos Durini, que fueron unos de los contratistas que trabajaron en esta obra. En la pintura se muestra una alegoría al progreso. De factura reciente, existe otro telón pintado por Rafa Fernández.
Jeffey Zamora/La Nación.
Un pequeño lujo
Según Lucía Arce, historiadora del Teatro Nacional, este anillo de plata sujetaba los planos originales del edificio, enviados por la Secretaría de Fomento–actual Ministerio de Obras Públicas y Transportes–. Sobresale el escudo de armas que se usaba en 1897, el cual estuvo vigente hasta 1906.
Adela Marín/Teatro Nacional para LN
Llavines y bisagras
Esta joya arquitectónica e histórica inaugurada en 1897 fue cuidada hasta el último detalle. Los trabajos en metal para llavines, cerraduras y bisagras fueron importados desde Europa y muestran el logo del Teatro Nacional. Una curiosidad: existen repuestos de llavines y de querubines de cobre originales que aún no se han usado.
Adela Marín/Teatro Nacional para LN.
Mascarones y dragones
Como parte del estilo grutesco, una herencia del Renacimiento, el Teatro Nacional muestra mascarones con diferentes gestos, los putti , sabandijas y una especie de dragones.
Adela Marín/Teatro Nacional
Matasellos
Esta musa es uno de los secretos mejor guardados: es un matasellos de plata que mide 9,3 cm con el logo del Teatro Nacional. Se usaba para estampar el logo sobre la parafina en la correspondencia oficial de la institución. Es el mismo logo que se usa hasta hoy; la imagen de esta marca estaba clara desde hace casi 120 años.
Adela Marín/Teatro Nacional
Testimonios célebres
La bailarina rusa Anna Pavlova (1881-1931), celebridad del ballet que triunfó en las grandes capitales del mundo, se presentó en el Teatro Nacional el 24 de marzo de 1917; el espacio estuvo abarrotado, el gentío conmovido y la ovación la obligó a saludar ocho veces, recuerda la investigadora Marta Ávila en un artículo . De este y otros acontecimientos da testimonio una colección de afiches y programas de mano de esta institución.
Teatro Nacional para LN.
Sistema de levantamiento del piso de la luneta
El Teatro Nacional es uno de los pocos en el mundo que aún posee un sistema de levantamiento de piso en su sala principal. Por medio de fuerza mecánica se mueven los engranajes y las barras que levantan tres grandes vigas bajo el piso de la luneta. Este sistema fue diseñado por el ingeniero mecánico Cesare Saldini (1848-1922), destacadísimo profesional italiano.
Adela Marín/Teatro Nacional para LN.
Decoraciones
Si observa cuidadosamente las paredes del Teatro Nacional hallará más tesoros. Esta edificación está caracterizada por una decoración con el estilo grutesco, en que se combinan guirnaldas, motivos de la flora, quimeras, sabandijas, mascarones e, incluso, seres mitológicos. Merecen especial atención las flores y mariposas de gran belleza.
Adela Marín/Teatro Nacional para LN.