"Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro". Esta frase, que muchos le atribuyen al humorista estadounidense Groucho Marx, delinea la separación que parece haber entre el lenguaje literario y el televisivo.
La televisión se ha percibido como el verdugo del hábito de la lectura, capaz de relegar los escritos a los estantes. Sin embargo, los programas culturales sobre literatura se han convertido en un inquilino más de la programación, junto a los noticieros y los espacios de concursos.
Costa Rica no es la excepción, y algunas producciones culturales han reunido a escritores y a lectores. Así ocurre con Punto y coma, producción ganadora del Premio Joaquín García Monge de este año.
“Punto y coma nació como una iniciativa del departamento de audiovisuales y la editorial de la UNED para llenar un vacío de información sobre temas literarios en la producción nacional”, explica Evelyn Ugalde, la conductora, y productora del proyecto.
Punto y coma es una de las más recientes creaciones audiovisuales que, aunque han sido escasas o poco duraderas, sí han calado en la memoria. Todas han tenido un reto común: abrir la puerta hacia la discusión sobre los textos y las maneras de leerlos, y, por otro lado, dar una voz a quienes les dan vida a las historias en un país donde se leen, en promedio, 1,7 libros al año porpersona, aunque se publicaron 2.321 títulos solo en el 2012.
Voces a la cultura. Por casi veinte años, todas las semanas, Guido Sáenz dirigió Atisbos. Este programa trató el arte en todas sus facetas mediante conversaciones –más que entrevistas–, y aún es recordado por la tonada de violines que acompañaban los primeros segundos de la transmisión.
“'Usted, que sabe de arte, don Guido, ¿por qué no hace un programa?', me dijo Augusto Carballo, gerente del canal 7. No había paga alguna, sino solamente verse en la pantalla, pero, durante veinte años, ¿quién no pasó por ahí? Estuvieron Manuel de la Cruz González, Teodorico Quirós, José Marín Cañas...”, recuerda Sáenz, quien condujo Atisbos desde 1979 hasta 1999. Ese primer asomo a la cultura y la literatura nacionales se transmitió inicialmente mediante el canal 7 y pasó al Sistema Nacional de Radio y Televisión (SINART) en 1997.
Un año después, en 1998, en el canal 7 (Teletica) surgió un microprograma que convirtió a los libros en su protagonista casi exclusivo: Blanco y negro, producción que aún aparece una vez a la semana en el noticiero del canal.
“Blanco y negro ha puesto, en la televisión comercial, un programa cultural de mucho apoyo popular. Generalmente, este tipo de programas lo aprecia un núcleo reducido de personas, no por ello poco importantes; pero este ha llegado al pueblo mismo”, asegura el conductor de la sección, Manuel Delgado.
Cada semana, la sección se convierte en una vitrina de un par de minutos para la nuevas publicaciones nacionales y extranjeras: novelas, cuentos o poemas.
“El mayor reto es abrirse campo y decirles a todos: 'Aquí estoy y valgo tanto como la noticia de sucesos'. Esta lucha no ha terminado ni terminará nunca, por lo que aquí seguimos después de 16 años de terquedad”, asegura Delgado.
Contra la corriente. “Lo que vemos al encender el televisor no es proporcional a la realidad que percibimos en la creciente producción cultural y artística de Costa Rica”, señala el productor audiovisual Iván Porras.
Él considera que la producción cultural ha estado a cargo de las universidades públicas y del SINART. El reto de estas instituciones es transformar el lenguaje académico y literario en algo que cautive a la audiencia tanto como una telenovela.
Algunos de los programas culturales han tratado la literatura o temas afines, como Análisis , que nació en el 2003 en el canal 15, de la Universidad de Costa Rica.
Su conductor, el arquitecto Roberto Villalobos, obtuvo el Premio Joaquín García Monge en el 2005. Ese espacio televisivo ahondó en el quehacer artístico y cultural producido en la UCR y contó, desde el 2007, con un segmento literario a cargo de Evelyn Ugalde.
Ugalde ya contaba con experiencia en la televisión porque había producido Club de Libros TV en el 2006. El programa fue un paso más de ese club de bibliómanos que había creado en la Internet en el 2001 y que llamó simplemente Club de Libros .
El Programa de Producción de Materiales Audiovisuales de la Universidad Estatal a Distancia ha llevado a la pantalla varios espacios televisivos. Uno de ellos optó por discurrir sobre la identidad costarricense a través de las letras. Se llamó Identidades, lo produjo Iván Porras y lo condujo la profesora de literatura Sonia Jones, desde el 2009.
Para ella, el mayor reto es convertir la experiencia de cada lector con su libro en un diálogo abierto. “La idea de que la literatura es un encuentro íntimo quizá no propicie la aparición de programas televisivos. No obstante, estoy segura de que las redes sociales han ayudado a que se hable más de los libros”, señala Jones.
Punto y coma surgió en el 2008 como un espacio destinado a hablar de las publicaciones recientes. Bajo el lema “Nuestros libros tienen la palabra”, cedió el espacio a los autores para que hablasen de sus nuevas obras, desde la poesía hasta los libros que tratan de los volcanes.
“Generalmente se piensa que los programas de literatura son aburridos, pero Punto y coma rompe con esa idea de programa cuadrado con dos señores hablando sobre un libro, una mesa y una maceta en el centro. Punto y coma es más actual, entretenido, informativo, versátil, con movimiento, con vida”, asevera Ugalde.
La productora de Punto y coma considera que su desafío es convencer a los publicistas y a las televisoras de que la cultura le interesa a la gente y puede llegar a ser entretenida. Para Evelyn, si se dedicaran suficientes recursos a la creación y la promoción de programas sobre literatura, podrían eliminarse los prejuicios que cargan.
“Jugar sucio es el hecho de que una televisora ponga un programa cultural por obligación, porque una ley lo pide, y lo transmita a la medianoche. Tampoco pueden hacerse milagros si la televisora da poco presupuesto porque no cree que un programa nacional de cultura se merece el mismo nivel de producción que un programa internacional”, indica.
Para Iván Porras, quien produjo Identidades y varias temporadas de Punto y coma , los lenguajes literario y televisivo son distintos, pero tienen puntos en común:
“Están sumamente conectados en lo que respecta a la experiencia y la vivencia del lector o el televidente. En el caso de la literatura, cada libro significa una experiencia múltiple en la vida del lector, un diálogo interno de pensamientos y emociones. El verdadero reto que tenemos los productores audiovisuales, es acercar esa experiencia al espectador a través del lenguaje audiovisual y no solo describirla racionalmente”.
Sonia Jones considera que los programas tienen mucho que aprender de los programas de entretenimiento que cautivan al público. “Soy fanática de la tele; los dos grandes invitados de mi casa son los libros y la televisión”, declara.
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ProgramaPágina 2 de la Televisión Española
Los libros se comentan también desde otras latitudes
"La televisión también es palabra y discurso, y de eso los libros saben mucho". Así piensa Óscar López, el director desde hace siete años del programa Página 2 de la Televisión Española. También en otras latitudes, los espacios televisivos sobre literatura son escasos y pocas veces logran extenderse varias temporadas. Sin embargo,Página 2 se relaciona con el programa nacional Punto y coma ya que ambos buscan romper con los moldes tradicionales de los programas culturales.
Página 2 fue galardonado con el Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2012 que concede cada año el gobierno español. Además, ha logrado cautivar a fanáticos de la lectura de España y América Latina mediante las diez secciones que tiene el programa. El periodista español conversó con Áncora para conocer cómo se perciben los programas de literatura más allá de nuestras fronteras.
–¿Cuándo surge el programa Página 2?
–El programa surge durante el verano de 2007. RTVE nos pidió un proyecto televisivo de libros, lo diseñamos, y, tras el rodaje de un programa piloto, se decidió ponerlo en marcha. Así fue como el 4 de noviembre de ese mismo año nació Página 2.
–¿Cuáles han sido los alcances del programa?
–El mayor logro es la fidelidad que los espectadores nos han demostrado a lo largo de estos años; y no sólo en España, sino también en toda Latinoamérica. Nos consta que nos siguen, ya sea por el Canal Internacional de RTVE o desde nuestra página en Internet.
"También nos sentimos muy orgullosos de haber ayudado a fomentar la lectura entre los lectores más jóvenes. Sabemos que nuestro programa es utilizado en multitud de colegios y universidades para difundir el placer de la lectura.
"Mención aparte merece el hecho de recordar la cantidad importante de ilustres escritores que han pasado por el programa: Ana María Matute, Paul Auster, Mario Vargas Llosa, José Saramago, Ken Follet, Margaret Atwood, Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte e Isabel Allende, entre muchos otros.
–¿Cuál ha sido el secreto para mantenerse al aire?
–El programa ha cuajado porque cuidamos especialmente los contenidos invitando a autores consagrados y realizando continuas apuestas literarias. A la vez, no nos olvidamos de que hacemos televisión y que es importante utilizar todas las posibilidades que este medio ofrece. De ahí que cuidamos especialmente la puesta en escena buscando localizaciones sorprendentes, utilizando los grafismos más modernos y avanzados, las músicas más adecuadas, etc. Intentamos ofrecer el programa de libros más divulgativo y entretenido posible.
–El libro es escrito y la televisión es visual: ¿Son muy distantes ambos lenguajes?
–Menos de lo que algunos piensan. A fin de cuentas, la televisión también es palabra y discurso, y de eso los libros saben mucho. Nosotros queremos pensar que Página 2 ha servido para demostrar que la palabra y la imagen casan muy bien.
–Se suele considerar que los programas sobre literatura son aburridos ¿a qué cree que se deba esa percepción?
–Probablemente a que hasta hace poco se consideraba que un programa de libros debía contar con una entrevista larga y que se trataba era de hacer un programa de crítica o reflexión literaria. Nosotros pensamos que también se puede hacer información y divulgación literaria, mostrar los lugares citados en las novelas, invitar a personas de otros ámbitos profesionales para que nos hablen de sus gustos literarios, y enseñar que el cine, la música, la cocina o el deporte también tienen relación con los libros. En fin, por todos estos motivos pusimos en marcha Página 2. Ojalá hayamos conseguido demostrar que se puede hablar de libros en televisión sin ser aburridos.