Hoy es miércoles 13 de agosto, y la mano izquierda de Verónica Navarro celebra su día internacional desfilando por las calles del aire. Su mano derecha aplaudiría este espectáculo, pero no lo hace porque la izquierda ya está en la otra cuadra. La mano izquierda de Verónica es como los ministros: no saluda y siempre está en otra parte.
Con esa mano habladora, la joven artista ha gobernado más de un arte visual –incluido el cine–, y esta vez firma casi 30 obras que expone en la Alianza Francesa: dibujos, grabados, medias tintas, collages , aguafuertes, colografías, serigrafías... He aquí una colección de colecciones pues la artista es tantas personas, tantas miradas y tantos logros como el arte puede pedir a la imaginación.
La primera serie es Aproximaciones: da nombre a la muestra y se compone de seis pequeñas serigrafías de cuatro colores. Sus dibujos son maliciosamente ingenuos: mujeres que evocan a las meninas de Velázquez; a veces usan cabeza de televisor, y sus frondosos vestidos pueden ser piñatas. Todo este desquicio tiene la gracia de las caricaturas, y la precisión de trazos nos anuncia la maestría de Verónica.
“La piñata equivale a la mujer-sorpresa, que encierra valores, mundos diversos”, expresa la artista, quien ejecutó casi todos estos cuadros como estudiante actual de la Cátedra de Grabado de la Universidad de Costa Rica.
Politécnicas. “Antes de iniciar una serie hago cientos de dibujos, pero al final solo incluyo algunos en la serie: resultan más unidos por la técnica que por los motivos”, explica Navarro viajando tras su brazo más artista.
Verónica juega con la espontaneidad: a veces comienza a trazar una persona por la cabeza; en otros casos, por los pies. En las serigrafías, contra la ortodoxia técnica, aplica primero los colores más claros. En el arte, Navarro siempre va curioseando nuevas formas, otros métodos. Verónica es una zurda que viaja a contramano.
“Yo soy licenciada en pintura, pero siempre me ha atraído el grabado. Con el grabado trato de acercarme a la pintura, y, con la pintura, al grabado”, dice ante Síntesis de un diario , aguafuerte y aguatinta hecha con nueve tonos de azul y con una plancha de hierro. Se ve una pequeña lata de pintura que pende de algún cielo como una amistosa alusión a la pintura.
Conjunto de cosas que forman un lugar aduna dibujo, colografía, collage y mezzo-tinta (media tinta). Esta última es una técnica de grabado que facilita los claroscuros. Esta obra es un delicado trabajo de matices grisáceos. El cartón-base viene de una prueba que no gustó a Verónica, pero la conservó: “Yo no boto nada”, confiesa. El reciclaje es también un arte.
Pies fríos es una colografía de mediano formato de matrices múltiples. Una mujer surge de una olla y entre dos tazas. Para lograr la presencia de unas flores, Verónica recortó tapetes de plástico, de mesa, y los utilizó como “sellos”. El fondo presenta hojas recogidas de suelos, estampadas usando una placa de grabado.
Ars brevis. A veces, en los grabados, la artista parte del fondo y le agrega elementos, inesperados incluso para ella, como hojas de árboles, que se tornan matrices orgánicas. “Nada está preconcebido: mantengo un diálogo con el proceso de cada trabajo”, anota.
Después de la canción es la obra de la muestra que le ha costado más trabajo a la artista. Es una síntesis de colografía, talla dulce, mezzo-tinta y collage. Presenta una taza (motivo insistente) y varias capas de impresión.
Vista en detalle, tal obra incluye una cabeza con una cabellera femenina terminada en dos trenzas; pero, en conjunto, la obra puede ser muchas cosas entre otras cosas: ¿un medallón?, ¿un escapulario hindú?, ¿un tapiz pagano de la Virgen de Guadalupe?...
“Me interesan los contrastes de colores. La serigrafía es la técnica más fría, por lo que trato de que sea más pictórica, menos plana”, indica Navarro junto a una ventana de amplio criterio pues siempre está abierta al arte.
Persistiendo en la brevedad de los formatos, Verónica Navarro exhibe seis trabajos que reúnen el collage , la monotipia y el dibujo. El silencio brinda una dentadura-grito bajo una esfera; para la artista, es el recuerdo suyo de uno de los primeros cuadros del desgarrado pintor Francis Bacon.
Asuntos particulares conecta pies de mujer con una cocina y con objetos domésticos. En Navarro –nos dice ella–, la presencia de esas cosas simboliza la vida cotidiana, no una cárcel de mujeres.
Agujero negro retrata a una mujer que sale izada por unos tirantes. En una mano lleva una plancha, que, para Verónica, es también un instrumento de trabajo: la usa para estampar grabados.
Fina estampa. Más allá, dos paredes se enfrentan quietamente. A la izquierda hay dos colografías: Torero, hombre largo, horizontal, serpentino, flota sobre un mar hacia el encuentro de Sirena, cuyas escamas son mínimas piezas de cinta adhesiva. El albo cielo de ambas obras retiene bajos relieves hechos con un cordel en volutas oprimido por una prensa: uno de los detalles más delicados de la muestra.
La lavadora es una minimezzo-tinta hecha con una trabajosa técnica “en negativo” y de formas cubistas. Cuelga próxima a Cotidianidad, talla dulce y mezzo-tinta con aires de naufragio surrealista.
Dos serigrafías culminan la muestra: Perfil 1 y Perfil 2 : sombrías, avariciosas del silencio que se llevan el misterio de sus formas, y dos cuadros perfectos. ¡Hay que ver las maravillas que hay que ver!
Verónica Navarro ha presentado once exposiciones individuales de pintura y grabado. En el 2011, su muestra itinerante Maestros del inconsciente visitó Alemania, Francia y España. Además, la artista ha participado de 22 exhibiciones colectivas.
Navarro ha seguido 15 cursos de producción y realización de cine y video, y ha intervenido en cuatro festivales internacionales de esas expresiones artísticas.
“Me gustaría volver a hacer video”, adelanta Verónica y recuerda que su proyecto de graduación de bellas artes fue un cortometraje en stop motion (fotografías sucesivas que dan una impresión de movimiento discontinuo).
El maestro grabador Alberto Murillo Herrera nos dice de la joven artista: “Verónica Navarro: ¿pintora, grabadora o ilustradora? Todo. Nos deleita con una alegre exposición donde demuestra gran dominio de los valores estéticos de la estampa artística, aunado a su estilo pictórico con personajes y paisajes salidos como de un libro de cuentos.
”Verónica es una grabadora incansable que ha evolucionado desde su práctica pictórica hacia el mundo de los esténciles, las matrices y los originales múltiples, y que ha logrado situarse con firmeza en la estampa nacional”.
En los mundos mágicos de Verónica Navarro, la izquierda es la mano de pintura.