El repiqueteo de las campanas “Andrea” y “Claudia” rompe levemente el silencio que envuelve a Quebrada Honda, un pequeño y apacible pueblo ubicado en el cantón de Nicoya, Guanacaste.
El templo de la comunidad– construido en 1911 en honor a San Andrés– ha sido testigo de turnos, fiestas patronales, bodas, bautizos, primeras comuniones, funerales y todos los grandes acontecimientos de los lugareños.
“Hace muchos años, ya no recuerdo ni cuántos, el padre daba la misa de espaldas a la gente y hablaba en latín. No entendíamos ni jota, pero uno siempre viene porque lo mueve la fe”, recordó don Leonidas Villegas Cortés, quien, a sus 81 años, es el principal promotor de la restauración del templo.
Fue este señor quien en nombre de la comunidad se acercó al Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura con una carta para solicitar la declaratoria patrimonial de la iglesia.
Eso fue en abril del 2001, y, finalmente, el 26 de noviembre del 2003, se publicó en el diario oficial La Gaceta el Decreto Ejecutivo N.° 31.479, en el que se incorpora el templo católico de Quebrada Honda al patrimonio histórico arquitectónico de Costa Rica. A don Leonidas y a muchos de los 2.500 habitantes de esta comunidad, les preocupaba ver cómo el paso del tiempo, las inclemencias de la lluvia, los sismos y la falta de mantenimiento atentaban contra su querida iglesia.
“El terremoto de 1950 se trajo abajo la fachada y causó muchos daños. Debieron reconstruirla, pero quedó idéntica a como era antes. El problema es que se le metía el agua por todo lado y pudrió la madera”, comentó don Leonidas.
Tesoro nicoyano. El Centro de Patrimonio invertirá ¢43 millones en la restauración de esta iglesia que presenta daños principalmente en sus estructuras de madera.
“Este templo tiene un diseño sencillo, pero de muy buen gusto. Es un ejemplo típico de la arquitectura religiosa de las comunidades rurales de Costa Rica; por esto es importante su rescate”, explicó el arquitecto Miguel Herrera, director del proyecto de restauración.
Las paredes originales son de bajareque y tienen un forro exterior de lámina metálica; pero, cuando se reconstruyeron las dos torres de la fachada, se levantaron en bloques de concreto reforzado.
“El principal problema es una filtración excesiva de agua en el terreno, lo que produjo fisuras en el piso de mosaico y pudrió las bases de madera que sostienen las paredes. Cada una de estas piezas será restaurada por medio de injertos de madera de pochote”, dijo Herrera.
El agua de lluvia también causó estragos en la estructura de la cubierta, y fue necesario restaurar una parte del techo, el cual presenta varios ornamentos tallados en madera. “Hay que destacar el trabajo artesanal de estas construcciones pues fueron diseñadas y levantadas por personas que no eran arquitectas, pero realizaban un trabajo muy fino y cuidadoso. Se nota que le ponían cariño al asunto”, opinó Herrera. La empresa que ejecuta las obras de restauración es América Ingeniería, S. A.
Por su parte, el director interino del Centro de Patrimonio, Adrián Vindas, declaró que se realizará un reforzamiento en la estructura pues ha sufrido un debilitamiento a raíz de los sismos, incluido el del pasado 5 de setiembre.
“Los daños se presentan en las torres de la fachada y en las 12 columnas interiores”, dijo Vindas.
Para don Leonidas y sus coterráneos, las columnas simbolizan los 12 apóstoles. “Esta iglesia se construyó con el esfuerzo de una comunidad solidaria en una época en la que no había materiales de construcción, caminos ni medios de transporte”, manifestó este adulto mayor, miembro de una numerosa y longeva familia.
Los Villegas Cortés son 9 hermanos: 6 mujeres y 3 varones. Sus abuelos, don Mercedes Villegas y doña Froilana Briceño, fueron los fundadores del pueblo, allá por 1884. Después de la restauración le corresponderá a un grupo de feligreses rehabilitar el templo para albergar actividades religiosas. Este grupo es el Consejo Económico de la Iglesia de Quebrada Honda. Ellos también deben gestionar los recursos para el mantenimiento del edificio.
Así lo confirmaron don Leonidas y Martín Lizano, cura párroco de la parroquia de Mansión de Nicoya, a la que pertenece la iglesia de Quebrada Honda.